La dirección deportiva del FC Barcelona ya activa la maquinaria para reforzar de la mejor manera al equipo de cara a la temporada 20/21. Ante un año muy complicado en el que el equipo ha demostrado bastantes carencias, el verano se prevé muy activo en materia de traspasos. El club maneja dos objetivos principales para reforzarse: Neymar y Lautaro.

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Haber dejado marchar al brasileño es uno de los grandes errores de la directiva actual... y también del propio jugador. Neymar no ha conseguido mejorar la versión que mostró en el Camp Nou y su salida, para intentar ser el heredero de Messi, ha terminado más en fracaso que otra cosa. 

Por eso mismo, lo mejor para ambos, es que el brasileño vuelva a formar parte del club azulgrana. Si ya lo intentó el verano pasado por todos los medios, este mercado volverá a la carga, con un nuevo apoyo: la FIFA. El máximo organismo del fútbol mundial, puede desbloquear la operación a la que se negó el PSG estableciendo un precio por el jugador, al haber completado ya tres temporadas en el club parisino.

De esa manera, el Barcelona podría tener que pagar 180 millones de euros para llevarse al futbolista, calculados en función de la legislación nacional, el precio de su traspaso anterior (222 millones) o su amortización hasta la fecha. Neymar tendría que llevar su caso a la FIFA antes del 8 de junio para que esta tome una decisión.

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Una de las alternativas que baraja el Barça para abaratar los costes, equilibrar su masa salarial y evitar el atasco en su ataque, es incluir en la operación a Griezmann o Dembélé, ambos internacionales con Francia y jugadores que gustan en París. 

Por otro lado, una de las posiciones que tiene que cubrir el Barça es la del delantero centro. Traer un '9' de garantías que herede el papel de Suárez es vital para las aspiraciones del equipo. El que más gusta, Lautaro.

En este caso, parece que la llegada del argentino conllevará la salida de jugadores sí o sí, ya sea en la misma operación o en traspasos independientes, siempre con el Inter. El club italiano ha estado interesado en varios jugadores azulgranas desde el año pasado, entre los que destacan Rakitic o Arturo Vidal. El chileno sería uno de los principales objetivos del equipo nerazzurro, que también querría a Semedo a cambio de su delantero.

Sin embargo, su contrato cuenta con una cláusula de rescisión de 111 millones de euros, que podrían facilitar su llegada al Barça. Esta cláusula solo podrá ser activada desde el 1 hasta el 15 de julio, por lo que Bartomeu y compañía tendrán que darse prisa por ficharle, una vez abra el mercado de traspasos.