
Es lo que tienen los festivales de cine: dos directores, viejos conocidos, se encuentran en una fiesta, y según van cayendo las copas empiezan a hacer planes. Y, si dichos cineastas se llaman Quentin Tarantino y Álex de la Iglesia, el resultado de la iluminación etílica es este making of de La chispa de la vida, realizado a instancias del ex presidente de la Academia según los parámetros de Kill Bill. Todo ello, por supuesto, con la aprobación del genio de la gran mandíbula. ¿Veremos algún día a José Mota con un chándal amarillo?
Comentarios