10 años de ‘Girls’, el espejo que Lena Dunham colocó delante de la generación millennial

El mundo ha cambiado y la generación a la que dio voz también pero la serie de HBO sigue retratando como ninguna otra la manera en la que intentamos encontrar nuestro lugar
Una imagen de 'Girls'
Una imagen de 'Girls'
Cinemanía
Una imagen de 'Girls'

Me asomé por primera vez a Girls cuando todo el mundo hablaba de Girls, Lena Dunham ya era la voz de su generación, Adam Driver aún no se había convertido en un animal interpretativo y Judd Apatow estaba reinventando las comedias románticas en Hollywood. Y no me gustó.

Lena Dunham y su alter ego, Hannah, me sacaban de quicio. No conecté con absolutamente ninguno de los personajes de la serie. Ni con las chicas: Marnie, Jessa y Shoshanna; ni con los chicos: Adam, Charlie o Ray. No entendí porqué todos los personajes de esta serie son tan odiables. Y en dos episodios decidí que no le iba a dedicar ni un minuto más.

Pasaron los años y entre tanto algunos amigos de gusto exquisito, listos la mayoría y de criterio sensato para recomendar, hicieron hincapié en que me estaba perdiendo algo. Les ignoré.

Pero un día en plena pandemia mundial hablando con una amiga por el chat del trabajo, me dijo: “Estoy viendo por segunda vez una serie. En esas estoy. Estoy volviendo a ver Girls”. Yo sabía que ella llevaba un tiempo sin decidirse por empezar ninguna serie, hay muchas pero no es tan fácil encontrar las buenas, se lo dije y me contestó: “La verdad es que no es fácil, pero me apetecía volver a ver Girls también, ¿eh? Verla ahora con el paso del tiempo”.

Qué buena idea. Decidí que era el momento de ver la serie de Lena Dunham y vivir a través de mi amiga como era eso de reencontrarse con los mismos personajes diez años después cuando el mundo y nosotros somos otros.

LA AMISTAD

Al final del episodio cuatro de la segunda temporada Qué pena lo de Ray Hannah está cantando Wonderwall mientras se da un baño y Jessa, destruida tras una ruptura absurda después de una relación que tampoco tenía demasiado sentido, se mete en esa bañera, se suena los mocos y se limpia con el agua, una guarrada que acaba provocando un momento muy divertido entre las dos chicas. No hablan del tema y Hannah solo le dice que la quiere y que no esté triste.

En una relación de amistad sincera hay mucho de hablar y de sacarlo todo pero también mucho de no hablar porque no hace falta y de decir te quiero, sin más.

Cada vínculo emocional que Hannah mantiene con cada una de las chicas o los chicos es un universo entero, repleto de matices, de recuerdos comunes, de charlas, de silencios, de complicidad y también de mucho dolor.

Hacemos daño a la gente que queremos porque somos egoístas más veces de las que nos gustaría. Jessa miente y manipula los acontecimientos en su beneficio constantemente y comete una de las traiciones más terribles, pero de alguna manera que no podemos entender (ni nosotros ni Adam, el testigo de esta historia) ambas se aman por encima de eso. Es difícil de explicar pero Jessa lo intenta en el final del episodio 10 de la quinta temporada I love you baby.

También ocurre que somos demasiado orgullosos para bajar al barro incluso con esas personas que llevan años siendo testigos de nuestras miserias. Hay amigos que no desaparecen, que no nos traicionaría nunca, y sin embargo, un día, en una llamada de teléfono no son capaces de contarnos cómo están. Cómo están de verdad. Le ocurre a Hannah con Marnie en el episodio seis de la segunda temporada: Boys. Ambas están tristes, se llaman y se mienten.

Divagamos constantemente sobre las rupturas sentimentales pero hablamos muy poco de cómo es romper con amigos. En Girls esto se cuenta, varias veces. Y es liberador. Se debe romper con amigos y no pasa nada, porque no tenemos tanto tiempo como creemos para perderlo con gente que no aporta. Así se cuenta esto, group meeting in the bathroom:

Y si hay algo mejor que un buen amigo es un buen ex novio. Ese es Elijah. Su química con Hannah es tan perfecta que ambos comparten algunas de las mejores escenas (o incluso capítulos enteros) de la serie. Llega en el tercer episodio de la serie para confesarle a Hannah que es homosexual y se queda para siempre, claro. Convirtiéndote en el mejor amigo posible, ese con el que puedes vivir, darte un muerdo de vez en cuando, compartir 100 noches de jarana, experimentar con las drogas, recibir consejos de mierda y que te acaricie la cabeza en el sofá después de un mal día.

