'Ultrasecretos': el equipo de 'Gravity Falls' conspira en nuestro favor

La nueva serie animada de Netflix nos abre las puertas del gobierno en las sombras.
Fotograma de 'Ultrasecretos'
Fotograma de 'Ultrasecretos'
Cinemanía
Fotograma de 'Ultrasecretos'

Cuando Shion Takeuchi empezó a pensar en Ultrasecretos, lo último que tenía en mente era el mundo real. La artista, veterana de Pixar y criada entre reposiciones de Expediente X y lecturas del Weekly World News, llevaba décadas fascinada por la idea de las conspiraciones – y empezó a plantearse que, de existir realmente un gobierno secreto controlando todo entre las sombras, probablemente estaría llevado por la misma panda de incompetentes que cualquier otra empresa.

Así nació, en sus propias palabras, “la workplace sitcom más extraña del mundo”: una situada en Cognito Inc., la empresa encargada de usar el mundo como su marioneta personal. Estructurada como una comedia de oficina pero aprovechando al máximo el medio de la animación para llegar hasta el límite del absurdo, casi cada una de sus propuestas parte de un concepto costumbrista que acaba transformándose en delirio absoluto. 

Episodios que abren con la compañía planteándose a quién despedir se resuelven mediante enfrentamientos de body horror puro contra criaturas formadas de clones de JFK, logrando de algún modo que el camino se sienta hasta coherente y gradual

Fotograma de 'Ultrasecretos'
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Pero nada de esto funcionaría sin su núcleo emocional. Pese a inevitables comparaciones con Rick y Morty, Takeuchi está muchísimo más interesada que la serie de Dan Harmon y Justin Roiland en filtrar toda la locura a través de sus personajes, y nadie representa esto mejor que su protagonista. 

Cada concepto conspiranoico que la serie explora, desde los reptilianos hasta el aterrizaje en la luna, se supedita temáticamente a los arcos de personaje de Reagan Ridley de una forma tan encomiable como efectiva; y le permite contar con una tridimensionalidad que solo ensalza la hilaridad y la sátira que la rodean.

Por ello, no resulta sorprendente que Takeuchi haya ido reclutando al equipo de la joya en la que trabajó como guionista, la maravillosa Gravity Falls, cuyo estatus de culto solo ha aumentado con los años. Su propio creador, Alex Hirsch, sirve aquí de coguionista y productor; y la serie incluso cuenta con la supervisión de Michael Rianda y Jeff Rowe, también los principales responsables de la mayor sorpresa animada del año, Los Mitchell contra las máquinas.

Fotograma de 'Ultrasecretos'
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Toda esta cantera brilla especialmente en entregas como The Brettfast Club, situado en un pueblecito que Cognito mantiene atrapado en los años 80 como forma de seguir vendiendo productos descatalogados y retirados del mercado. 

Los malabares con mil elementos que el equipo llevaba a cabo de forma constante en la serie de Hirsch se mantienen en plena forma aquí, en un episodio que hermana a la perfección una burla despiadada a la fiebre de la nostalgia con un emotivo foco en el personaje de Brett – y aún le sobra tiempo para añadir una subtrama con tantas ganas de cachondearse de E.T. y Los Goonies como de todo lo que ha bebido de ellas desde entonces. Ellos mismos incluidos.

La serie alcanza su punto álgido hasta la fecha en su season finale doble, culminando en una exploración figurativa y literal de la psique de Reagan que reinventa por completo la serie, destruyendo su statu quo y terminando de mostrarnos las cartas de su tesis mediante una revelación que significa tanto para su protagonista como para aquellos que despreciamos el objetivismo en todas sus formas. La serie ya está renovada, así que a la espera de su regreso, es de admirar el potencial infinito que tal volantazo cede a una serie que ya parecía contar con un arsenal casi interminable de ideas originales.

Fotograma de 'Ultrasecretos'
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Sin embargo, será un regreso que vendrá con bagaje adicional. En pleno desarrollo de la serie, el submundo de las conspiraciones se fue convirtiendo en un factor genuino en la política internacional, siendo clave en sucesos como el asalto al Capitolio. Una sorprendida Takeuchi dejó claro su descontento con todo ello, subrayando el largo proceso que implica la animación – pero tal cosa podría influenciar sin dudarlo la forma de enfocar sus futuras entregas.

A la espera de ver si Takeuchi y su equipo encuentran la forma de establecer un equilibrio entre el universo de sus protagonistas y nuestra existencia más reciente; la duda principal reside en si su genial serie, tan enamorada de llevar todo al límite, podrá competir con lo absurdo del mundo real.

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