20 cosas que (probablemente) no sabías de 'Expediente X'

20 cosas que (probablemente) no sabías de 'Expediente X'

Lo sentimos, pero es lo que hay: si las palabras "La verdad está ahí fuera" siguen poniéndote los pelos de punta, si cuando ves a David Duchovny piensas antes en el agente Fox Mulder que en Hank Moody (Californication) y si aprendiste a querer a su compañera Dana Scully (Gillian Anderson) como a una hermana, o como a la chica de tus sueños... Pues más te vale recordar que el tiempo no pasa en balde: Expediente X, la serie más paranormal y paranoica de los 90, también cumple años: de hecho, su estreno en EE UU tuvo lugar el 10 de septiembre de 1993, hace 25 años. 

Pese a las décadas, no obstante, su influencia sigue estando ahí, y sólo Twin Peaks y Buffy, cazavampiros pueden disputarle su rol como propiciadora de esa edad de oro de la TV que acabaría dándonos Los Soprano, Perdidos, Battlestar Galactica y otras obras maestras, Eso, por no hablar de los 5 Globos de Oro y 16 premios Emmy cosechados durante su andadura.

Para celebrar la efeméride, nosotros hemos consultado en los archivos de Garganta Profunda (o de X-Files Wiki, que viene a ser lo mismo) a fin de reunir esta colección de datos, cifras y anécdotas, sin que El Fumador, Alex Krycek ni la sustancia negra hayan podido impedírnoslo. Aquí tenéis los resultados, sobre los cuales (¡faltaría más!) el gobierno niega todo conocimiento. Y ahora, si nos disculpáis, tenemos que dejaros: el hombre tenia que tenemos como mascota en la redacción tiene hambre, y es la hora de darle de comer.

En el principio, fue Kolchak

Podríamos decir que al productor Chris Carter se le aparecieron los aliens cuando, en 1992, escribió el guión del piloto de Expediente X. Lo decimos porque, lo que es a él, la ciencia-ficción no le interesa un pimiento, pero para concebir su serie se inspiró en varios clásicos de la TV paranormal. Entre sus influencias, Carter ha citado a Dimensión desconocida, Twin Peaks, la británica Los Vengadores (de la cual tomó la dicotomía entre un héroe y una heroína) y, sobre todo, Kolchak, the night Stalker. ¿No te suena este último show? No te culpamos: se trata de una serie que sólo duró una temporada (1974-1975), con guiones del recientemente fallecido Richard Matheson, y cuyo protagonista (Darren McGavin) era un reportero aficionado a investigar asuntos paranormales.

Duchovny y Anderson, polos opuestos

Sobre la mala relación entre los protagonistas de Expediente X se ha escrito mucho. De hecho, cuando los intérpretes de Mulder y Scully han hablado sobre el tema, han procurado quitarle hierro al asunto: según Duchovny, "me bastó con decir que Gillian y yo no salíamos por ahí después del rodaje para levantar el rumor de que nos odiábamos". En todo caso, y morbos aparte, dejemos constancia de una paradoja enorme: David, un señor muy serio licenciado en Literatura por Harvard y Yale, no está interesado en absoluto en los extraterrestres y la cosa paranormal, mientras que Gillian Anderson (con un título de Arte Dramático en su currículum y reputación de fiestera hiperactiva) sí que afirma sentir curiosidad al respecto. Vamos, todo lo contrario que sus personajes en la serie.

Los monstruos y los mitos

Al principio, ni Chris Carter ni sus guionistas querían introducir arcos argumentales a largo plazo en Expediente X: según el productor, "cada episodio era una historia que queríamos contar, nada más". Pero la tentación de convertir las andanzas de Mulder y Scully en una saga fue demasiado fuerte, y los episodios sobre el Fumador, la sustancia negra y demás asuntos conspirativos proliferaron como las setas. Para hacer frente a esto, el equipo de la serie dividió los capítulos en dos clasificaciones: MoW (siglas de Monster of the Week, "monstruo de la semana") designaría a aquellos sin conexión con la historia principal, y supondrían dos tercios de cada temporada, mientras que MythArc era la clave reservada a los vinculados al "arco mitológico".