El capítulo cinco de la cuarta temporada dirigido por Richard Sephard define en media hora cada una de las distintas relaciones que Hannah mantiene con sus amigos. Ella está encerrada en su cuarto, hundida. Y todos los personajes importantes de la serie acuden uno a uno a consolarla. El estudio de personalidades que hacen aquí los guionistas Paul Simms y Max Brockman es fascinante.

ASPIRACIONES PROFESIONALES

Una escena de Girls
Una escena de Girls
Cinemanía

“Puedo caminar a un McDonald’s en Nigeria, pedir McNuggets y cuando los muerda saber que ese sabor va a ser como estar en casa”

Deberíamos estar orgullosos si acabamos trabajando en una cadena de comida rápida como McDonalds. Pero Girls la protagoniza una joven aspirante a escritora que es, según ella misma le dice a sus padres, la voz de su generación. Diez años después sigue siendo delirante que así es como se la haya catalogado a Lena y también a la propia serie desde la prensa especializada, basándose en un diálogo claramente cómico.

Hannah trabaja en la cafetería de Ray, que le deja tiempo para escribir (algo que por supuesto no hace), pasa por la redacción de GQ que abandona cuando se da cuenta de la criba de talento que le exige a alguien que pretende ser escritor, consigue becas de escritura que deja a la mitad y llega a publicar un artículo brillante e incluso a trabajar en su propio libro, aunque no lo termine nunca.

La indecisión y el miedo a equivocarnos y a vernos atrapados en un trabajo que odiamos son los sentimientos naturales que la mayoría de seres privilegiados experimentamos cuando nos encaminamos a los 30.

A parte de Hannah, Girls trabaja en esta problemática vital desde varios prismas utilizando a los distintos personajes. Diez años después están los que han perseguido sus sueños, como Marnie o Adam, y que han estado a punto de explotarlos y vivir de ellos hasta que o la han pifiado o se han desencantado.

También están los que se han ido fuera de su país a trabajar en una gran empresa y luego han vuelto con ese miedo de que todo haya cambiado, de que la ciudad fuera otra o los amigos no los recogieran en el aeropuerto… Se les olvida que quien cambia son ellos.

Y los que como Jessa les gusta algo y sencillamente lo agarran, punto. O los treintañeros que como Ray trabajan en la idea de tener su propio negocio, abrirse camino en la urbe y renunciar a sus sueños sin demasiados dramas.

A ningún personaje le sale verdaderamente lo que se propone cuando empezaron a pensar qué querían ser al principio de su veintena y sin embargo son felices, se adaptan al medio, sufren con los fracasos y también celebran éxitos. La vida es eso y ser testigo desde los treinta es un alivio. 

NUEVA YORK

Escena de Girls
Escena de Girls
Cinemanía | JOJO WHILDEN

“Eres de Nueva York, por lo tanto eres interesante por naturaleza”, se dice Hannah frente al espejo en el sexto capítulo de la primera temporada.

Aunque el personaje que mejor explica lo que siente un neoyorquino cuando se aleja de Nueva York aunque sea a Staten Island es Ray:

Lo que Girls nos enseña de Nueva York ya lo contó Irene Crespo perfectamente en Traveler poco antes del estreno de la sexta temporada. Y para profundizar en esa cosa de: “If you can make it in New York, you can make it anywhere” también puedes ver Supongamos que Nueva York es una ciudad, con un Scorsese que va por ahí obnubilado todo el tiempo escuchando y riéndose a carcajadas con las ocurrencias de la magnífica Fran Lebowtiz mientras hablar de la ciudad.

Pero no hace falta ser de Nueva York para que te puedas sentir identificado con esta obsesión de los personajes por mantenerse a flote en esta ciudad. Puedes pensar en Barcelona, en Berlín, en París o Madrid, en la ciudad es donde todo pasa y salir de ahí garantiza una agresiva disminución de tus posibilidades para encontrar tu destino, alguien de quien enamorarte, el trabajo de tus sueños, las noches que se alargan hasta el amanecer, el sexo ocasional, todo lo que quieras comprar y también pisos imposibles de pagar.

