Venganzas de cine: 15 películas que se sirven frías

Una sangrienta selección de filmes sobre ese plato que se prepara en caliente.
Venganzas de cine: 15 películas que se sirven frías
Venganzas de cine: 15 películas que se sirven frías
Venganzas de cine: 15 películas que se sirven frías

Será porque los directores de cine son gente muy rencorosa. O porque, para hacer una buena película, una historia con pasiones desatadas siempre viene bien. El caso es que las historias de venganza tienen una representación de lo más numerosa entre nuestras películas favoritas...

Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003-2004)

La ofensa: Una asesina internacional retirada, conocida sólo como La Novia (Uma Thurman), recibe la visita de sus ex compañeros el día de su boda. A resultas de ello, pierde a su novio y al bebé que estaba esperando, y se queda unos añitos en coma.

La retribución: Una larga serie de ejecuciones que oscilan entre lo épico (la liquidación de O-Ren Ishii -Lucy Liu-) y lo sórdido, conforme la prota va tachando nombres de su lista.

Conan el bárbaro (John Milius, 1982)

La ofensa: ¿Cómo reacciona un bárbaro cimmerio (con el rostro de Jorge Sanz, nada menos)cuando una secta de fanáticos arrasa su aldea, mata a sus papás y le convierte en esclavo gladiador?

La retribución: La respuesta a lo anterior es clara: madurando hasta adquirir la musculatura (y el acento) de Arnold Schwarzenegger y armando una escabechina histórica entre los secuaces del reptiliano Thulsa Doom (James Earl Jones). ¡Por Crom!

Venganza (Pierre Morel, 2008)

La ofensa: Una banda de proxenetas rapta a una chica de vacaciones en París, con intención de ponerla en el mercado de la prostitución. Por desgracia para ellos, hay algo que no saben...

La retribución: ...Y ese 'algo' es que el papá de la víctima es un ex agente de la CIA con una serie de habilidades concretas, adquiridas durante su vida profesional, que pueden convertirle en una pesadilla para cualquier villano de película. Claro, uno piensa que Liam Neeson es un buenazo, se confía, y luego pasa lo que pasa.

Centauros del desierto (John Ford, 1956)

La ofensa: El veterano de la Guerra de Secesión Ethan Edwards (John Wayne) tiene algo personal contra los comanches desde que la tribu del jefe Cicatriz aniquiló a la familia de su hermano, secuestrando de paso a su sobrina Nathalie Wood.

La retribución: Durante los tres años siguientes, Ethan se embarca en una de las venganzas más sonadas de la historia del western, lo cual es decir mucho. Nuestro antihéroe no sólo pasa por las armas a todo amerindio que se cruza en su camino, sino que, además, mutila sus cadáveres para que sus espíritus no puedan entrar en la otra vida.

El Cuervo (Alex Proyas, 1994)

La ofensa: Un guitarrista gótico-siniestro (el malogrado Brandon Lee, fallecido en un accidente de rodaje) muere a manos de los mismos hampones que violan y liquidan a su novia. Será que no les gustaba su música, o algo...

La retribución: Presuntamente, si uno liquida al ofendido, la venganza es algo imposible, ¿no? Pues, en esta película, es todo lo contrario: el difunto Eric resucita como un justiciero no-muerto dispuesto a cargarse a los villanos uno a uno, de las formas más truculentas posibles.

El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974)

La ofensa: Paul Kersey, arquitecto de profesión y votante (a buen seguro) del Partido Demócrata, ve cómo sus ideales socialdemócratas se van al traste cuando una banda callejera viola y asesina a su mujer. Y en el domicilio conyugal, además.

La retribución: El hecho de que a Kersey lo interprete Charles Bronson debería darnos una pista de la épica matanza que sigue al suceso. Dado el éxito de la película, este vengador urbano reapareció en la friolera de cinco secuelas (dos de ellas estrenadas aquí como Yo soy la justicia y Yo soy la justicia II) en las que su familia y amigos sufrían destinos de lo más trágico. Lo cual prueba que, aparte de una gran capacidad para matar pandilleros, el héroe de la saga arrastra un mal fario que ríete tú de Jessica Fletcher.

Hard Candy (David Slade, 2005)

La ofensa: ¿Por qué esa jovencita con caperucita y el rostro de Ellen Page está tan interesada en un sujeto -Patrick Wilson- mucho mayor que él? ¿Es ella la víctima, o el verdugo de la historia? Para saberlo, tendrás que ver la película...

La retribución: Evitando los spoilers, avisamos que Hard Candy es una ración doble de torture porn, sólo que con mucha menos sangre de lo habitual (eso sí, humillación la hay a montones) y ejecutado por una chavala adolescente. Lo cual convierte a este filme en un trabajo de lo más inquietante y terrorífico.

Munich (Steven Spielberg, 2005)

La ofensa: Entre el 5 y el 6 de septiembre de 1972, el grupo terrorista palestino Septiembre Negro secuestró y asesinó a 11 miembros del equipo Israelí durante la celebración de los Juegos Olímpicos en Munich.

