El amor de Daniele De Rossi por la Roma, club en el que militó hasta los últimos meses de su carrera, ha llegado a límites insospechados. El ya exjugador defendió la elástica giallorossa durante 17 años, disputando así más de 600 partidos y viendo desde la grada también más de uno en las ocasiones en las que no estaba disponible para jugar.
Sin embargo, De Rossi nunca había vivido lo que significa ver un partido del equipo de tus amores desde la grada de animación, la Curva Sud, donde generalmente se sitúan los aficionados que presencian los encuentros con más pasión. No lo había hecho, hasta el pasado 26 de enero, nada más y nada menos que en un Roma - Lazio.
Es prácticamente imposible para un ídolo de la afición poder presenciar un encuentro entre los más grandes fans de su equipo, ya que causaría revueltas en la grada que enloquecería teniendo a tal leyenda a pocos metros de distancia.
Por eso mismo, De Rossi optó por disfrazarse completamente para poder ver el derbi capitalino de una forma en la que no lo había hecho nunca. Su esposa, Sarah Felberbaum compartió en sus redes sociales el cambio radical del eterno '16' y está totalmente irreconocible.
De esa manera, De Rossi pudo presenciar el encuentro sin ningún problema y disfrutar como nunca siendo un aficionado romanista más: desde su asiento y con su bandera animando al equipo.
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