6 series animadas de los 90 aptas para millennials

¿Animación currada? ¿Guiones con gracia? ¿Personajes sin estereotipos? Créenos: esas cosas también existían en la animación de hace 20 años.
6 series animadas de los 90 aptas para millennials
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6 series animadas de los 90 aptas para millennials

Admitámoslo: en muchos casos, el afecto que profesamos por las viejas series de animación se debe más a la nostalgia que otra cosa. Y, al revisarlas, llega la inevitable rotura: cuando no nos decepcionamos al comprobar que su aspecto gráfico era una castaña, nos sonrojamos ante la calidad de esos guiones que recordábamos divertidísimos... o ante el tratamiento que dichos guiones le reservaban a los personajes femeninos, que solía tener mucho delito.

Los ejemplos de lo que acabamos de decir son muchos y cualquiera puede padecerlos hoy. Pero nosotros no queremos echarle sal a la herida, sino todo lo contrario: con ánimo constructivo, hemos viajado al pasado remoto (es decir, a los 90) para rescatar seis shows que los peques de hoy podrían disfrutar, contexto aparte, como el primer día. Imágenes bien trabajadas, guiones creativos y personajes no sujetos a estereotipos son sus poderes.

La banda del patio

En un momento u otro, todos los niños acaban viendo el colegio como una cárcel. Y, la verdad, no andan muy desencaminados, lo cual explica el éxito de esta serie: en vez de retratar el entorno escolar con el tono almibarado de costumbre, La banda del patio nos lo mostraba como si del campo de prisioneros de La gran evasión se tratase, incluyendo una sintonía algo más que inspirada en la mítica BSO de Elmer Bernstein. Y, como en un entorno así solo sobreviven los más fuertes o los más majaras, la galería de protagonistas era única, desde T. J. (el líder liante) y Gretchen (científica loca en ciernes) a la adorable Spinelli y sus puños de acero, pasando por el Rey Rob y el chivato Randall.

Las Supernenas

Pétalo, Cactus Burbuja, las creaciones de Craig McCracken Chris Savino, llegaron al mundo en 1998 para demostrar, no solo ya que lo cuqui y riquiño no estaba reñido con la acción sin barreras, sino también que en el mercado de masas también había sitio para las superheroínas. Un considerable fandom adulto (cuyos vínculos con la cultura de las raves y el fiestón preferimos no explorar) y un merchandising superventas fueron dos de los triunfos de esta serie. Y, aunque su reboot de 2016 nos dejase a todos a medio gas, debemos honrar a las criaturas del profesor Utonium por dejar patente una realidad de la que Marvel DC tardaron muchísimos años en enterarse.

Pepper Ann

La ropa le importaba mucho menos que los cómics, podía dejarse el PIB de un país pequeño en las máquinas recreativas (en fin, la época...) y no sentía la necesidad de ser mona y complaciente, sino de abrirse camino en la vida y ser leal a su pandilla. Diseñada por Sue Rose (la misma ilustradora que garabateó a ese icono noventero llamado Fido Dido), Pepper Ann Pearson tendría que sacarle partido a toda su mala leche para sobrevivir a las acusaciones de "feminazi" y "fake geek girl" que le lloverían si debutara hoy. Menos mal que sus amigos Milo (el artista) y Nicky (la empollona con mucho peligro oculto) le prestarían todo su apoyo.

Sailor Moon

¿Ñoña? Pues sí, ¿y qué? La obra de Naoko Takeuchi va mucho más allá de los uniformes de marinerito o los complementos con brilli brilli. El carisma de sus heroínas (Sailor Marte podría dejar KO a varias formaciones de los Vengadores sin despeinarse el flequillo), su afilada sátira social y la presencia de personajes LGBT que no eran ni villanos ni alivios cómicos la han hecho quedar como uno de los animes más importantes de la historia, con directores de tronío como Kunihiko Ikuhara Junichi Sato firmando muchos episodios. Por último, recordemos que nos familiarizó con la figura del 'aliado' cargante mediante Antifaz, uno de esos personajes que los fans adoran odiar.

El autobús mágico

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Con una sintonía cantada en inglés por nada menos que Little Richard, esta serie de la PBS (el canal público de EE UU) convenció a muchos peques de antaño de que aprender podía ser divertido. Claro que eso no se discute si al frente de tu clase está la señorita Frizzle (Lily Tomlin, en VO) una maestra subidamente paranormal cuyo vehículo escolar lo mismo viaja en el tiempo que se introduce en tu sistema digestivo. La mejor prueba de lo bien que aguanta esta premisa es que el reboot estrenado por Netflix el año pasado, con Kate McKinnon reemplazando a Tomlin, lanzará una nueva temporada en lo que queda de 2018.

Rugrats

Allá por 1991, el canal Nickelodeon dio en la diana lanzando la serie de Arlene Klasky, Gabor Csupó Paul Germain, punto de partida para toda una franquicia que dio lugar a nada menos que tres películas en pantalla grande. Además de a un aspecto visual originalísimo (y también feísta: todo un cambio con respecto a lo habitual en el género) y al musicón de Mark Mothersbaugh (Thor: Ragnarok), el éxito de Rugrats se debió a su capacidad para reconocer que un bebé suelto por una casa es un cataclismo en ciernes. Y, también, que una villana como Angélica hace que el atractivo de cualquier historia suba muchos puntos. Por supuesto, el reboot de rigor está en preparación: crucemos los dedos.

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