Esta obsesión empuja a los personajes de la serie a darse de bruces con las mismas frustraciones, trabajos de mierda, la soledad tiene más presencia en una ciudad repleta de gente y excepto Ray o Adam todos los personajes se van en algún momento, aunque luego vuelvan.

Nueva York no solo es una ciudad, es una adicción. 

LA RELACIÓN CON NUESTROS PADRES

Escena de 'Girls'
Escena de 'Girls'
HBO

En el episodio ocho de la cuarta temporada Tad y Loreen y Avi y Shana, Tad, el padre de Hannah, confiesa su homosexualidad. Este hecho trae una serie de consecuencias, tramas y un ejercicio de auto gestión emocional para la protagonista (a pesar de que Elijah ya lo avisa en su primera aparición).

La confesión de Tad es una metáfora un poco extrema para ponernos a nosotros en la tesitura de analizar cómo al crecer los problemas de nuestros padres nos afectan.

No existe una serie que hable tan bien, con tanto sentido del humor y amabilidad, sobre el paso de ser cuidados a cuidar. La serie comienza con los padres de Hannah cortándole la paga que le daban para sobrevivir en Nueva York y cuando estamos terminándola ella es la piedra angular sobre la que se sostiene la salud mental de su padre en una nueva aventura peligrosa y excitante y la de su madre, desamparada y un poco hundida.

Está bastante claro que los padres reales de Lena eran buenísimos, o al menos libres (que no es poco) porque en Girls padres e hija tienen una relación natural y nada tóxica a lo largo de los años, sin ataduras pero con la atención que se le da a la gente que quieres.

En el episodio diez de la cuarta temporada con la madre de Hannah experimentando la mayor crisis de su vida le suelta una frase tan honesta y demoledora que duele:

“Estaré bien pero no tengo futuro, tú tienes futuro, no eres como yo. No le has dado tu vida a un hombre que te ha absorbido por completo”.

ABUSOS

American Bitch es el episodio tres de la sexta temporada, se emitió en febrero de 2017, meses antes de que surgiera el movimiento Me Too en redes sociales en octubre de ese mismo año, Lena Dunham escribe y Richard Sephard dirige una pieza maestra sobre el acoso sexual.

Hannah visita el apartamento de Chuck Palmer, un escritor de éxito al que la protagonista de Girls acusa en un artículo de obligar a sus estudiantes a mantener relaciones sexuales con él. El escritor cita a Hannah para darle su versión.

Tras un debate donde él logra convencerla de que no existe tal desequilibrio de poder entre él y las universitarias y dónde además culpa a Hannah de basarse en rumores para escribir su artículo ambos comienzan a acercar posturas sobre literatura. Al final Hannah se disculpa y Chuck la convence para que se tumbe con él y toque su pene. Es uno de los momentos más terroríficos de toda la serie.

Hannah se siente avergonzada, humillada y muy cabreada consigo misma por haber caído en la trampa de un depredador sexual.

Con este episodio Lena realiza un escalofriante estudio de la psique de un acosador. 

LA MATERNIDAD

Escena de Girls
Escena de Girls
Cinemanía

En el capítulo que sigue a American Bitch, Hannah recibe una noticia que lo cambia todo en su universo y en la percepción que tiene de sí misma. Está embarazada.

No solo le explota la cabeza a ella, también a todos los personajes de la serie y por supuesto a todos los espectadores que durante cinco temporadas no se imaginaban ni por asomo que esta veinteañera inmadura de verborrea incesante acabara siendo madre.

En mi caso, bastante personal, este giro coincidió con el anuncio de mi propia paternidad. Y aunque Hannah y yo somos personas bastante opuestas y nos movemos por el mundo de manera muy distinta hay un trámite por el que ambos pasamos... Yo en la vida real y ella en los siguientes episodios de la serie.

Cuando uno va a ser padre y gran parte de su vida se centra en las relaciones con las personas que quiere el miedo a que todo cambie, a que te rechacen, no te inviten más a ninguna fiesta y desaparezcas de la faz de la tierra para esas personas te paraliza.

El diálogo que Hannah mantiene con Elijah cuando este se entera del embarazo de su amiga lo digerí con verdadera angustia. El se enfada y le recrimina que quiera tener el bebé: “Teníamos algo muy especial tu y yo, ¿no? Y has decidido arruinarlo con un bebé. No estás preparada para esto”. Ella con los ojos llenos de lágrimas le contesta: “No, tú no estás preparado para esto”.

