La Fiscalía francesa ha archivado la causa sobre el uso de pequeños motores ocultos en las bicicletas, con el fin de aumentar el rendimiento en el ciclismo profesional, por no haber hallado pruebas concluyentes de que el dopaje tecnológico sea una práctica extendida.
Según informa L'Equipe, la investigación de varios años finalizó al no encontrar ninguna evidencia de la existencia de dopaje tecnológico.
Dos magistrados apoyados por la división de delitos financieros de la fuerza policial francesa comenzaron la investigación en 2017, después de que una investigación preliminar sobre un posible dopaje tecnológico sugiriera un complot al más alto nivel, que beneficiase a ciclistas de renombre, permitiéndoles aprovechar los últimos avances tecnológicos en el campo de los motores eléctricos.
Según L'Equipe, los investigadores no cuestionaron al expresidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) Brian Cookson, ni al exdirector general Martin Gibbs, ni al exdirector técnico Mark Barfield, pero sí al húngaro Istvan Varjas, "el autoproclamado inventor de los motores ocultos".
Precisamente, Brian Cookson se manifestó hace unas horas en Twitter compartiendo la noticia de L'Equipe sobre el cierre del caso. "La policía no encontró nada", remarcó.
You’ll have to allow me a wry smile about this....... https://t.co/6O0kMiqWdu
— Brian Cookson OBE (@BrianCooksonOBE) June 27, 2020
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