'Westworld': Así funciona el vestido reversible de Dolores

La tercera temporada de Westworld se acerca a su fin, pero la serie de Jonathan Nolan y Lisa Joy ya tiene asegurada una cuarta temporada. Así que la guerra de las máquinas contra los humanos (y contra otras máquinas) seguirá sin cuartel en HBO durante un año más.

Mientras tanto, podemos detenernos a revisar algunos de los aspectos más llamativos de la tercera temporada, que no ha ido escasa de ellos entre giros imposibles, cameos sorprendentes y citas cinéfilas en la banda sonora. Cada detalle de Westworld está calibrado al milímetro, y eso incluye el diseño del vestuario de cada personaje, ya sean robots o seres humanos habitando en el futuro.

En concreto, este impresionante vestido reversible que en medio parpadeo pasa de negro a dorado que Dolores (Evan Rachel Wood) lució en el primer episodio de la tercera temporada sigue generando admiración.

Shay Cunliffe, la diseñadora de vestuario de Westworld (nominada a un premio Emmy en el año 2000 por una adaptación de Annie) explicó en una entrevista para ET Online que la epatante transformación de vestuario de Dolores tiene mucho más que ver con sus inicios en el mundo del teatro independiente y de bajo presupuesto que con ningún avance pintoresco en el mundo de la moda.

"Al principio de mi carrera trabajé en pequeñas producciones del East Village, con apenas dinero para el vestuario pero una gran necesidad de hacer cambios de vestuario muy rápidos y llamativos, para que hubiera variedad sobre el escenario y los actores se vieran distintos", recuerda Cunliffe.

La diseñadora decidió incorporar esa experiencia a la gran entrada en escena de Dolores cuando llega a la fiesta y se cambia en un parpadeo. Más que efectos digitales, lo que hay detrás de la metamorfosis del atuendo es la destreza en la confección del vestido y la habilidad de Wood para cambiarlo de un estado a otro, como puedes ver en este vídeo de ensayo.

Westworld Costume design by Shay Cunliff from r/westworld

"No era suficiente que el vestido se transformara: tenían que ser dos prendas que le quedaran bien y de manera creíble; que cada una por sí sola fuera un vestido espectacular", explica Cunliffe. "También tuve en cuenta que el tejido se deslizara y colgara de manera natural, sin quedarse pillado o formando pliegues".