Mariano Alameda ('Al salir de clase'): “Estaría más interesado en escribir o dirigir que en volver a la actuación”

El actor de 'Al salir de clase' lleva diez años retirado de la actuación, se centró en el yoga y acaba de publicar un libro infantil en homenaje a su perro.
Mariano Alameda
Mariano Alameda
Mariano Alameda

A finales de los noventa, Al salir de clase se convertía a menudo en el espacio televisivo más visto del día. Durante los cinco años que esta serie de sobremesa se estuvo emitiendo, varios de sus actores protagonistas adquirieron el estatus de celebridades. 

Uno de los preferidos por las fans carpeteras era el actor Mariano Alameda, Íñigo en la ficción, que después de pasar por aquella serie de BocaBoca y Estudios Picasso siguió saboreando las mieles del éxito con varios proyectos televisivos, terminó de curtirse en el teatro, y hasta tuvo tiempo de abrir una academia de yoga llamada Nagual. 

En 2009, viendo que su trabajo como actor ya no le hacía feliz, decidió apartarse de la interpretación. Poco a poco, recuperó el anonimato que tanto ansiaba. Ahora, a sus 50 años recién cumplidos, Alameda vuelve a conceder entrevistas después de publicar Las enseñanzas del perro Zen (Ed. Kyrie), un libro de haikus que rinde homenaje a su perro, fallecido con casi 17 años.

Acabas de publicar un libro sobre tu perro. ¿Dirías que tu pasado como actor de éxito te está ayudando a venderlo? Hombre, sí, me da entrevistas como esta. Te da acceso a la prensa. Ha habido reportajes interesantes y reseñas, lo que permite al público conocer el producto.

Comentas que recibiste muchas enseñanzas de tu mascota. ¿Alguna que te haya servido especialmente? Casi cualquiera. Cuando el perrillo falleció, decidí hacerle un homenaje escribiendo todas las enseñanzas que yo había tenido a través de la convivencia con él, porque soy un amante de los animales. 

Además, como profesor de yoga, quería aprovechar para hacer un libro infantil sobre las enseñanzas del perro que también tuviera una profundidad de enseñanzas que sirvieran para el desarrollo personal y para la propia vida. En el libro hay unas treinta enseñanzas, y cualquiera de ellas es importante, por muy sencilla que sea en el planteamiento. Quise reducir el texto lo máximo posible, para que quedara una obra muy minimalista.

¿A qué se dedica exactamente un terapeuta transpersonal? Es que yo no me identifico con ese término. Eso es algo que han puesto en algunas entrevistas que me han hecho, pero yo no me considero un terapeuta. Me considero un profesor de yoga especializado, sobre todo, en el karma yoga, que es el yoga de la acción. 

Lo más conocido para la gente es la parte del Hatha yoga, la parte del yoga físico, pero el yoga en sí mismo, desde la tradición milenaria, tiene un montón de distintos apartados que tienen que ver con la mente, el comportamiento, el sonido, el conocimiento de la realidad,... A partir del karma yoga, desarrollé lo que llamamos ‘el árbol del karma’, que es una técnica de autoconocimiento donde a la persona se le facilitan una serie de ejercicios que le permiten afinar su acción en el mundo.

Se cumplen veinte años del final de la teleserie juvenil que te dio a conocer, Al salir de clase. ¿Se te hicieron largos aquellos 836 episodios? Pues no, porque ya sabes que aquellos eran años muy juveniles y divertidos, en los que estaba aprendiendo mucho. Largos no se me hicieron. Al contrario, se me hicieron extraordinariamente cortos y, sobre todo, muy interesantes.

Cuando la serie empezó, su creador os decía que, de todos los actores protagonistas, igual llegaban a triunfar tres o cuatro. ¿Generó aquello rivalidades? No. Precisamente anoche estuve cenando con unos amigos que habían participado en la serie y nos preguntaban exactamente lo mismo. La verdad es que no. Éramos todos demasiado jóvenes como para esto. 

Al principio, estábamos tan ilusionados y éramos tan inexpertos casi todos que tan solo estábamos fascinados por ese proceso laboral y personal que estábamos viviendo. No teníamos especial interés en entrar en competitividades. Para todo el tiempo que estuvimos juntos, y para haber pasado por la serie casi trescientos actores, apenas hubo algún mínimo acontecimiento o roce. Todo era diversión, amistad y muy buen rollo.

