Desastre del Real Madrid que reaccionó tarde al vendaval Shakhtar

Mendy, durante el partido ante el Shakhtar.
Mendy, durante el partido ante el Shakhtar.
EFE
Mendy, durante el partido ante el Shakhtar.

La nueva costumbre de este Real Madrid parece tirar los partidos en las primeras mitades. Ante el  Shakhtar, el conjunto blanco ofreció una imagen bochornosa, indigna del escudo que defiende. 

Fue bailado por los ucranianos y al descanso, el marcador reflejaba un 0-3 tan sonrojante como fiel reflejo de lo que había sucedido. Hubo amago de remontada tras el paso por los vestuarios, pero la reacción no fue suficiente, los de Zidane arrancan de nuevo la fase de grupos de la Champions con una derrota.

La primera parte blanca fue esperpéntica, ridícula. Parecía difícil superar lo sucedido ante el Cádiz, pero lo lograron con creces los hombres de Zidane. El Shakhtar solo tuvo que defenderse con orden y salir con el balón jugado ante la errática presión madridista para montar un contragolpe tras otro, todos ellos con aroma de gol. 

El primer aviso fue un mano a mano que Courtois le sacó a Marlos con error de Militao previo en la marca, el preludio de lo que iba a suceder después. Una gran jugada de Kornienko hizo que el balón le llegara a Tete que no adelantó a los ucranianos.

La timidísima respuesta blanca fue un cabezazo flojo de Jovic, mientras que el Shakhtar seguía llegando en oleadas a la contra. Un disparo de Tete lo repelió Courtois y, Varane, al intentar evitar el remate de un rival, se metió el balón en su portería. Sin Sergio Ramos, la pareja de centrales volvió a hacer aguas como en Mánchester.

La tragedia blanca no había acabado y, en pleno desconcierto, otro grave error atrás costó el tercero. Marcelo tiró mal el fuera de juego, Militao no acompañó la jugada inexplicablemente y Tete, de tacón, le regaló el tercero a Salomon. Por suerte para el Real Madrid, no había público, la pitada hubiera sido de las de época.

Zidane metió en el campo a Benzema y puso a Casemiro de tercer central. Fuera por el cambio táctico o por una bronca en el vestuario, lo cierto es que el panorama cambió radicalmente. El Madrid jugó con tensión, con energía, y obligó al Shakhtar a defender muy atrás. Un zapatazo de Modric empezó a dar esperanzas a los blancos y, tras un error de la zaga ucraniana, el recién ingresado Vinícius hizo el segundo. Quedaba media hora, había partido.

Dominaba el conjunto blanco, pero sin llegar a crear ocasiones claras de gol. Solo Vinícius inquietaba a la zaga eslava, pero sin compañía y sin rematador para sus jugadas mientras el Shakhtar amenazaba con sentenciar el partido en cada contragolpe.

Tuvo el empate el Madrid en el descuento, cuando Valverde marcó con un disparo desde la frontal en un córner, pero Vinícius estaba en fuera de juego e interrumpía la visión del portero. La tragedia blanca se consumaba con el peor inicio posible en la Champions.

 
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