[Crónica Sitges 2013] Un final de sectas y navajas

El festival más fantástico de la Península cierra sus puertas: aquí están nuestras reflexiones sobre el palmarés y las últimas proyecciones. Por TONI VALL
[Crónica Sitges 2013] Un final de sectas y navajas
[Crónica Sitges 2013] Un final de sectas y navajas
[Crónica Sitges 2013] Un final de sectas y navajas

¿A quién se ha premiado?Un palmarés con poco a discutir. Pues sí, pocos peros se le pueden poner al fallo del jurado de esta 46 edición. Se percibe una doble intención conciliadora entre premiar lo consagrado y reconocer el talento de lo emergente. Resumiendo lo más importante, la mejor película –complicado escoger entre una sección oficial con una treintena de títulos- ha sido Borgman, de Alex Van Warmerdam, con bastante mili a sus espaldas, una decisión defendible puesto que se trata de un film maduro y preciso, algo alargado en su conjunto, pero rodado con exquisitez y capaz de remover el subconsciente cinéfilo de quien recuerde Funny Games o Teorema. Algo mimético pero valioso. Mejor director para los aplicados Navot Papushado y Aharon Keshales, responsables de Big Bad Wolves ­–que recuperé a toda prisa avisado de que podría llevarse algo gordo- historia de judaísmo y atmósfera malsana, capaz de transmitir un mal rollo muy acorde con los gustos de exégeta de Sitges. Nada que objetar al premio especial del jurado para la estupenda Only Lovers Left Alive. Hubiese sido absurdo que Sólo Dios perdona no se llevara la mejor fotografía y no comprendo que la mejor película que he visto en diez días, Jodorowsky’s Dune, se conforme solo con una mención especial del jurado que parece solo para cubrir el expediente.

¿Qué han dejado para el final?La última jornada, cuando uno ya va con las fuerzas de reserva, fue turno para la clausura con The Sacrament, producida por Eli Roth –¿es ubicuo o solo me lo parece a mí?- y dirigida por Ti West. Cuenta el caso real del suicidio colectivo de Jonestown (Guyana) en 1978, en el que murieron más de 900 personas. West nos lo cuenta desde el punto de vista de dos reporteros de la revista Vice que acompañan a un amigo a visitar a su hermana. No tardan en descubrir el pastel y a ver amenazada su vida. Cámara en mano, recalcando su mirada periodística y usando un lenguaje directo y agresivo, West consigue un relato potente y de satisfactorio punch. Es una lástima que no haya prestado más atención a ciertos detalles de guión que denotan precipitación y verosimilitud discutible.

No sé vosotros pero yo no atino en el secreto del incasable instinto prolífico de Takashi Miike. Abonado al festival desde ya tiempos inmemoriales, el japonés ha pasado ya por todo tipo de estratos creativos, desde el aspaviento infantil al colorismo, desde la perversión de los géneros clásicos a la creación de un género neologista propio. Los últimos años se ha instalado en una madurez impecable marcada por la sobriedad de corte clásico. Bueno, es un decir, ya que no duda en subvertirla cuando le conviene: Ninja Kids (2011). Diría yo que desde 13 asesinos –cuya visión me conmocionó profundamente- es otro. Su estancia de este año ha venido marcada por el homenaje a toda su trayectoria, la edición de un libro estupendo coordinado por Ángel Sala y Desirée de Fez, y la presentación de Lesson of the Devil. Ya la hemos visto, sí. De hecho, nos la sabemos al dedillo. Pero ¡vaya tela! Miike vuelve a sacarse de la chistera una trama emponzoñada de mala leche, humor negro y mucha sangre. Sorpresiva de entrada y progresivamente predecible, su protagonista es un joven profesor de instituto que mantiene con compañeros de trabajo y alumnos una relación especial, marcada por los sobrentendidos, las neuras y otros peligros inminentes. Alguien que escucha obsesivamente la Mack the Knife, la mítica canción de Kurt Weill para La ópera de cuatro cuartos, puede no ser del todo de fiar. Y efectivamente, lo habéis adivinado. El drama está anunciado.

Más de CINEMANÍA en Sitges 2013:

Crónica 8: James Wan y Jodorowsky, ¿hablan el mismo idioma?

Crónica 7: Tu cuerpo es una máquina de placer y dolor

Crónica 6: Juan Cavestany y Joss Whedon tiran de agenda

Crónica 5: De penes, risas, niñas y Júpiter

Crónica 4: Los reincidentes vuelven a Sitges

Crónica 3: El eterno Brian De Palma y el bendito espíritu de 007

Crónica 2: Del gore de Eli Roth al fin del mundo con Simon Pegg

Crónica 1: Frodo Bolsón conoce a George Kaplan

5 recomendaciones sui géneris para Sitges 2013

Mostrar comentarios

Códigos Descuento