Afortunadamente para Hannah y también para mi esto es un trámite porque al final la gente que te quiere se involucra a muerte, Elijah acaba disculpándose y Hannah le dice: “No quiero que nuestra amistad termine. Te necesito en mi vida. Te necesito en la vida del bebé” a lo que él contesta que quiere formar parte de la vida de ese niño. (En este momento los ojos llenos de lágrimas eran los míos).

Y por supuesto la serie se detiene en toda la gestión emocional de Hannah como madre primeriza, lo incómodo que es estar embarazada, las aspiraciones absurdas que ponemos en eso que está por llegar: “Es muy pronto pero si no es niña o el niño más gay del mundo obviamente me voy a morir”

EL AMOR

Una escena de Girls
Una escena de Girls
Cinemanía

El amor de verdad es así:

Y duele así:

QUE NOS PASEN COSAS

Una escena de 'Girls'
Una escena de 'Girls'

Cuando Jessa rompe con su marido en el segundo capítulo de la cuarta temporada le lanza esto a la cara:

“¿Crees que eres un espíritu libre por haber pasado conmigo 3 meses? Yo llevo 25 años viviendo esta vida. Cuando tenga 30 aparentaré 50 y estaré gorda porque estaré llena de experiencias. ¿Y tú? Tu única experiencia en la vida ha sido acostarte conmigo. Me da vergüenza ir contigo por la calle de lo normal que eres”

¿Quién quiere ser normal en esta vida? ¿A quién no le gusta que le pasen cosas?

En Girls la importancia de que te pasen cosas, las que sean, se eleva hasta un sentido casi filosófico. Un modo de vida. A través de las experiencias aprendemos a conocernos mejor a saber qué es lo que queremos de los demás. Y de hecho Hannah no empieza a ser una escritora de verdad hasta que le pasan cosas de verdad.

En el magnífico episodio quinto de la segunda temporada Hannah mantiene una aventura con un tipo casado y desconocido, un tipo con la cara de Patrick Wilson que es amable, cariñoso, sexy… Una de esas cosas mágicas que ocurren cuando estás abierto a que te ocurran cosas. En este episodio Hannah dice: “Creo que mi problema es que soy demasiado inteligente y sensible. No estoy loca, solo quiero sentirlo todo”.

También es importante vivir en una ciudad como Nueva York para que te pasen cosas. Otro de los capítulos más importantes, bonitos, impactantes y perfectos de la serie es el sexto de la quinta temporada titulado Pánico en Central Park. 

Marnie sale a pasear cabreada con su marido, Desi, y se encuentra con su ex Charlie, un personaje que había desaparecido abruptamente tras la segunda temporada. Un episodio mágico donde Marnie brilla como en ningún otro momento en la serie. Lena escribe este guión que habla sobre lo que cambiamos, lo que seguimos sintiendo por las personas que alguna vez hemos amado y sobre todo, sobre la necesidad de que nos ocurran cosas, las que sean, para saber quienes somos y qué demonios queremos hacer con nuestra vida.

Y sobre todo es importante que mientras no te pasen cosas te ocupes de bailar, siempre. Siempre. Todos tenemos un Elijah y hay que agarrarse a él muy fuerte. 

Escena de Girls
Escena de Girls
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Diez años después de su estreno me asomo a Girls por segunda vez cuando nadie habla de Girls, Lena Dunham ya no es la voz de ninguna generación, Adam Driver es el mejor actor del momento según Martin Scorsese y Judd Apatow… ¿Alguien se acuerda de Judd Apatow? Y esta vez sí, esta vez Girls me flipó.

Da igual la generación a la que pertenezcamos. La serie de Lena Dunham, que ha pasado de sacarme de quicio a ser una de mis genias favoritas, contiene una inmensa cantidad de diálogos brillantes, capítulos de un calado social y cultural anchísimo, tramas incómodas y personajes profundamente estudiados para devolvernos nuestra propia imagen.

No tengo la buena costumbre de escribir sobre lo que me ocurre. Al contrario que esta amiga, la que me empujó a ver Girls, y que durante el segundo visionado de una de las series de su vida decidió escribir en las notas del Iphone todo lo importante que sucedía en cada capítulo y lo que ella sentía al respecto, de la misma forma que doblamos las páginas de un libro, subrayamos sus frases y ponemos notas al margen. Y a esas notas del Iphone (que son oro) debo este artículo. Gracias, G.

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