Los accidentes acuáticos en menores de edad en Canarias aumentan un 5% en lo que va de año

  • Los accidentes acuáticos en menores de edad en Canarias han aumentado un 5 por ciento en lo que va de 2017, ya que hasta el momento un total de 14 niños han sufrió algún incidente en lo que llevamos de año frente a los 10 del pasado año en el mismo periodo de tiempo.
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COPY:L.J.CAMEJO
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Al respecto, el periodista canario Sebastián Quintana, autor de la campaña para la prevención de accidentes acuáticos 'Canarias, 1500 Km de costa' recordaba el caso de un menor de 4 años que sufrió un ahogamiento esta semana en la piscina de un complejo hotelero de la isla de Fuerteventura, donde el menor resultó afectado con lesiones de carácter grave.

De este modo, recuerda que el ahogamiento en una piscina genera consecuencias "más graves que sufrirlo en el mar", ya que aseguró que ahogarse en agua dulce "es más peligroso" que en agua salada porque el organismo identifica "el agua dulce como si fuera sangre y es asimilada, expandiéndose al torrente sanguíneo que revienta las células en dos minutos", según informa Portada de Comunicación en nota de prensa.

De hecho, añadió, la explicación tiene causas fisiológicas, ya que el agua dulce "tiene componentes similares a los de la sangre, de tal manera que el organismo identifica el agua dulce como elemento no extraño dejándola pasar a los pulmones sin resistencia".

Posteriormente, también pasa de los pulmones "en cuestión de segundos al torrente sanguíneo, a modo de ósmosis, diluyéndose en la sangre y provocando una insuficiencia orgánica reventando literalmente las células". Así, expone que de acuerdo con esto, los expertos miden de dos a tres minutos esos efectos mortales, máximo si la víctima es menor de edad.

Sin embargo, con el agua salada, al aspirarla, el organismo la identifica como elemento extraño; es decir, al tragar el agua salada, el cuerpo se autoregula transfiriendo el agua a los pulmones y retrasando la posible muerte del afectado. Además hay que añadirle la menor flotabilidad del agua dulce en comparación a la salada.

Finalmente, avisa de que en el denominado ahogamiento incompleto o retardado, no se debe fiarse de un niño que haya sufrido un ahogamiento y se haya podido recuperar, incluso haber perdido la conciencia. En concreto, advierte que si el menor presenta síntomas de cansancio, pesadez y tos, en definitiva, tiene dificultad para respirar, eso significa que el agua acumulada va ocupando de manera progresiva la cavidad pulmonar y expulsando el oxígeno, esto puede acabar en la muerte por ahogamiento hasta 72 horas después de registrarse el episodio.

Por este motivo, y a pesar de la apariencia de normalidad, la recomendación de los expertos es llevar inmediatamente al menor o al adulto a un centro hospitalario nada más producirse el incidente.

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