Insomnio en píldoras: así es la nueva 'Historias para no dormir'

Hablamos con Paco Plaza y Paula Ortiz, dos de los directores que han actualizado la mítica serie de Narciso Ibáñez Serrador para Amazon Prime Video. 
Imagen promocional de 'Historias para no dormir'.
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Amazon Prime Video
Imagen promocional de 'Historias para no dormir'.

Desenterrar un cadáver es algo para lo que hace falta valor. Y no digamos si dicho cadáver está rodeado de un halo tenebroso y maléfico, en el que se dan cita un conjunto de relatos espeluznantes y el aura del mismísimo Gran Antiguo de nuestro audiovisual, ese ente primigenio al que conocemos como “Chicho”.

Pero, en las películas de miedo, siempre hay valientes (o insensatos) dispuestos a abrir la fosa, y si Burke y Hare (los profanadores estrella del Londres victoriano) eran dos, quienes se han arrimado a esta sepultura han sido cuatro: Paula Ortiz, Rodrigo Sorogoyen, Paco Plaza y Rodrigo Cortés firman Historias para no dormir, serie con la que Amazon Prime Video resucita la antología de terror mediante la cual Narciso Ibáñez Serrador enseñó a la España franquista y postfranquista a tener pesadillas.

Ojo, además, porque esta no es una exhumación cualquiera. Si el show original tiraba de guiones originales y de adaptaciones literarias, este regreso del Más Allá ha osado tomar cuatro de sus capítulos más aclamados para recoserlos en versiones más acordes a la España contemporánea. ¿Nos darán razones para alzar los brazos al cielo y gritar “¡están vivos!” entre rayos de tormenta?

“La idea de rehacer el show nace de los productores: ten en cuenta que uno de ellos [Alejandro Ibáñez Nauta] es el hijo de Chicho”, explica Paco Plaza. El director de [Rec], Verónica y La abuela se ha hecho cargo de Freddy, una de las historias más inquietantes de la tercera temporada del original… solo que, en lugar de adaptar su historia, se ha marcado un ejercicio metaficcional que incluye a un Chicho interpretado por Carlos Santos.

Carlos Santos como Chicho Ibáñez Serrador en 'Historias para no dormir'.
Carlos Santos como Chicho Ibáñez Serrador en 'Historias para no dormir'.
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“Me hacía ilusión volver a ver a ese señor con su bufanda blanca, su puro y su manera de hablar: rendirle tributo desde su faceta de personaje icónico”, explica, recordando esa faceta hitchcockiana que unió “al megacineasta de calidad y al personaje popular” y que se ganó el cariño de los embriones de cinéfilo, ya en los 80, presentando películas en el espacio Mis terrores favoritos.

Según recuerda Plaza, Alejandro Ibáñez se emocionó al ver al actor murciano ejecutando un tributo que, pese al cariño, no está exento de aristas, porque refleja a Ibáñez Serrador como el perfeccionista que siempre fue, poniendo en manos de un actor algo desorientado (Miki Esparbé) cierto muñeco de ventrílocuo en el que acechan fuerzas oscuras.

“Chicho era una persona muy especial y también muy exigente, consigo mismo y con todos sus colaboradores: era alguien cañero, y quería que eso quedase claro en sus apariciones", señala el director. 

Mientras Plaza retrata los platós de TVE durante la Transición, Paula Ortiz se lanza a la España contemporánea adaptando El asfalto, el episodio más legendario de la serie original, premiado internacionalmente y con Narciso Ibáñez Menta, padre del autor, protagonizando una historia tan memorable como kafkiana.

Aquí, sin embargo, es Dani Rovira quien encabeza el reparto, dando vida a un rider que se hunde inexplicablemente (con bicicleta y todo) en una calle de Madrid. “Creo profundamente que la fantasía es una gran herramienta para la reflexión social”, declara la directora de La novia, que se reconoce como una gran aficionada al género.

La desaparición, la idea de alguien que se hunde y se desvanece, es algo muy significativo en estos tiempos en los que la tierra desaparece bajo un volcán o aprendemos a temer a una pandemia como hace 500 años temíamos a la peste", prosigue Ortiz. 

"Y la figura del rider me pareció el epítome de un trabajador de hoy, alguien en una situación muy precaria, que tiene que hacer grandes esfuerzos y al que hoy en día usamos para todo", añade la directora. "Si hay una figura simbólica para el hombre o la mujer de hoy, sería el rider: alguien en cuya cara no te fijas y que, de repente, desaparece”, concluye. 

A estas dos visiones se suman las de Sorogoyen (que convierte El doble en un technothriller) y Cortés, adaptando La broma con Eduard Fernández, Natalie Poza y Raúl Arévalo. Equipos de primera fila para unas resurrecciones que, si todo va bien, darán a luz a los nuevos mitos de la España precaria.

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