Adriana Ugarte: "Es terrible ver que el abuso es muy habitual y las mujeres vivimos muchas veces con miedo"

Hablamos con la actriz sobre la serie 'Parot', disponible en Amazon Prime Video y en la que da vida a la policía Isabel Mora
Fotograma de 'Parot'
Fotograma de 'Parot'
Cinemanía 
Fotograma de 'Parot'

España, 2013. Un asesino en serie empieza a matar presos puestos en libertad tras la anulación de la doctrina Parot y emplea los mismos métodos que estos utilizaron para acabar con sus víctimas. La actriz Adriana Ugarte da vida en Parot a la policía Isabel Mora, que liderará la investigación mientras se enfrenta al intento de venganza de un excarcelado. Blanca Portillo, Michel Brown, Javier Albalá y Iván Massagué acompañan a Ugarte en esta serie de Amazon Prime Video.

¿Qué te atrajo de Parot y de Isabel, tu personaje?

Me interesaba mucho poder construir a una mujer que vive el peso del trauma de una manera tan disociada. Una mujer que está tan quebrada y tan rota por dentro que tiene que tapar completamente su esfera emocional para mantener el control. El suyo es un dolor que podemos descubrir en los breves momentos de soledad, pero, cuando está acompañada, se relaciona desde la aparente frialdad, como si la vida y los problemas no fueran con ella. Este doble juego me parecía muy real.

Tu personaje fue víctima de una violación siendo adolescente. ¿Cómo has trabajado algo tan delicado?

No quise hablar con víctimas en persona, preferí nutrirme de testimonios grabados de mujeres de diferentes nacionalidades, sobre todo menores de edad. Quería ver cómo impacta en ellas y en sus familias, cómo impacta en su desarrollo y quiénes están dispuestas a hacer terapia y quiénes piensan que no ayuda. También los traumas que genera hacia sus cuerpos, su visión de futuro y su idea de las relaciones de pareja y el sexo.

Fotograma de 'Parot'
Fotograma de 'Parot'
Cinemanía 

Suena a papel del que cuesta desprenderse en casa.

Isabel se mueve en un plano disociado y me dejaba un pelín agotada psicológicamente. Es bastante duro y hemos tenido que rodar escenas muy delicadas. Pensar que el abuso es muy habitual y ver que las mujeres vivimos muchas veces con miedo es terrible, es tremendo. Cuando escuchas testimonios de niñas de 7 años violadas por sus padres no te lo puedes creer. Hay tantas casas de los horrores que nos faltan vidas para contarlas.

Isabel es policía, se mueve en un mundo de hombres. ¿Has podido hablar con alguna agente?

Sí, he podido hablar con varias. Es un mundo en el que las mujeres se tienen que imponer y sacar su parte más temperamental para ser escuchadas. Otra vez la lucha contra el machismo. ¿Qué necesidad hay de tener que ponernos más firmes para que se nos respete? Ya somos firmes sin tener que tensarnos. En cuanto a Isabel, el trabajo es muy importante para ella; me inspiré en los niños de la guerra, que se entregan al conflicto porque es lo único que tienen. Ser policía es su vía de evasión; si no, solo le queda sanear su vida privada y es incapaz.

¿Te ayudan tus estudios de Filosofía a crear personajes?

Todo intercambio es cultura, tanto una carrera como la charla que tienes con un señor en la calle. Una vez tengo una idea de cómo contar al personaje, observo y dejo que la vida me traiga información. La documentación está fuera, en las personas reales. Está en cómo ves a una chica sola en la parada de autobús e identificas su actitud al disimular su miedo, algo que toda mujer puede entender. A mí me ha pasado, he sentido que me seguían y el ‘perseguidor’ me ha dicho: “¿Qué dices?”.

Fotograma de 'Parot'
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Cinemanía

Han pasado 20 años del estreno de Mala espina, el corto con el que debutaste. ¿Qué recuerdas?

Muchísimo miedo, muchísima ilusión y muchísima incredulidad [ríe]. Y, gracias a Dios, sigo con el mismo miedo, la misma ilusión y la misma incredulidad por poder dedicarme a lo que me gusta. He querido ser actriz desde los cinco años y ahí tenía 16. Llevaba ya unos cuantos años insistiéndole a mi madre.

¿Costó convencer a tu familia de tu vocación?

Fue complicado, pero desde muy pequeña me vincularon a la cultura: al cine, al teatro, a los musicales, a los museos. Siempre me río y digo que ellos sembraron la semilla del diablo.

La señora, El tiempo entre costuras, Julieta, Palmeras en la nieve... ¿Cómo valoras estas dos décadas de carrera?

Muchas veces piensas: “Trabajar con este director me va a llevar a hacer no sé qué”. No necesariamente. Me lo tomo como un samurái: cada proyecto es un combate nuevo y eso me gusta. Antes del boom de la tele, los papeles femeninos estaban superlimitados y era una auténtica conquista interpretar un rol que no solo contara las primeras experiencias sexuales de la chica de 20 años, que fuera más allá de las tramas en torno a hombres. Las series nos han dado acceso a un abanico más amplio de personajes femeninos que encabezan repartos y resultan interesantes y poderosos para el público. Es un subidón.

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