"Lo que importa es cómo te las arreglas para vivir con eso. ¿Puedes dormir por la noche? En mi caso, sí. Podría ser peor, podría ser Floyd Landis y despertarme cada mañana sintiéndome como una mierda. No lo creo, lo sé", relata Lance Armstrong en la segunda parte de su documental exclusivo para la ESPN.
El texano apunta que "la forma" en la que se comportó "como líder de un deporte, de una causa, de una comunidad, es inexcusable". "Mi comportamiento fue totalmente inapropiado. Aproveché mi posición, y por esto lo siento profundamente", añadió.
Además, el de Austin lamenta que haya ciclistas como él o Marco Pantani que hayan quedado marcados por siempre con la mancha del dopaje y que otros como su compatriota George Hincapie o el italiano Ivan Basso hayan conseguido volver a tener buena reputación.
"En Italia, Basso es como el resto, mientras que Pantani fue destruido en la prensa. Le echaron del ciclismo y murió. Y en los Estados Unidos, Hincapie es alabado, le ofrecemos trabajo, le invitan a las carreras, le compramos su ropa, y yo estoy siendo destrozado. Menuda mierda", confiesa.
También tiene palabras para su hijo Luke, que actualmente juega al fútbol americano en su universidad, y al que le diría que sería "una mala idea" si decidiese mejorar su rendimiento a través de las sustancias prohibidas. "En la NFL, sería otra cosa, pero en este punto de su carrera, no valdría la pena", advierte.
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