'S.T.A.L.K.E.R': Los videojuegos radiactivos que te llevan a Chernobyl

En 1972, los hermanos Arkadi y Boris Strugatski (los maestros de la ciencia-ficción soviética) publicaron Picnic extraterrestre, una novelita extraña y desoladora que puso de uñas a los censores pero encantó al público. En 1979, Andrei Tarkovski adaptó el libro (de aquella manera) en Stalker, un filme también extraño, también tristísimo y que, como su precursor literario, tuvo graves aprietos con la censura… pero caló en la conciencia colectiva. ¿Hasta qué punto? Pues hasta el punto de que en 1986, cuando el accidente de Chernobyl aterró a la Unión Soviética (y al mundo), algunos apodaron "stalkers" a los liquidadores que se adentraban en la zona contaminada.

Décadas más tarde, en 2007, este vínculo entre ficción (la novela y el filme) y realidad (la catástrofe nuclear) cristalizó… en una saga de videojuegos. Su título es S.T.A.L.K.E.R, y las siglas que componen esa palabra (“Carroñeros, intrusos, aventureros, solitarios, asesinos, exploradores y ladrones”) dejan claro que no es un producto para niños.

Desarrollados por la compañía ucraniana GSC Game World, S.T.A.L.K.E.R. nos lleva a las inmediaciones de la central de Chernobyl en un presente alternativo. El mundo de la historia es similar al nuestro, con una 'pequeña' diferencia: aquí, el desastre nuclear fue todavía mayor, con una segunda explosión que acabó de convertir el territorio en páramo radiactivo.

¿A qué puede dedicarse uno en semejante sitio? Pues a qué va ser: a sobrevivir. 

Al igual que en la novela y en la película de Tarkovsky, los stalkers son aventureros (saqueadores, más bien) que se infiltran en la Zona. Es decir, en la zona de exclusión que rodea la central de Chernobyl. Mientras que, en el original, las peculiaridades de este lugar se deben a una visita extraterrestre, los juegos se las adjudican a unos experimentos con poderes psíquicos mezclados con radiación a saco.

Las anomalías nacidas de la radioactividad (extraños fenómenos físicos y meteorológicos) convierten la Zona en una trampa mortal. Y también son la causa de los  'artefactos', objetos con propiedades especiales por los que los stalkers arriesgan su vida.

Aunque los stalkers suelen ir por libre, la Zona está habitada por dos grupos contrarios: la facción del Deber, que consideran que el área es la mayor amenaza para la humanidad y pretende destruirla cueste lo que cueste; y la facción Libertad, que defiende que todo el mundo debería poder entrar en el lugar y beneficiarse de las anomalías.

Entre ambos, se encuentran las Fuerza Armadas de Ucrania, cuyo objetivo es mantener un cordón alrededor de la Zona, evitando la entrada de personas no autorizadas y realizando operaciones especiales en la misma.

Sin embargo, los humanos no son los únicos que habitan el área: criaturas mutadas por culpa de la radiación presentan una auténtica y terrorífica amenaza para todos. Poseen habilidades psíquicas, además de tamaños y fuerza sobrenaturales.

Y, por último, no olvidemos el corazón de la Zona: la Habitación. No te dejes engañar por un nombre tan anodino: dicen que quienes entran en este lugar ven cumplidos todos sus deseos… para bien o para mal.

El primer título de la saga cuenta la historia de un stalker sin recuerdos que tiene la misión de acabar con otro de los suyos. En el transcurso de la historia, el protagonista va averiguando datos sobre su identidad pasada, al mismo tiempo que combate contra horrendas criaturas y colabora con otros stalkers en la Zona.

El título cuenta con múltiples finales, que dependerán del dinero que hayas conseguido a lo largo del juego, las misiones que hayas completado y la memoria que el protagonista haya recuperado, entre otros.

No tardó en llegar la precuela, un año después del lanzamiento del primer juego de la saga. Esta vez el jugador controla a Scar, un mercenario veterano y único superviviente de varias oleadas de radiación procedentes de Chernobyl.

Este personaje trabaja con una facción llamada Clear Sky, encargada de investigar y comprender la naturaleza de la Zona, en la que se están produciendo escapes masivos de radiación a causa de la aproximación de un grupo de stalkers al centro de la ciudad de Pripyat. Ante el miedo de lo que podría suceder si llegan al epicentro, la facción manda a Scar, único inmune del grupo, a detener al grupo antes de que sea demasiado tarde.

El tercer y último juego publicado hasta la fecha, cuenta los acontecimientos ocurridos tras Shadow of Chernobyl, esta vez desde la perspectiva de las Fuerzas Armadas ucranianas.

El mayor Degtyarev, un antiguo stalker, es enviado a la Zona para averiguar qué es lo que ha ocurrido con los militares enviados a la central nuclear para investigar el territorio y tomar el control de la misma. Cuando todo parecía ir bien, algo ocurre y pierden el contacto con los militares enviados. Los helicópteros se estrellan casi al mismo tiempo y el silencio vuelve a reinar en la Zona.

Con su mecánica a medias shooter, a medias survival horror, la saga S.T.A.L.K.E.R. recibió críticas muy positivas tanto del público como de los especialistas. Prueba de ello es que, en 2010, sus títulos habían vendido más de cuatro millones de copias en todo el mundo, cifra suficiente como para que la desarrolladora se planteara un S.T.A.L.K.E.R 2.

Aunque fue en ese mismo año cuando GSC Game World anunció el lanzamiento de otro título de la saga, dos años después el proyecto fue cancelado y olvidado hasta mayo del año pasado. Una publicación en Twitter desvelaba que la compañía finalmente crearía S.T.A.L.K.E.R 2, utilizando la tecnología Unreal Engine 4, que daría mayor calidad a los gráficos y a la jugabilidad.

Tal y como anunció la desarrolladora poco después en el E3 2018 (conferencia mundial más importante donde las empresas anuncias sus próximos lanzamientos), el estreno está previsto para 2021, aunque todavía hay dudas del estado en el que se encuentra. ¿Contribuirá la popularidad de Chernobyl a hacerlo realidad?

Tal vez una visita a la Habitación pudiera agilizar las cosas, pero habría que llevar cuidado: la Zona es caprichosa, y lo que uno le pide nunca sale como se espera…