'Al salir de clase'
'Al salir de clase'
Cinemanía

Algunos allegados te aconsejaron que no pusieras todos los huevos en una misma canasta, y que invirtieras en una casa el dinero que ganaste. ¿Les hiciste caso? Relativamente. Yo hice lo que pude. Tampoco es que se gane tanto en España como para que tú, ni aun haciendo una buena gestión, te puedas permitir eso. 

Sobre todo, más que con el hecho de que tú gestiones bien la época de vacas gordas, tiene que ver con que, durante toda tu carrera actoral, sepas que lo más normal es que pases por fases en las que no habrá tanto trabajo, o trabajo que incluso te permita sobrevivir. Es muy difícil vivir continuamente de la profesión de actor. Por eso, los actores más experimentados te pueden aconsejar en ocasiones que busques otras vías de ingreso, para que las lentejas no dependan solo de los escenarios.

Decía Verónica Forqué que el éxito te puede entontecer muchísimo. ¿A ti te pasó? Claro, ¡cómo no! El éxito, sobre todo cuando eres muy joven, tiene sus riesgos. Como todas las cosas de la vida que son muy intensas, el éxito viene con una parte positiva y también con un lado oscuro. Pero también depende todo de cuánta atención le prestes a cada uno de los dos lados. 

Yo sí que estaba muy interesado también en ver la parte oscura de la fama, y cómo puede eso de alguna manera estropear tu personalidad y transformarte. Y también cómo cambia a todas las personas que tienes alrededor. Lo más impactante para quien vive el éxito no es ver cómo cambias tú sino ver cómo cambia la gente a la hora de tratarte. Eso es lo verdaderamente peligroso.

¿Cómo conseguiste librarte de Íñigo? Pues mira, aquí estamos hablando de él [risas]. Es mucho eso de hablar de ‘librarse’. Yo me dediqué sobre todo al teatro, porque me parecía un mundo más divertido, más artístico y más constante. Precisamente dejé la serie para hacer teatro. Durante aproximadamente doce años estuve haciendo teatro, y lo alternaba con alguna serie de televisión y con alguna película.

Una de esas series fue Aquí no hay quien viva, en la que aterrizaste cuando ya funcionaba muy bien. ¿Volviste a sufrir entonces el fenómeno fan? Ahí yo ya era bastante más mayor, y ya no me condicionaba tanto. Además, no era el tipo de reconocimiento que tiene una serie juvenil, donde sobre todo tienes el fenómeno fan. El reconocimiento que tuve por Aquí no hay quien viva no era tan emocionalmente intenso por parte de los espectadores.

Has dicho: “El físico te da tantos papeles como te quita”. ¿Algún director te ayudó a confirmar tus sospechas? El físico es importante, pero no por el hecho de que tú seas más o menos guapo, porque actores guapos hay muchos, sino por el hecho de que te parezcas a lo que el director está imaginando que es el personaje. 

Si tú tienes un aspecto más vikingo, va a ser más difícil que te den personajes de un lord inglés. La mayor parte de la selección de casting se hace, en una primera fase, porque la apariencia del actor se parece a la del personaje. Después, dentro de los actores que se parecen a este, se plantea ya la habilidad artística de cada uno de ellos.

¿Siguen sin interesarte las series americanas? [Risas] Ahora, probablemente, más. Depende de la temática y de que su contenido me cuente algo que no sea solamente puro entretenimiento, sino que tenga algún tipo de enseñanza. Ahora, más que por el sitio de donde vengan, selecciono las series por el tema del que me estén hablando.

¿Tampoco te provocan ya alergia las redes sociales? Creo que las redes sociales tienen una cierta utilidad, o bastante utilidad, pero las cosas que son intensas tienen tanto de buenas como de malas. No he sentido un especial interés por la exhibición pública personal, aunque sí me interesa la difusión de lo profesional, como a todo el mundo. Lo que pasa es que ahora, según me cuentan mis compañeros, son un condicionante un tanto excesivo a la hora de la selección. Ahora se valora mucho la cantidad de seguidores que tienes en las redes.

¿Volverías a actuar si llegara a tus manos un guión que te interese? Quién sabe. La vida es muy peculiar y da muchos giros. De momento, estaría más interesado en otros aspectos, como escribir o dirigir. Estudié comunicación audiovisual precisamente porque mi interés principal estaba en ser un contador de historias. Hoy sigo teniendo un cierto interés en esto, aunque ya no desde un punto de vista de ‘quiero trabajar como actor’. Ya hace diez años o más que me retiré de la actuación. Pero nunca se sabe.

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