El coronavirus destroza al director deportivo del LCR Honda de MotoGP: "Vengo de dejar a mi padre muerto y a mi madre encerrada"

Óscar Haro, director deportivo del equipo LCR Honda de MotoGP.
Óscar Haro, director deportivo del equipo LCR Honda de MotoGP.
IG @OscarHaroTasende
Óscar Haro, director deportivo del equipo LCR Honda de MotoGP.

Óscar Haro, director deportivo del equipo LCR Honda de MotoGP, ha sufrido como tantas otras familias la dureza del coronavirus

En una semana ha visto cómo sus padres, ya mayores, contraían la temida enfermedad que causa el COVID-19 y en apenas unos días se llevaba la vida de uno de ellos, su padre. A su madre la ha tenido que dejar aislada, sin poder despedirse de su marido. Y por tener contacto con ambos, no puede ni siquiera abrazar a su hija, temeroso de estar infectado y contagiarla.

El técnico del equipo de motos ha grabado un vídeo de 6 minutos en los que da rienda suelta a sus pensamientos en estos duros momentos, donde aprovecha para criticar la falta de solidaridad de quien sigue saliendo de casa y de quienes no tuvieron la previsión de que algo así podía ocurrir.

La manera en la que se resume en vídeo es lo suficientemente elocuente: "Vengo de enterrar a mi padre muerto y a mi madre encerrada".

"No entiendo como una persona como él (su padre), cotizando desde los quince años, haya muerto porque no hay respiradores. Ha muerto porque hay una ley que dice que con más de 75 años ya no interesa cuidarlos. Estamos dejando morir a una generación que ha levantado este país", se lamenta un Haro que se siente destrozado tras pasar muchas horas en la funeraria. "No sabéis lo que es eso", se lamenta.

"No entiendo cómo viendo a China o Italia se nos ocurre hacer una manifestación feminista, un mitin de VOX, un concierto de la Pantoja, el fútbol… todo el mundo en la calle", se queja, y señala que "el 80% no sabe cómo está el país".

"No entiendo cómo viendo a China o Italia se nos ocurre hacer una manifestación feminista, un mitin de VOX, un concierto de la Pantoja, el fútbol..."

El mensaje se dirige a los políticos, fundamentalmente, y agradece el sacrificio extremo que está haciendo la sanidad española. "Decimos que tenemos una sanidad increíble y los chavales no tenían batas ni mascarillas que ponerse", se queja, para acabar con un alegato directo a la sociedad.

"Tenemos el mejor país del mundo, señores políticos, no lo destrocen”, señala, antes de pedir, contundente, cumplir con el deber: “Quedaos en casa, nos estamos muriendo”.

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