Brito y Picatoste planearon su fuga en diez días haciendo 60 llamadas

En la cárcel sólo están permitidas 16 comunicaciones al mes. En el primer día de juicio, los dos presos confiesan todos los delitos que les imputan, excepto la violación de una joven en Collserola.
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Manolo S. Urbano
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En tan sólo diez días, Francisco Javier Picatoste y Manuel Brito prepararon la fuga de este último de la prisión Ponent de Lleida intercambiándose algunas cartas y 60 llamadas telefónicas, a pesar de que en la cárcel sólo están permitidas 16 comunicaciones al mes. Los dos hombres protagonizaron, el 14 de octubre de 2001, una sangrienta huida que terminó con un chico muerto, su novia violada y un aspirante a Mosso d’Esquadra hemipléjico. La fiscalía pide provisionalmente 93 años de cárcel para Brito y 79 para Picatoste.

Brito admitió ayer ante los jueces todos los delitos que le imputa la fiscalía, menos la violación de la chica en Collserola, donde junto con Picatoste permaneció casi un mes escondido con la ayuda de otros cinco inculpados que les dieron agua y alimentos.

En el juicio, Brito confesó haberse autolesionado para que lo trasladaran al hospital Arnau de Vilanova de Lleida. Allí, según el plan, le esperaba su amigo Picatoste, que para deshacerse de los mossos que custodiaban el preso no dudó en dispararles, dejando malherido a uno.

Violación en Collserolad

En su huida llegaron hasta Collserola, donde se encontraron con una pareja en el interior de un vehículo. Brito admitió que «instintivamente» disparó todo el cargador de su revólver contra el joven pero aseguró que «ni siquiera» tocó a la chica.

En este punto su compinche le contradijo. Picatoste confesó que cuando supo que Brito violó a la joven estuvo a punto de matarlo. «Si lo hubiera visto (violándola)» –aseguró– «no estaría él (por Brito) aquí sentado». Aquí, dijo, se acabó su amistad.

Refuerzan la seguridad

El juicio contra los dos prófugos obligó ayer a la Audiència de Barcelona a reforzar fuertemente las medidas de seguridad habituales para evitar que se produjeran fugas o altercados. En la foto, mossos y guardias civiles custodian a los dos procesados en el receso de la vista.

Indemnizaciones millonarias

Negligencias en cadena: La fiscalía entiende que una suma de «negligencias» permitieron a Brito y Picatoste la huida en la que dejaron un sangriento historial. Por estos errores las acusaciones consideran a la Generalitat como responsable civil subsidiaria y cifran las indemnizaciones en 650.000 euros.

Mosso en prácticas: El aspirante a Mosso que quedó hemipléjico reclama a la Generalitat 1,8 millones de euros. Ayer criticó que nadie le avisó de que Brito era un preso peligroso. A raíz de este incidente, la Conselleria de Justícia reforzó las medidas de seguridad en el traslado de reclusos a centros médicos.

Violación: También la familia del joven muerto a tiros en Collserola reclama que la Generalitat le indemnice con 600 millones de euros porque el homicidio lo perpetraron dos presos huidos.

Locutorios controlados: El sangriento episodio también sirvió para que las cárceles cambiaran el protocolo en las comunicaciones entre presos y el exterior. Hasta ese momento, los reclusos informaban del número que querían conectar pero en la práctica eran ellos mismos los que lo marcaban.

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