La madre de Terri, desolada, se abre paso a través de un cerco de fotógrafos y periodistas. Se encuentra en las inmediaciones de un hospital en Florida. Su hija Terri, de 41 años, acaba de dejar de respirar.
Peter Foley/EFEUna sonda se encargaba de alimentar a Terri Schiavo cada día. Así fue durante los últimos 14 años. Un ataque cardíaco a causa de una súbita bajada de potasio en su organismo la condenó a una cama para siempre. Cuando ocurrió Terri tenía sólo 26 años.
EFEEl caso de Terri Schiavo, la mujer que llevaba 15 años prisionera de una sonda alimenticia, conmocionó socialmente tanto a quienes defendían el derecho a la vida como a los partidarios de la eutanasia.
Carlos Barria /ReutersTerri Schiavo no se podía mover, aunque a veces sonreía. "También llora", había dicho su madre. El marido de Terri aseguraba que ella no deseaba vivir así, artificialmente. Los padres de la fallecida, Bob y Mary Schindler, no opinaban lo mismo.
ReutersDesde entonces, Terri fue desconectada de su máquina y reconectada hasta tres veces. Finalmente todos los organismos judiciales tomaron la decisión que consideraban más justa para esta mujer de 41 años. No todos estaban de acuerdo.
Carlos Barria /ReutersTambién el presidente Bush tuvo algo que opinar en el caso Schiavo. Contrario a la eutanasia, declaró: "los que viven a merced de otros merecen nuestra especial preocupación".
Kevin Lamarque/ReutersLa Iglesia también se ha mostrado contraria a la última decisión de los jueces. El Vaticano, en un comunicado, declaraba que se había anticipado una muerte. "Lo legal no es siempre moral", reza la pancarta que muestra este religioso en la fotografía.
ReutersDesde que un juez dictaminara hace unas semanas la desconexión definitiva de Schiavo, miles de detractores de la eutanasia se han congregado en los alrededores del hospital donde yacía, siempre silenciosa, Terri.
Chris Livingston/EFEAlgunos, incluso, no dudaron en pernoctar en un campamento improvisado, junto al hospital. Pequeños altares caseros ayudaban al rezo.
Chris Livingston/EFELas plegarias, esta vez, no han logrado mantener con vida a Terri, la mujer que, ajena al revuelo que ha suscitado su caso en los medios y entre los ciudadanos, nunca pudo expresar cuál quería que fuera su futuro.
Carlos Barria /ReutersNo conocía a Terri Schiaro hasta que el caso alcanzó los medios de comunicación. Tampoco llegó a conocerla personalmente después. Hoy se siente unida a esa mujer que aparecía postrada sobre una cama en las fotografías.
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