La bandera o el objetivo: el dilema de Mireia Belmonte da ventaja a Lydia Valentín en la carrera por ser abanderada

La nadadora española Mireia Belmonte, tras disputar la serie preliminar de los 1.500 metros libres en el mundial de Gwangju (Corea del Sur).
Mireia Belmonte, icono de la natación mundial.
PATRICK B. KRAEMER / EFE
La nadadora española Mireia Belmonte, tras disputar la serie preliminar de los 1.500 metros libres en el mundial de Gwangju (Corea del Sur).

La decisión del COI de permitir que la delegación de cada país tenga dos abanderados en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 abrió un debate que dará mucho que hablar

No hay duda de que uno de los abanderados españoles será Saúl Craviotto, máximo medallista olímpico español con cuatro medallas (dos oros, una plata y un bronce) en tres citas (Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016). Sin embargo, la noticia desvelada por Thomas Bach y celebrada por su homólogo del COE, Alejandro Blanco, inició una discusión que se centra en las dos principales aspirantes a portar la bandera nacional junto al piragüista: Mireia Belmonte y Lydia Valentín.

La norma del Comité Olímpico Español (COE) de elegir al abanderado en base a sus éxitos en JJ OO coloca a Mireia Belmonte como la principal favorita a encabezar la delegación española. La nadadora catalana es un icono de las piscinas, una referencia mundial que ha roto todos los moldes de la natación española.

En sus 12 años de trayectoria la plusmarquista mundial ha conquistando 16 medallas mundiales y 24 europeas. Además, ha participado en tres Juegos y en los dos últimos subió al podio por partida doble: ganó dos platas en Londres 2012 y un oro y un bronce en Río 2016.

Estas cuatro medallas le igualan a Craviotto y le convierten en la deportista española con mejor palmarés olímpico, lo que se atiene la normativa actual del COE para elegir a sus representantes. No obstante, la halterófila Lydia Valentín le sigue de cerca en cuanto a éxitos y es otra firme candidata a abanderar la delegación española.

Más allá del palmarés

La leonesa también se ha convertido en una leyenda de su deporte y no solo por construir un palmarés con todos los éxitos habidos y por haber, en el que destacan un triplete olímpico (oro, plata y bronce) en tres Juegos diferentes (Pekín 2008, Londres 2012 y Rio 2016). Lydia vivió dos duros reveses en sus dos primeros JJ OO, ya que el dopaje de sus contrincantes, descubierto años después, le privó de subir al podio tanto en Pekín como en Londres

Tardó 8 años en lograr su última medalla, un periodo en el que se ha convertido en la abanderada de la lucha contra el dopaje y en el que se ha ganado el máximo respeto de compañeras, rivales y aficionados. 

La desagradable situación que le tocó vivir fue catalogada como "una barbaridad" por el presidente del COE, Alejandro Blanco, quien destacó a 20 minutos que "cuando hablamos de que su palmarés tiene oro, plata y bronce... yo más bien digo que ella es oro, oro y oro. Lo ha demostrado en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos".

En cualquier caso, existen otros factores más allá de los resultados y se antojan clave en la elección de la abanderada española, que se aprobará en la Junta de Federaciones Olímpicas que se celebrará en abril.

Mireia, víctima del calendario

En muchas ocasiones se habla de los sacrificios de los deportistas en pos de sus objetivos. Mireia Belmonte siempre ha sido un ejemplo de ello, anteponiendo el entrenamiento y el descanso a los eventos sociales que podían afectar a su preparación y el plan del meticuloso entrenador Fred Vergnoux, quien tampoco es partidario de los despistes innecesarios.

No obstante, se encontrará ante un dilema muy complejo si el COE le propone ser la abanderada en Tokio: la ceremonia se celebra el día 24 de julio y ella debe nadar la mañana siguiente. El calendario olímpico siempre ha tenido esta peculiaridad, por lo que ni Mireia ni el resto del equipo de natación suelen asistir al estadio olímpico.

Acudir a la inauguración no es algo que afecte únicamente a la rutina del día previo a una competición o a las horas de descanso. Pasan unas 6-7 horas desde que recogen a los deportistas hasta que les llevan de vuelta y supone un desgaste físico y mental importante que puede echar al traste todo el trabajo del ciclo olímpico de un deportista. 

Un exceso criminal

Los preparadores en general (y los técnicos de natación en particular) entienden que desfilar en la ceremonia de inauguración de unos Juegos es una de las situaciones más especiales que se pueden vivir, pero son los primeros en saber que puede tener consecuencias y combaten contra ello cada cuatro años.

Hoy en día la preparación se hace calculando el pico de forma para 'X' día y un exceso, como por ejemplo pasar varias horas de pie -lo que afecta especialmente a nadadores- y desfilar ante un estadio abarrotado, puede hacer que se dispare cualquier nivel y su cuerpo no responda el día que tiene que hacerlo.

Mireia Belmonte lo ha ganado todo en las piscinas y se encuentra ahora ante una situación con la que todo deportista sueña con vivir. Si el COE le elige deberá analizar con su entorno, donde la opinión está dividida, los pros y los contras de vivir o renunciar a ese sueño.

8 días de ventaja

La cuestión del calendario pone en ventaja a Lydia Valentín, que no entrará en acción hasta el 2 de agosto, ocho días después de la inauguración y nunca ha ocultado que el olimpismo le debe algo por los dramas de sus medallas. Además, el hecho de que siempre compita tras la primeras semana de Juegos le ha permitido asistir a las ceremonias de inauguración de los tres JJ OO en los que ha competido.

Ambas han hecho méritos de sobra, a nivel deportivo y extradeportivo, como para encabezar el equipo español, pero solo una de ellas puede serlo. Ahora todo queda en manos dela junta del COE, que acabará con la incertidumbre en unas semanas. 

Si España lleva a dos abanderados a Tokio 2020, ¿qué mujer deportista debe acompañar a Saúl Craviotto?

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