Es Canadá (¡el colmo ya!)

10-13 Productions, la empresa fundada por Chris Carter, planeó originalmente el rodaje de Expediente X en las cercanías de Los Ángeles, pero se topó con dos problemas. El primero: el presupuesto que esto requería era muy elevado para una serie de TV (de las de entonces, se entiende). Y el segundo, que California resultaba demasiado soleada para una serie tan tenebrosa. La respuesta a ambas cuitas fue trasladarse a Canadá, más concretamente a Vancouver, "donde teníamos todos los bosques que necesitábamos", en palabras de Carter. La idea funcionó como la seda durante las primeras cinco temporadas, pero tanto tiempo lejos de su esposa Téa Leoni acabó agobiando a David Duchovny, quien exigió que los siguientes episodios fuesen realizados en EE UU. El desbarajuste causado en el equipo de la serie (el cual tuvo que ser renovado casi por completo) se cita a veces como uno de los factores de su declive.

La clave numérica

El número 1013 es muy importante en la mitología de Expediente X: sólo tienes que pensar en cierto silo donde aguardaba cierto vehículo alienígena (y donde quedó encerrado el maligno Krycek), o en la resolución de la ONU acerca de los contactos con extraterrestres. ¿De dónde salió el guarismo de marras? Sencillo: es el cumpleaños de Chris Carter. En la notación anglosajona para las fechas, el mes se pone por delante del día, y resulta que nuestro hombre nació el 13 de octubre de 1957. Otro número que surge por todas partes, 1121, corresponde a otro cumpleaños, el de la esposa de Carter Lori Pierson. Y, finalmente, el apartamento de Fox Mulder tiene un 42 en la puerta como homenaje a La guía del autoestopista galáctico. Podríamos explicarte el significado de este guiño, pero para ello deberíamos encontrar la Gran Pregunta sobre la Vida, el Universo y Todo lo demás.

El póster que desaparece

Además de toneladas de papeles, informes y mugre, en la oficina de Fox Mulder se hallaba un póster en el que figuraban un platillo volante y la frase "I Want to Believe" ("Quiero creer"). Pues bien: el cartel de marras desaparecía cada semana del plató, teniendo que ser reemplazado por otro igual. Claro que aquí no hablamos de un fenómeno paranormal, sino de la habilidad para el latrocinio de los fans de la serie, que se colaban en el estudio para llevárselo. El último póster superviviente se expone hoy en el Hollywood Entertainment Museum de Los Ángeles, como parte de una recreación del mítico despacho.

Ciencia alienígena

Pese a lo disparatados que podían resultar (a veces) sus argumentos, Expediente X contó con una asesora científica durante toda su trayectoria en antena. Se trató de Anne Simon, doctora en Virología y profesora de Genética Molecular en la Universidad de Maryland, cuyos estudios sobre la replicación de los microorganismos debieron venir de perlas, suponemos, para darle forma a la sustancia negra. En 1999, la doctora Simon publicó The Real Science of The X-Files: Microbes, Meteorites and Mutants, un libro prologado por Chris Carter en el cual disertaba sobre la clonación, la nanotecnología, la simbiosis de humanos con criaturas alienígenas y otros temas afines a la serie.

Enigmas en la Red

Uno de los factores que impulsó la masiva popularidad de Expediente X fue su empleo pionero de internet para mantenerse en contacto con sus fans. Dicha comunicación se articulaba en torno a un foro diseñado de forma un tanto rupestre (era la época, ya se sabe), pero con un montón de participantes, amén de en grupos de discusión en redes como UseNet. Durante la última temporada, los usuarios más activos recibieron un bonito homenaje en los créditos del show: sus nombres aparecían en una lista de "testigos y contactos del FBI" que podía verse en pantalla durante unos segundos. Además, recordemos que Mulder, Scully y sus aliados empleaban habitualmente el correo electrónico ya en 1993, cuando casi nadie sabía aún lo que era aquello.

