'Lovers Rock' ('Small Axe') en 10 temazos: cómo se monta una fiesta jamaicana

La pieza estrella de las cinco que Steve McQueen ha reunido en la antología 'Small Axe' es una fiesta contada single a single. Pinchamos los 10 con los que más hemos bailado.
Lovers Rock
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La densa colonia jamaicana londinense –la isla se independizó de Gran Bretaña el 6 de agosto de 1962, sin que frenara el flujo de emigrantes– organizaba sus propias fiestas caseras, amontonando los muebles en una habitación para dejar espacio para el Sound System, la barra y la pista de baile, porque no tenía demasiado acceso a las discotecas blancas, pero también, o sobre todo, porque el rollo que se llevaban era muy distinto. Y por lo que se ve en Lovers Rock, bastante mejor.

Lovers Rock, que Movistar estrena el 14 de enero, es la crónica sensorial, elegante e inmersiva de una pequeña fiesta al estilo de las llamadas blues parties de los años 50 y 60. Aunque en ese momento –concretamente un sábado de septiembre de 1979, por lo que se ve en el póster que anuncia a Parker B (Alexander James-Blake), el dj estrella de la velada–, eran muchos los Sound System –discotecas móviles típicamente jamaicanas– que, desde principios de los 70, habían hecho historia a lo grande en la escena londinense.

Cada Sound System cultivaba su particular estilo dentro de la amplia paleta jamaicana. Ya fuera dub, toastin, roots, lanzando temas exclusivos recién llegados de la madre patria, o cultivando ritmos clásicos como el ska, el rock steady o el calypso. Alex Wheatle, el personaje real en el que se inspira la cuarta película de Small Axe, también titulada Alex Wheatle, tiene el cuarto empapelado con los pósters de algunos de los más importantes, como el de Lloyd Coxsone.

Lloyd Coxsone –no confundir con el auténtico Coxsone Dodd, productor de Studio One, de quien toma el nombre– fue precisamente quien produjo una versión del clásico soul Caught You in a Lie, de Robert Parker, cantada por una colegiala de 14 años llamada Louisa Marks, que se considera como la piedra fundacional del estilo al que se consagra la velada pormenorizada en Lovers Rock.

Si el reggae siempre ha tenido una vertiente romántica y sensual, dando pie a auténticas baladas, el estilo lovers tuvo su particular escuela en las blues parties británicas.

La música jamaicana, en toda su variedad, suena por todos los rincones de Small Axe, que toma su título de una canción de los Wailers, pero es una serie de películas especialmente dedicada a todos los que saben muy bien que, más allá de Bob Marley –pequeña punta de iceberg–, hacen falta miles y miles de discos para apenas hacerse a la idea de la magnitud de esta cultura, tantas veces denostada y reducida al tópico. Sobre todo en nuestro país, campo abonado para lo que ya sabemos.

Más allá del particular estilo en que se concentra, Lovers Rock es la mejor, de largo, de las cinco películas, tanto desde un punto de vista cinematográfico como musical. Cinematográficamente, porque se presenta como una experiencia absolutamente inmersiva en la propia fiesta, que es la auténtica protagonista, con apenas algunas digresiones narrativas. Y musicalmente, por lo mismo. Es como estar ahí mismo, ser uno más. Inevitablemente, la película nos arrastra, single tras single, al centro de la pista. No hay manera de evitarlo.

1. 'Silly Games', de Janet Kay (1979).

Si el lovers rock británico arrancó en 1975 con Louisa Marks, alcanzó su punto de mayor popularidad con este temazo de Janet Kay, que luego hizo sus pinitos como actriz. Una gloriosa producción de Dennis Bovell (ojo a su cameo en la pista de baile: es el señor mayor que baila y corea la canción), que escaló prácticamente a lo más alto de los charts ingleses (se quedó en el número 2), y brindó esta memorable aparición en Top of the Tops. Lo máximo.

En consecuencia, también es el clímax de la fiesta organizada por el Mercury Sound System en el Oeste de Londres, donde no sólo suena enterita, sino que se prolonga hasta 10 minutos y medio coreada a capella por la asistencia en una secuencia francamente insuperable, que venía ya anunciada desde el principio del film, cuando las chicas que preparan comida para la fiesta también se ponen a cantarla espontáneamente en la cocina, para regocijo de Parker B.

En Inglaterra, el estilo lovers surgió para responder a las necesidades de las adolescentes que no soñaban con volver a África o convertirse al rastafarianismo, sino con ese chico tan guapo que baila tan bien. Aunque más creciditas, Martha (Amarah-Jae St. Aubyn) y Patty (Shaniqua Okwok), las dos amigas que acuden a la fiesta, encajan perfectamente en la descripción. Incluso parecen salidas de una portada del trío Brown Sugar, otro gran exponente del estilo lovers.

