La broma fantasmal a Lydia Valentín en la 'Gala Inocente, Inocente'

Lydia Valentín, durante el programa 'Inocente, Inocente'
Lydia Valentín, durante el programa 'Inocente, Inocente'
TVE
Lydia Valentín, durante el programa 'Inocente, Inocente'

La halterófila Lydia Valentín se ha enfrentado a situaciones límite durante su trayectoria. Su capacidad de esfuerzo le ha proporcionado los máximos reconocimientos deportivos: ha sido campeona olímpica y campeona del mundo. 

Lydia Valentín posa con su medalla de oro de Londres 2012.

lydia valentín

  • 10 de febrero de 1985 (edad 34 años)
Triple corona: Oro olímpico, campeona del Mundo y de Europa. 

Sin embargo, lo que no esperaba es el reto que tuvo en la 'Gala Inocente, Inocente 2019', el ya tradicional programa televisivo que que cada 28 de diciembre intenta recaudar fondos para los más necesitados. La levantadora leonesa no se había enfrentado a una situación similar en su vida y su cara fue reflejo de ello. 

Todo empezó en una reunión en un salón de actos para realizar un evento. El escenario perfecto para la inocentada que estaba a punto de sufrir la laureada campeona. Un ramo de flores sería la pieza clave de la historia, recogido por un señor con un aspecto de otra época. 

Las flores desaparecieron ante la mirada de los allí presentes, un hecho que hizo a los responsables acudir a las cámaras de seguridad. Estas certificaron que lo que había ocurrido allí era un hecho sobrenatural: el ramo sobrevolaba la escena sin que nadie lo sujetase. Lydia, que asistía incrédula ante la situación, no sabía qué decir. 

Los responsables, que sabían previamente lo que ocurría, le explicaron que era un antiguo trabajador a sus 125 años, obviamente ya muerto, le gustaba seguir vagando como fantasma por los pasillos de las estancias. Todo una situación inexplicable.

Frases como "Es muy heavy" o "Estoy cagada" reflejaron la incredulidad a la que se enfrentaba la deportista española.  

Todo acabó cuando los actores de programa confesaron lo ocurrido y entregaron el ramo de flores, este sin volar, a Valentín. Una inocentada que dejó a la española con un alivio tremendo en el cuerpo, ya que no daba crédito a lo que habían visto sus ojos. 

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