Las realidades se confunden

Uno de los síntomas de la popularidad de Expediente X en internet fue la proliferación de webs dedicadas al fan fiction, esos relatos amateur que, en muchas ocasiones, exploran territorios más bien picantes. El interés de los usuarios por una hipotética relación entre Mulder y Scully (o entre Mulder y el jefe Skinner, una opción también muy popular) sirvió de acicate para que los guionistas hicieran más hincapié en el mundo interior de los protagonistas. Y, en el colmo de la interacción, algunos personajes de la serie fueron bautizados en honor a estos escritores aficionados: el ejemplo más emocionante es Leyla Harrison (Jolie Jenkins), la excéntrica y vivaracha agente del FBI, concebida en honor a una fan fallecida de cáncer en 2001.

"El movimiento de la grasa es hipnótico"

Si has reconocido esta frase, y has respondido mentalmente aquello de "es como una lámpara de lava", sabes de qué estamos hablando: en 1997, Expediente X ya era un fenómeno social, y Fox decidió aprovecharlo colando a Mulder y Scully en un episodio de la sexta temporada de Los Simpson. Su título fue Expediente Springfield, y en él nuestros agentes favoritos investigaban cierto encuentro en la Tercera Fase, el cual resultaba estar relacionado con el señor Burns y sus terapias rejuvenecedoras. Al año siguiente, la serie nos presentaba a un señor más bien obeso llamado Homer, que trabajaba en una central nuclear y que era devorado aparatosamente por un alienígena. ¿Casualidad?

¿Quiénes son esos tíos?

El episodio D.P.O. (tercero de la tercera temporada) es el favorito de muchos fans: su argumento es sencillo pero efectivo, su historia behind the scenes es entrañable (Carter concibió el guión a partir de una nota, con las palabras "chico relámpago", que alguien había clavado en el tablón de anuncios del estudio) y, sobre todo, cuenta con las dos intervenciones más inesperadas de toda la serie. El villano del capítulo, un chaval que controla la electricidad con la mente, es Giovanni Ribisi, mientras que en el papel de su secuaz encontramos a Jack Black. Dado que D.P.O. se rodó y emitió en 1995, no hace falta decir que ambos actores aparecen jovencísimos.

El disco homenaje

Durante sus años de máxima popularidad, Expediente-X generó una enorme cantidad de merchandising, según el precedente sentado por Twin Peaks. Además de los cómics, las cartas coleccionables, los libros y los pósters, destaca por lo inesperado el álbum Songs in the Key of X, un recopilatorio gracias al cual nos enteramos de que Elvis Costello, Brian Eno, REM, los Foo Fighters y el ex líder de los Pixies, Frank Black, eran fans de la serie. El disco, por otra parte, custodiaba un interesante secreto: si conseguías que tu reproductor de CD retrocediera 10 minutos y 13 segundos antes del primer tema, podías escuchar una versión de la sintonía de Mark Snow interpretada por Nick Cave y los Dirty Three, más otro tema del mismo conjunto.

Todo lo que sube, baja

El 26 de enero de 1997, la serie alcanzó su máximo momento de gloria: el episodio 12 de la cuarta temporada, Leonard Betts, tuvo una audiencia de 29,7 millones de personas en EE UU. Algo a lo que contribuyeron tanto factores intrínsecos al mismo (su truculenta historia, sus efectos especiales y el mazazo de saber que Scully tenía cáncer) como extrínsecos, porque se emitió justo después de la SuperBowl. Pero, como suele pasar, también supuso el comienzo de su declive: las cifras de Expediente X descendieron paulatinamente desde entonces, hasta el punto de que el último capítulo del show (emitido el 19 de mayo de 2002) tuvo tan sólo 13 millones de espectadores, quedando para la historia como el final de serie menos visto de todos los tiempos. Triste colofón para un programa que había marcado una época.

Fox quería más, y Carter también

¿Quién tuvo la culpa del declive de Expediente X? ¿Fue David Duchovny, apeándose del programa en la temporada 7 y volviendo sólo ocasionalmente? ¿Fueron unos guiones cada vez menos inspirados? ¿O un público agotado de tanta pregunta sin respuesta? Podemos esbozar una teoría al respecto: el primer contrato de Chris Carter con Fox estipulaba que la serie duraría tres temporadas. Pero, vistos los inmensos beneficios, el productor y la cadena firmaron un nuevo acuerdo, que incluía la realización de cinco temporadas más (ocho en total) y de una película que remataría la historia para los restos. Por lo tanto, hablamos de una versión televisiva del cuento de la lechera, en la cual la codicia de unos y otros acabó malogrando el producto.

