Rowan Baxter es el desgraciado protagonista de los sucesos ocurridos en Brisbane, Australia, después de asesinar a su mujer Hannah, de 31 años, y a sus tres hijos, de 6, 4 y 3 años, quemándolos vivos en su propio coche.
El exjugador de rugby roció el coche y a su familia con gasolina para después incendiarlos dentro del vehículo, según apuntan los servicios policiales locales.
Según varios testigos de la tragedia, Hannah Baxter pudo escapar del coche y se le eschuchó gritar "¡me ha echado gasolina encima!". Sin embargo, la mujer sucumbió a las quemaduras sufridas y falleció en el hospital horas más tarde.
El propio jefe de la investigación, Mark Thompson, en declaraciones a la presna australiana, confesó que el crimen "está a la altura de algunas de las peores escenas que ha visto". También el primer ministro australiano, Scott Morrison, ha querido opinar al respecto. "Noticias devastadoras. Mi corazón está con las familias y la comunidad que atraviesan este momento trágico", tuiteó.
Devastating news out of Camp Hill. My heart goes out to the families and community going through this tragic time and the emergency responders confronting what would be a shattering scene. If you or anyone you know needs support, call Lifeline on 13 11 14. https://t.co/qJDieLMRiN
— Scott Morrison (@ScottMorrisonMP) February 19, 2020
Finalmente, el exrugbier decidió quitarse la vida apuñalándose con un cuchillo después de completar el asesinato de su familia.
Fuentes cercanas a la familia contaron al 'Daily Mail' que Baxter estaba sufriendo una depresión por el proceso de divorcio de su mujer. "No era tanto que la mujer le dejase, sino no poder ver a los niños, eso era lo más difícil para él. Ahora, era solo una sombra de la persona que acostumbraba a ser. Supongo que no ver a los niños le ha vuelto loco", comentó un amigo cercano.
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