Whitney Houston muere a los 48 años

Whitney Houston muere a los 48 años

Pudo haberlo tenido todo. Dotada con una voz prodigiosa, de un rostro mayestático y de un carisma que compensaba un talento dramático discutible, Whitney Houston fue la reina de la música soul durante los 80 y los 90. Pero a la hora de su muerte, que se produjo en la madrugada de hoy, había quedado como una figura pública estragada por las drogas, mientras que sus hits como The Greatest Love of All o la versión de I Will Always Love You (original de Dolly Parton) con la que seducía a Kevin Costner en El guardaespaldas (1992) eran satirizados en filmes como American Psycho como ejemplos de ese pop de plástico que arrebataba a los yuppies de los 80.

Ahijada de la gran Aretha Franklin, y curtida en el exigente mundo del gospel, Houston ganó seis premios Grammy, batió récords de ventas y estuvo nominada al Oscar por duplicado gracias a sus canciones en El guardaespaldas, cinta con la que inició una carrera dramática que abarcó sólo cuatro filmes, de éxito y calidad descendentes: a su romance celebrity con Costner se sucedieron Esperando un respiro, La mujer del predicador (junto a Denzel Washington) y el telefilme Cinderella. Todos coinciden en que la horma de su zapato fue su matrimonio con Bobby Brown, cantante de estilo urban de talento muy discutible y temperamento de maltratador: tras el casamiento, que se rompería en 2006, la actriz y cantante comenzó una espiral de adicciones a las drogas, siendo detenida por posesión de marihuana y afirmando en el show de Oprah Winfrey que no consumía crack "porque era muy barato". Algo que muchos, demasiados, interpretaron como una confirmación de lo evidente.

Houston fue hallada en su bañera, ya cadáver, justo cuando las dos vertientes de su carrera apuntaban un resurgir: además de haber sido fichada como jurado para el concurso de talentos The X Factor, tenía pendiente el rodaje de Sparkle, un remake del musical que su madrina Aretha Franklin protagonizó en 2006.