Una exposición recuerda los 30 años de la muerte de Jean Genet, ladrón, vagabundo, dinamitero...

  • Eterno rebelde, cercano a los excluidos y preso por homosexual y pornógrafo, el autor francés es el protagonista de la muestra 'La bella escapada'.
  • Muerto hace tres décadas de un cáncer de garganta, el autor de 'Diario del ladrón' y 'El milagro de la rosa' mantiene su condición de poeta de la libertad y la anarquía.
  • Sin padre, madre, país o destino, labró una obra cuyo eco puede percibirse en el cine, la pintura, el teatro, la literatura, la música...
Obra de arte urbano en el puerto francés de Brest dedicada a Jean Genet
Obra de arte urbano en el puerto francés de Brest dedicada a Jean Genet
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Obra de arte urbano en el puerto francés de Brest dedicada a Jean Genet

"Reconozco una profunda belleza en ladrones, traidores y asesinos, en el despiadado y la astucia: la belleza de los hundidos". Fallecido hace treinta años en la habitación de un modesto hotel de París —no se podía imaginar otra residencia final para quien hizo de la errancia una forma de ser—, Jean Genet (1910-1986) fue quizá el último de una extirpe en extinción, la de los "puritanos del mal", como le llamó con nada disimulado cariño alguno de sus amigos.

El aniversario de uno de los grandes creadores del siglo XX —escribió poemas, teatro y novelas que eran siempre autobiográficas— es recordado en la exposición Jean Genet, l'echappée belle (Jean Genet, la bella escapada), organizada hasta el 18 de julio por el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo (MUCEM en sus siglas en francés) de Marsella.

'Escenario ideal'

La muestra, estructurada en torno a la necesidad de movimiento del artista, propone una visión de la geografía del sur de Europa como un "escenario ideal" para la vida y el amor del escritor, un desposeído, hijo de padres desconocidos, que sólo consideraba como patria la tierra sobre la que caminaban sus pies.

La leyenda negra y cierta de Genet —vagabundo, ladrón, chapero, legionario, resistente, anarquista, preso por pornógrafo (Picasso y Cocteau reclamaron su libertad)— ha quedado anulada tiempo atrás por una obra cuyo eco puede percibirse en el cine, la pintura, el teatro, la literatura y la música.

El primer 'outsider'

Para algunos fue el primer outsider. Proclamaba que "rechazando las virtudes del mundo, los criminales irremediablemente se comprometen a organizar un universo prohibido y a vivir en él" y no enunció el lema con intención estética sino para como regla de vida. Consideraba "nauseabundo" el aire que respiraban los burgueses y, por tanto, era un personaje peligroso y sufrió ataques despiadados.

La exposición recibe al visitante con la famosa escultura de Giacometti que podría pasar por una metáfora de Genet, El hombre que camina, colocada al lado de otros dos retratos que el mismo artista hizo del literato, un óleo de 1954 con el modelo envuelto en un marasmo de líneas que parpadean y un dibujo más naturalista. El trío de obras desea abrir los tres caminos por los que transitó Genet y las tres condiciones que articularon su vida: ladrón andariego, dramaturgo y activista político.

Tres libros clave

Los organizadores eligen hacer frente a la parte literaria de la exposición punteando el itinerario geográfico de Genet por los países mediterráneos a partir de tres libros, cada una anclada en una zona distinta: Diario del ladron (1949), Los biombos (1961) y Un cautivo enamorado (1986, póstumo).

La trilogía no es caprichosa: resume el "intento de escapar del mundo occidental", se desarrolla en España, el norte de África y Oriente Medio y abarca, respectivamente, la autobiografía de ratero, estafador y buscavidas de Genet;  el rechazo a la colonización y sus horrores y, finalmente, las experiencias personales del escritor cuando fue uno de los primeros extranjeros en entrar en los campos de refugiados del Líbano tras las matanzas de 1982 de Sabra y Chatila.

'Prisionero del amor'

El museo de Marsella expone manuscritos, fotografías, documentos oficiales —entre ellos informes policiales psiquiátricos y penitenciarios sobre Genet—, primeras ediciones, diarios personales, entrevistas filmadas y obras de arte inspiradas en el autor, un perpetuo dinamitero contra la dominación, un hijo de los bajos fondos que se convirtió en símbolo de la libertad y, como dicen los organizadores, un "prisionero del amor".

Los comisarios de la muestra, que consideran a Genet "uno de los escritores más importantes del siglo XX", han optado por concluir el recorrido con una fotografía de la tumba de Genet, modesta, enfrentada al mar y encalada de blanco, en el cementerio español de Larache, paraje norteafricano en el que pidió ser enterrado —fue el último cristiano sepultado en el lugar—. Seguía considerando que aquella tierra era el "refugio ideal" para alguien que nunca tuvo una patria concreta.

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