El 23-F de la Fórmula 1: cuando Juan Manuel Fangio fue secuestrado por revolucionarios de Fidel Castro

Juan Manuel Fangio celebra la victoria del GP de los Países Bajos de 1955.
Juan Manuel Fangio celebra una victoria
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Juan Manuel Fangio celebra la victoria del GP de los Países Bajos de 1955.

Para los españoles, el 23-F es una fecha señalada desde que en 1981 el Teniente Coronel Antonio Tejero entrase armado al Congreso de los Diputados en plena votación de la investidura a Leopoldo Calvo-Sotelo como presidente. 

Fue un intento de golpe de Estado que hubiera cambiado el país para siempre. Esa misma fecha, pero 23 años antes, fue el día de otro gran incidente que ocurrió en la Fórmula 1. Y su protagonista fue, ni más ni menos, que Juan Manuel Fangio.

El 24 de febrero de 1958 se celebró la segunda edición del Gran Premio de Cuba, un intento de la dictadura de Fulgencio Batista de blanquear su régimen y dar a conocer sus bondades al mundo. El año anterior lo había ganado Juan Manuel Fangio, ya toda una institución el deporte mundial, y por eso fue elegido para una operación de propaganda... del bando contrario.

El Movimiento 26 de julio que comandaba el joven guerrillero Fidel Castro planeó el secuestro del 'Chueco'. El objetivo era demostrar que Batista era incapaz de garantizar la seguridad y el buen hacer de un evento de la magnitud de un GP de Fórmula 1. Todo estaba planificado para hacer que la carrera se cancelase.

El día anterior a la carrera, el 23 de febrero, en el hall del Hotel Lincoln de la Habana, Fangio fue interceptado por Manuel Uziel, uno de los comandos del operativo que organizó el conocido guerrillero Faustino Pérez y uno de los hombres fuertes de Castro. Con un revólver en la mano, fue muy claro en sus palabras hacia Fangio: "Tiene que acompañarme. Queda usted en manos del Movimiento 26 de julio".

Fangio se lo tomó casi como una broma, no siendo consciente de lo que ocurría, hasta que le metieron en un coche. Estuvo circulando por la ciudad durante varias horas, momento que aprovechó para intentar negociar su liberación, e incluso pararon en casa del propio Uziel, donde le presentó a su mujer y a su bebé recién nacido. El objetivo de este secuestro 'amable' era convencer a Fangio de que hiciera de altavoz internacional de sus reivindicaciones.

EL TRÁGICO GP DE CUBA de 1958

  • El francés Maurice Trintignant sustituyó a Fangio en una de las carreras más trágicas de la historia de la competición. El cubano Armando García Cifuentes se estrelló contra las gradas que estaban situadas en el circuito de la Avenida del Malecón. Murieron seis personas y otras 40 quedaron heridas. Fangio siempre atribuyó a la providencia que los secuestradores le evitaran vivir (y quizá morir) ese accidente.

Los miembros del operativo y el piloto acabaron en un apartamento. Allí, los secuestradores le dejan claro que no van a liberarle a tiempo para disputar la carrera del domingo, que ni siquiera vio por televisión. Se ahorró sentir el horror de la tragedia que se produjo: un piloto local, Armando García Cifuentes, perdió el control de su coche y se estrelló contra las gradas. Murieron seis personas y 40 resultaron heridas. La carrera se detuvo y se dio por vencedor a Stirling Moss.

Acabada la carrera, los secuestradores se vieron ante una eventualidad que no habían planificado: qué hacer con Fangio y cómo liberarle. La mediación del periodista Manuel Camín propició su llegada a un apartamento cercano donde le recogió el embajador argentino en Cuba, Raúl Aurelio Lynch, que era además familiar de Ernesto 'Ché' Guevara.

Fangio nunca guardó rencor a sus secuestradores. De hecho, llegó a tener amistad con varios de ellos. Faustino Pérez y Arnol Rodríguez, ya como altos cargos del régimen castrista, le invitaron a Cuba en 1981 donde fue recibido por el propio Fidel como un invitado de honor. 

Aquel 23-F acabó bien para Fangio (siempre consideró que los secuestradores le habían salvado la vida, ya que podría haber estado en el accidente), fue un golpe de efecto de la revolución y Castro lo usó en numerosas campañas con fines propagandísticos. El 'Chueco' admitió tiempo después que, "como argentino", aseguró que los rebeldes tenían una causa noble detrás de su secuestro y como tal debía apoyarlo. La derecha política de su país nunca se lo perdonó.

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