Los desafortunados spin off

Tal vez inspirado por las andanzas de un tal Joss Whedon, Carter decidió que al universo de Expediente X le venía pequeña una sola serie: para expandir las posibilidades de su creación, el productor concibió dos shows derivados. El primero de ellos fue Millennium, con el veterano de la serie B Lance Henriksen (le recordarás como Bishop en Aliens, el regreso) dando vida al detective telépata Frank Black. Este programa aguantó en antena tres temporadas (1996-1999), sin que su conexión con la serie matriz quedase de relieve salvo cuando a Scully se le va la pinza y se hace cierto tatuaje. El segundo spin off, Los pistoleros solitarios, duró todavía menos (una temporada en 2001), lo cual es fácil de explicar: esta serie, protagonizada por los tres frikis confidentes de Mulder y Scully, era una tremenda y enorme bosta.

Doggett y Reyes, los patitos feos

Cuando David Duchovny decidió abandonar el rol protagonista de Expediente X, Carter estaba convencido de que la serie podía aguantar 10 años más en antena si daba con un sustituto adecuado. Por desgracia, el público le tomó ojeriza al agente John Doggett prácticamente desde su aparición en la octava temporada: seguramente, que dicho papel corriese a cargo de Robert Patrick (el villano de Terminator 2) debió influir en dicho rechazo. Y a nosotros nos da mucha rabia saber que Chris Carter rechazó a Bruce Campbell (el único e inimitable Ash de Posesión infernal) para interpretar al nuevo héroe. Mónica Reyes (Annabeth Gish), el personaje concebido para sustituir a Scully, tampoco cayó bien entre los fans.

El desbarajuste del formato doméstico

Entre sus muchos hitos históricos, Expediente X se apuntó también el de ser una de las primeras series distribuidas en cofres de dvd. Dicho formato facilitó a los fans revisarla por temporadas completas (las ediciones en VHS sólo incluían capítulos seleccionados por Chris Carter), pero también creó problemas de tipo económico: en algunos comercios estadounidenses, se las cajas de Expediente X alcanzaron precios superiores a los 100 euros, ajustados a la inflación. Actualmente, uno de estos packs puede salirte por alrededor de 25 euros en un comercio español. Menuda diferencia...

Esas (malas) películas...

Sabemos que estamos tocando un tema muy doloroso para los fans, pero allá vamos: Expediente X (1998), el primer filme basado en la serie, alcanzó buenos resultados económicos (201 millones de euros, ajustados, de recaudación internacional) pero en general dejó fríos a los críticos, a un público generalista al que todo aquello sonaba a chino y a los fans, hartos de las consabidas preguntas sin respuesta. Diez años después, Expediente X: Creer es la clave fracasó a la hora de movilizar a un fandom ya fosilizado, no pudo competir con El caballero oscuro en los rákings de taquilla y recibió memorables palos de la prensa (con la señera excepción de Roger Ebert). Y, pese a todo, Chris Carter aún amenaza con rodar una tercera entrega...

...Y los (buenos) cómics

Como ya hiciera Whedon con Buffy, cazavampiros, Chris Carter encontró en los tebeos una forma de remontar Expediente X tras su desaparición de la TV: hablamos de The X-Files: Season 10, un tebeo de la editorial IDW que comenzó a publicarse en junio de este año y cuyos dos números aparecidos hasta ahora han recibido críticas irregulares, pero positivas en general. Toda una sorpresa, dados los últimos coletazos de la saga.

Amor de fan en viñetas

Ahora bien, si quieres pasar del merchandising y disfrutar de un trabajo elaborado con amor de fan, acude a Monster of the Week: The Complete Cartoon X-Files. En este webcomic, la dibujante Shaenon K. Garrity ha emprendido la tarea de adaptar toda la serie en viñetas, desde un punto de vista humorístico y narrando de paso su propia trayectoria como fan. Te lo recomendamos encarecidamente.

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