¿Quién es Kate Bush? Todo lo que debes saber sobre la voz que ha revolucionado 'Stranger Things'

La cuarta temporada de la serie no sería lo mismo sin la inclasificable artista inglesa: descubre su obra con nosotros.
Sadie Sink como Max ('Stranger Things') y Kate Bush.
Sadie Sink como Max ('Stranger Things') y Kate Bush.
Cinemanía
Sadie Sink como Max ('Stranger Things') y Kate Bush.

Max (Sadie Sink) lo sabe: para enfrentarte al Otro Lado, necesitas aliados poderosos. Por ejemplo, si Vecna pretende usar tus miedos para apoderarse de tu subconsciente, tu mejor apoyo está en una voz imparable y un talento tan excéntrico como pionero. Es decir, en Kate Bush, cuyo tema Running Up That Hill (A Deal With God) suena durante el clímax de la cuarta temporada de Stranger Things. 

Gracias a la serie de los hermanos Duffer para Netflix, la inclasificable artista británica está acaparando titulares como nunca en décadas, ganándose nuevos fans y triunfando en los servicios de streaming, como Spotify y iTunes. Lo cual nos recuerda que su obra es ideal para espantar a los demonios, metafóricos o no. 

Empecemos por los hechos básicos: nacida en Kent (Inglaterra) en 1958, Kate Bush ha grabado 10 álbumes, ha llegado cuatro veces al número 1 de las listas británicas de éxitos (tres a las de elepés, una a las de sencillos) y entre los artistas que reconocen su influencia se encuentran desde Björk y Tori Amos hasta Outkast, Lady Gaga, Robyn, St. Vincent e incluso Rosalía Y todo ello gracias a las cintas que grabó siendo una quinceañera. 

Viniendo de una familia de músicos, no era raro que la joven Kate se pasara la adolescencia componiendo, cantando y grabando temas de forma doméstica. Lo que no resultó tan esperable fue que David Gilmour, el guitarrista de Pink Floyd, escuchase dichas grabaciones, convirtiéndose en valedor de la jovencísima artista y ayudándola a negociar un contrato con EMI que le garantizaba plena libertad creativa. 

Así pues, en 1978, una Kate de 19 años dio su primera campanada con Wuthering Heights, canción que se hizo rápidamente famosa por varias razones: el estratosférico falsete con el que la interpretaba su autora y aquel vídeo en el que esta bailaba con un vestido rojo y gesto de alucinada fueron dos de ellas. 

Pero, en términos más serios, también impactó que el tema le birlase el número uno de las listas británicas de sencillos al Take A Chance On Me de ABBA, convirtiendo a Kate en la primera mujer que llegaba a dicho puesto con una canción escrita por ella misma.

Desde The Kick Inside, su primer álbum, Bush ocupó un lugar un tanto incómodo en la escena musical británica. Aunque el éxito comercial siempre la acompañara, el recuerdo de su infernal gira de debut la hacía negarse a actuar en directo. Asimismo, los críticos no sabían qué hacer con ella, porque, si bien a años luz del pop de radiofórmula, sus canciones resultaban del todo ajenas a las modas de la época.

Los trabajos posteriores de la artista (Lionheart, Never For Ever y, sobre todo, The Dreaming) consolidaron este papel de outsider que, para colmo, insistía en tener el control total sobre su obra. Un empeño en el que su mejor aliada fueron los instrumentos electrónicos, especialmente el mastodóntico Fairlight CMI.

Pero, a la altura de 1985, los prejuicios estaban de más. Aquel año, Kate Bush publicó Hounds of Love, el disco en el que aparece Running Up That Hill y que suele considerarse su obra maestra. En EE UU, este elepé llegó al top 30, mientras que en las listas de Reino Unido desbancó del primer puesto al Like A Virgin de Madonna. 

Grabado por Bush, sus máquinas y una plétora de músicos invitados, Houds of Love es una caja de sorpresas. En él hay espacio para la épica de Running Up That Hill y The Big Sky, pero también para las baladas con orquesta (Cloudbusting) o para los experimentos de The Ninth Wave, el ciclo de canciones que ocupa la cara B del vinilo. Eso por no hablar del tema titular, en cuyo estribillo su voz imita los ladridos de un perro.

Aunque la carrera posterior de Kate Bush ha estado llena de sorpresas, es verdad que Hounds of Love es su disco más completo y el más adecuado para descubrirla. Y eso abarca también sus letras, escandalosas en su día por abordar sin tapujos los miedos, las ilusiones y la sexualidad de una mujer joven, entre otros muchos asuntos. 

Por otra parte, Bush contó con Donald Sutherland como estrella invitada para el vídeo de Cloudbusting, algo que permite hablar de su faceta cinéfila. Además de llenar sus discos con referencias a sus películas favoritas, la músico también se ha currado a fondo sus videoclips, llegando a trabajar con Hugh Laurie y un joven Gary Oldman en el corto musical Experiment IV (1986).

En los álbumes posteriores de Kate Bush hay espacio para citas de James Joyce (The Sensual World), para colaboraciones con Prince (The Red Shoes) y para regresos después de una década inactiva (Aerial). En general, todos merecen la pena, aunque algunos de ellos puedan marearte un poco si no eres fan (y, a estas alturas, tú ya deberías serlo).

A estas alturas, Kate Bush lleva sin publicar nada nuevo desde 2011, cuando lanzó el mini-LP 50 Words For Snow. Tal vez la nueva generación de admiradores que le ha granjeado Stranger Things la haga decidirse a volver... o quizás no, porque, a estas alturas, no le queda nada por demostrar. Nosotros solo podemos aconsejarte que te adentres en una discografía capaz de hacerte levitar de gusto. 

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