2. 'Robin Hood', de Cry Tuff & the Originals (1979).

Al principio las caras b de los singles solían ser meras versiones instrumentales para que los dj's –equivalente jamaicano al Mc del hip hop– soltaran sus arengas, pero los ingenieros de sonido empezaron a toquetear los mandos, y a meter efectos -un poco de delay por aquí y otro poco de reverb por allá–, para acabar creando un estilo totalmente vanguardista, y una filosofía de vida, ese dub infeccioso como el que Samson (Kadeem Ramsay), el selector o pinchadiscos de la velada, escoge para probar sonido con los enormes baffles que se han traído.

El temazo sobre el que Parker B empieza a engrasar su micro es un dub de Prince Far I, grabado para propio su sello Cry Tuff. Fue uno de los muchos príncipes de Jamaica, hizo de todo, desde seguridad y bouncer en diversos Sound-Systems hasta discos de dub en serie como la celebrada Cry Tuff Dub Encounter. Acabó tiroteado en su casa de Kingston antes de cumplir los 40. Siempre se asocia el reggae con la paz y el amor, pero la muerte violenta era el pan de cada día.

Robin Hood es puro dub, y al mismo tiempo una versión de Music by the Score, de otra diva jamaicana, Jennifer Lara. El ritmo original –lo que los jamaicanos llaman “riddim”, y que se suele retomar en cientos de versiones– remonta a un clásico de los Paragons, uno de los más famosos tríos de la era rock steady, grabado en 1963 para Treasure Isle.

Curiosamente, mientras el dub revienta los bafles, al otro de la pared, las chicas de la casa que ya se ponen guapas para la fiesta, bailan y cantan a capella su versión del Sunday Girl, de Blondie, en un delicioso paralelismo, como si se quisiera mostrar las dos caras de la moneda, masculina y femenina, en plena excitación previa de la noche que está por venir.

3. 'Darling Ooh', de Errol Dunkley (1972).

Aunque la fiesta ya lleva un ratito funcionando, la primera canción a la que asistimos, cuando Martha y Patty por fin llegan después de su viaje en bus, es este clásico de Errol Dunkley, que como todo tema jamaicano tiene su compleja genealogía discográfica. Dunkley lo grabó cuando apenas era un debutante para su propio sello, African Museum, fundado junto al que se convertiría en uno de los mayores astros de la música jamaicana: el exquisito Gregory Isaacs, que nos dejó en 2010 con un legado de más de 70 álbumes, sin contar recopilatorios.

Precisamente en ese mismo sello, African Museum, Isaacs grabó lo que algunos ven como la piedra fundacional del lovers rock en su vertiente jamaicana, My Only Lover. Dunkley abandonó el sello, y vendió sus canciones a la productora Sonia Pottinger, la primera jamaicana que osó meterse en el negocio musical, en el que rivalizaba con hombres que a menudo iban armados, se mostraban violentos y enviaban “dance crashers” a sabotear los Sound-Systems de los demás.

En 1979, Darling Ooh volvía a estar de moda gracias a la reedición de aquel disco producida por Pottinger lanzada por Trojan, el sello británico responsable de la iniciación en el laberinto jamaicano de la mayor parte de la afición europea. Aunque en Lovers Rock aparece por supuesto en formato single.

4. 'He's The Greatest Dancer', de Sister Sledge (1979).

Curiosamente, tratándose de la cultura musical que ha llegado más lejos en lo que nosotros llamamos remezcla, tal y como se ve en Lovers Rock, el selector pincha con un solo plato, y basta con algún efecto básico y la cháchara del dj para entretener a los bailarines mientras se cambia de un disco a otro.

En este momento, demostrando eclecticismo y buen gusto, suena la sirena, y el selector cambia nada menos que a este temazo de las Sister Sledge, que salía en el mismo disco que la archifamosa We Are a Family. Fiebre del sábado noche.

La elección deja patente los vínculos que, desde un buen principio, el estilo lovers mantuvo con el soul y la disco de Filadelfia o Chicago. Y efectivamente, la cosa se anima. Hay una cierta rivalidad entre las anfitrionas y las recién llegadas, mientras un dandy-rasta a lo Gregory Isaacs observa, antes de lanzarse sobre sus presas, y en un destello nos acordamos que McQueen es el director de Shame.

5. 'Kung Fu Fighting', de Carl Douglas (1974).

