'Doctor Portuondo': Berto Romero y Carlo Padial, doctores de la comedia

La serie 'Doctor Portuondo' confirma la conexión artística entre los creadores Berto Romero y Carlo Padial. Una unión forjada en la comedia.
Carlo Padial y Berto Romero
Carlo Padial y Berto Romero
Cinemanía
Carlo Padial y Berto Romero

Preguntarle a Berto Romero por su amigo Carlo Padial es dibujar una sonrisa en su rostro: “Me hace gracia porque cuando hablamos de nosotros lo hacemos con referentes de raperos y músicos: 'Que si uno es como Prince, el otro como Jay Z…”. Son bromas y códigos entre dos creadores que dialogan constantemente. Carlo convenció a Berto para rodar la chifladura de Algo muy gordo, una película que influyó en la serie Mira lo que has hecho, de Berto. 

Ahora que Carlo se estrena en la ficción seriada con Doctor Portuondo, adaptación de sus memorias psicoanalíticas, no podía dejar de contar con Berto, aunque sea en un papel secundario. El actor interpreta a un estrambótico paciente de la zona alta de Barcelona con problemas de índole sexual, incapaz, por ejemplo, de participar en orgías con máscaras por el tamaño de su apéndice nasal. Doctor Portuondo nos brinda la oportunidad de preguntarles acerca del difícil trabajo de producir humor (¿o sería mejor decir posthumor?) en tiempos no del todo brillantes.

Tráiler de 'Doctor Portuondo'

Tanto Mira lo que has hecho como Doctor Portuondo son series basadas en la autoficción, en el chiste que nace de experiencias personales. ¿Es la autoficción el epicentro de la comedia actual?

Carlo: Esto daría para un podcast. La autoficción tiene mala prensa. Ahora me siento más centrado en ficción pura, pero me da rabia que eso ocurra, porque es darle la espalda al presente. Las cosas más relevantes que han pasado en los últimos 20 o 30 años tienen que ver con la autoficción o con el reflejo del yo. 

El ascenso de los youtubers, la figura del rapero, lo que haces en redes sociales cuando te estás contando a ti mismo… Todo es autoficción y son los que están dictando la cultura del momento. Lo que pasa es que esto parte de los prejuicios y la superioridad que sienten el novelista o el gran contador de ficciones, que ven como les adelantan por el carril que no toca con algo que es mucho más relevante. Y lo entiendo: has estado leyendo a Flaubert y a Tolstoi y todos estos mamotretos, contando su historia… 

Pero es el momento presente que estamos viviendo, no hemos tenido nada más. Yo no he vivido grandes guerras… ¿Qué puedo contar? Pues que voy al Bracafé y me mira mal el camarero. Me parece más honesto que hablar de los refugiados. De qué vamos a hablar, si no nos pasa nada…

Berto: Al principio me resultaba un poco impúdico eso de usarte como material de comedia, aunque tenía claro lo que quería hacer. Cuando empezamos a escribir Mira lo que has hecho el título provisional era Las variaciones Berto. Entonces rodé con Carlo Algo muy gordo, y tomé mucha seguridad en desarrollar la autoficción. Ahora también estoy un poco cansado del género y me tira más la ficción, pero cuando Carlo me llamó, tenía que estar. Eso sí, si Portuondo levantar la cabeza se volvía a enterrar…

Habéis confesado en numerosas ocasiones que os buscáis el uno al otro. ¿Qué os atrae?

Berto: Una alquimia especial que siempre quiero repetir. A mí me pasa algo con Carlo, con nadie más: estar con él es una especie de ensoñación flipante. Él tiene una forma de trabajar en la que entras en una especie de improvisación dirigida: va sacando cosas de mí y mete cosas de él.

Carlo: Para mí lo mejor del mundo, los momentos más felices, además de los que pueda tener con mis hijos, son estar con Berto, con Miguel Noguera, con Julián Genisson de Canódromo Abandonado… Eso es la vida. Hacer observaciones sobre cualquier cosa, poder ver el mundo a través de sus ojos es lo más bonito. 

Me hablas del ocio. ¿Qué ocurre con lo laboral?

Carlo: Berto es un tío que controla perfectamente los tiempos y los espacios. Y encima lo hace transmitiendo al público que, simplemente, pasaba por ahí. Es brutal, porque yo soy justo lo contrario: el puro terror, la vergüenza de existir, el pánico a la réplica no inesperada…

Berto: Es un viaje de ida y vuelta, porque ese mismo discurso lo puedo aplicar sobre él. Cuando lo veo trabajar veo lo que no tengo. Admiro los sartenazos que te da en la cabeza con ideas súper lúcidas. Tiene una mirada muy única e interesante.

Mira lo que has hecho nos presenta a un Berto más cercano al stand up comedy tradicional. Doctor Portuondo es más retorcida. ¿Pertenecéis a tradiciones distintas del humor?

Berto: No te sabría decir. A mí me gusta mucho hacer mis cosas y ponerme en manos de otros. Y cuando encuentro a alguien con una mirada distinta a la mía que me enriquece, me flipa. Todo nace de admiraciones mutuas. Vi lo que Carlo hacía y me encantaba. Luego lo conocí y me sorprendió que fuera una persona tan amable y educada, cuando lo que hacía era tan chiflado y libre. A nivel personal nos entendimos mucho.

Carlo: Cuando te dedicas a algo no piensas de qué tradición vienes. Cada uno tiene su manera de ver las cosas… Pero si nos sientas juntos en una mesa… Surge la comedia.

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