La retribución: Tomándose algunas libertades con los hechos registrados, Spielberg nos cuenta aquí la 'operación Ira de Dios', en la que un comando de agentes del Mossad (servicio secreto de Israel) asesinó a nueve presuntos responsables de la matanza. La actitud del director respecto del asunto levantó una considerable polvareda, y la película fue boicoteada por organizaciones sionistas en EE UU.

Sympathy for Lady Vengeance (Park Chan-Wook, 2005)

La ofensa: Cuando tenía 19 años, Geum-ja fue encarcelada por asesinar a un niño, un crimen que ella nunca cometió. El caso se convirtió en un fenómeno social, y su vida quedó arruinada en el proceso.

La retribución: En la última parte de la 'Trilogía de la Venganza' firmada por el director coreano (las entregas anteriores son Sympathy for Mr. Vengeance y la más popular Oldboy), vemos cómo Geum-ja prepara su venganza contra el verdadero asesino (Choi Min-sik) con la ayuda de sus antiguas compañeras del talego. Una trama compleja, maquiavélica y en la cual ella se ensuciará las manos lo menos posible...

Asesino implacable (Mike Hodges, 1971)

La ofensa: Jack Carter (un Michael Caine supremo), matón a sueldo de la mafia londinense, lleva años sin hablarse con su hermano. Pero cuando este muere en misteriosas circunstancias, decide tomar cartas en el asunto, más que nada porque tiene una reputación que mantener.

La retribución: Con un Newcastle muy industrial y muy desolado como marco, Carter se embarca en una investigación que le llevará a desafiar a lo más florido y granado del crimen local. Si esta película te gusta, hazte un favor y no veas nunca el remake que Sylvester Stallone protagonizó en 2000.

Sweeney Todd (Tim Burton, 2007)

La ofensa: Siguiendo el musical de Stephen Sondheim, esta película nos cuenta la historia de Benjamin Barker (Johnny Depp), barbero que sufrió las consecuencias de que el juez Alan Rickman se encaprichase de su mujer y su hija. Consecuencias que tuvieron la forma, básicamente, de una deportación a Australia.

La retribución: Sin parar de cantar (bien o mal, esa es otra historia), y animado por su casera Helena Bonham-Carter, un Barker transmutado en Sweeney Todd convertirá su cruzada en un negocio, matando a incontables londinenses cuya carne acabará sirviendo de relleno a sabrosos pastelillos.

Irreversible (Gaspar Noé, 2002)

La retribución: Sin provocación previa ni explicación alguna, un hombre (Vincent Cassel) mata a otro aplastándole la cabeza a golpes de extintor. ¿Por qué?

La ofensa: Como la historia de Irreversible se nos cuenta en orden inverso, tendremos que llegar casi al final para saber que [SPOILERS] la mujer del asesino (Monica Bellucci) fue violada brutalmente por un chulo. ¿Lo peor de todo? Buscando venganza, el marido sigue una pista falsa y (junto al ex novio de ella, Albert Dupontel) acaba despachando a un inocente. [/SPOILERS]

Jungla de cristal. La venganza (John McTiernan, 1995)

La ofensa: Según comenta Simon Gruber (Jeremy Irons, teñidísimo) en una escena memorable, su hermano Hans (Alan Rickman en La jungla de cristal) era un cretino. Pero una cosa es que se llevase mal con él, y otra consentir que un resacoso policía llamado John McClane (Bruce Willis) se fuera de rositas tras despeñarle por la azotea de un rascacielos.

La venganza: Además de por convertir en vengador al villano, en lugar de al héroe, esta entrega de la saga destaca por la originalidad de sus métodos: en vez de un secuestro o un asesinato, Simon somete a McClane y a su reluctante compinche Zeus (Samuel L. Jackson) a una serie de acertijos lógicos y matemáticos que les obligan a recorrerse Nueva York a lo largo y a lo ancho. Claro que tras tanto retorcimiento hay truco, porque "Fort Knox es para los turistas".

Balada triste de trompeta (Álex de la Iglesia, 2010)

La ofensa: Cuando Javier (Carlos Areces) era pequeño, la España 'nacional' le quitó a su padre, quien le instó a vengarse antes de expirar. Años después, convertido ya en payaso (soso), el protagonista tiene que aguantar que un Antonio de la Torre maltratador, brutal y con mucha más gracia que él se lleve a la chica que le gusta (Carolina Bang).

La venganza: Desfigurado (por voluntad propia), con un traje hecho con una casulla de obispo y con la cordura en bancarrota (nosotros, al menos, no siempre alucinamos con Raphael), Javier recorre un sendero de ultraviolencia en el cual, más que contra su rival en amores, pretende desfogarse contra un país entero.

Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002)

La ofensa: El hijo de Michael Sullivan (Tom Hanks), asesino a sueldo profesional donde los haya, es sorprendido mirando donde no debe. La reacción, algo exagerada, del villano Daniel Craig es exterminar a toda su familia... Salvo al papá y al niño, que se salvan de milagro.

La venganza: Dado que el padre (Paul Newman) del criminal es un alto cargo de la mafia irlandesa, padre e hijo tendrán que echarle ingenio para conseguir su objetivo. Su estrategia: convertirse en un problema para los bosses de Chicago.

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