Del sonido Filadelfia pasamos a otro gran éxito mundial, el primer número 1 made in Jamaica en los charts americanos, a cargo del one-hit wonder Carl Douglas, que intentó revalidarlo con Dance the Kung Fu, sin llegar a petarlo del todo.

Es una delicia como toman posiciones en la pista como si fueran Bruce Lee, otra apoteosis que sintetiza la influencia estética de las artes marciales en discos como Kung Fu Meets the Dragon (1975), una de las míticas producciones dub de Lee Perry.

La coreografía también es una manera de simbolizar el espíritu combativo que rige la pista de baile, sobre todo entre enemigas que se harán amigas.

6. 'Mr. Brown', de Gregory Isaacs (1979)

Martha y Patty se pierden este temazo de Isaacs grabado en Channel One y publicado en el álbum Soon Forward (Front Line). A cambio, les entran dos chavales, uno de ellos tareando el Walk On By, “If you see me walking down the street”. Su compañero, Franklyn (Micheal Ward) tendrá más éxito, y se convertirá en el Romeo de la bella Martha.

Saldrán juntos a tomar el airecito. Hablarán de sus orígenes jamaicanos, y de música, por supuesto. “¿Rude Gal o Soul Head?”, le pregunta él, es decir si es una chica dura o más bien romanticona. Y ella le abre su corazón al confesarle que le van Louisa Mark, Junior English, Gregory Isaacs, Janet Kay… Pure lovers.

7. 'After Tonight', de Junior English (1978).

Él le pide un baile, y precisamente cuando vuelven a la pista suena este tema romántico de Junior English, cantante jamaicano afincado en Londres desde 1974 que en 1978 sacó nada menos que cuatro álbumes, uno detrás de otro.

El ambiente se va caldeando progresivamente en la pista. Los cuerpos se juntan, las manos bajan, y se posicionan sobre los panderos de las bailarinas. El selector va sumando singles, como el clásico lover Lonely Girl (1975), de Barry Biggs, y Baby My Love (1978), de The In Crowd y Jah Stitch (1978), hasta llegar a la apoteosis de Silly Games, diez minutos antológicos que ya son una de las cimas del cine musical, y posiblemente el mayor monumento a la música jamaicana desde el insuperable clásico The Harder they Come (Perry Henzell, 1972), que aquí se tradujo como Caiga quien caiga (sic).

8. 'Turn Out the Light', de Michael Gordon & the Investigators (1979)

El climax de Silly Games, aquellos diez minutos en los que todos bailan y cantan una canción que ha quedado inmortalizada para siempre en Lovers Rock, termina con Cynthia (Ellis George), la chica del vestido rojo, desapareciendo con el más chulo de la fiesta: “¿A dónde me llevas?”, le pregunta inocentemente. En su ausencia, suena este tema puramente lovers, del afincado en Londres Michael Gordon, durante el cual se consolida el flirteo entre Martha y Franklyn.

9. 'More Warning', de Augustus Pablo & The Aggrovators (1973)

Cuando Franklyn y Martha regresan a la pista, después de algunas distracciones, se encuentran a la asistencia en trance con este dub hipnótico fabricado a partir del riddim Queen of Ministrel –originado en un tema de Cornell Campbell & the Eternals, para Studio One en los 60– del que existen cientos de versiones. Esta tiene a King Tubby, el rey del dub, a los mandos, sobre una base instrumental de la banda de estudio de Bunny Lee, con liderazgo de la melódica de Augustus Pablo. Tres grandes.

10. 'Kunta Kinte Dub', de The Revolutionaries (1976)

Tiene su guasa que la fiesta termine con este acelerado icónico dub –basado en el tema Beware Your Enemies, de Creole, de ese mismo año–, que se caracteriza por su ritmo acelerado a lo “flying cymbal”, pues lleva por título al protagonista del televisado bestseller de Alex Haley, que devolvió la esclavitud al mainstream en los 70, justo como McQueen en el nuevo milenio con 12 años de esclavitud triunfando en los Oscar.

La fiesta por fin se ha acabado, o sigue allá atrás, mientras los enamorados vuelven a casa con las primeras luces del día. Todavía tendrán tiempo de escuchar una canción más: Dreadlocks in Moonlight, de Lee Scracth Perry, incluido en el mítico recopilatorio Arkology, y los créditos finales serán para Have a Little Faith (1970), de Nicky Thomas –muy conocido por aquel Love of the Common People que años después versionaría Paul Young–, un tema de raíces espirituales que conecta con el plan dominical de Martha: acudir a misa con su familia, esperando que no noten que su ropa apesta a marihuana, sudor y amor postergado hasta la próxima cita.

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