'Tarde de perros' y 'Atrapado por su pasado', doble sesión con Al Pacino

No será por falta de películas míticas, pero recordemos un par de ellas aprovechando que recientemente el actor cumplió 80 años.
Atrapado por su pasado
Atrapado por su pasado
Atrapado por su pasado
Atrapado por su pasado

Era un desconocido que había hecho teatro y solo un par de películas. Nadie parecía confiar en él ni sabía porque le habían ofrecido un papel tan importante en una producción tan ambiciosa. "En medio de las escenas oía a gente que se reía y era por mí". Así lo contaba Al Pacino durante un encuentro en el Festival de Tribeca de 2017 para conmemorar el 45º aniversario de El Padrino.

Su Michael Corleone, junto al Don Vito de Marlon Brando, acabó haciendo historia. Pero antes, solo dos personas parecían tener fe en ese desconocido. Uno era el director que le había contratado, Francis Ford Coppola, el otro Al Ruddy, uno de los productores y tal vez intentando animarle de que todo iría bien para aliviar tensiones en un proyecto ya de por sí complicado, la adaptación del best seller de Mario Puzzo.

Empezó en la sombra, desapercibido, para luego ir tomando una relevancia primordial. Al igual que su personaje en la película, la carrera de Al Pacino tomaría impulso hasta convertirse en mítica. Recordando que cumplió 80 años el pasado 25 de abril, habría muchas interpretaciones y películas a destacar. Está la misma El Padrino (o El precio del poder o El Irlandés), pero en esta propuesta de sesión doble nos quedaremos con dos grandes títulos con un Al Pacino que supo sacar el lado más duro y el más tierno de sus personajes.

'Tarde de perros' (Dog Day Afternoon, 1975)

Tarde de perros

Todo iba a ser muy rápido. Entrar en la sucursal de un banco de Brooklyn, decirles que era un atraco, que abrieran la caja fuerte, recoger el dinero y salir. A Sonny Wortzik y sus dos compinches, igual de confiados, igual de inexpertos, habían calculado que el robo sería discreto, sin problemas y que tardarían como mucho unos diez minutos. Pero no fue así.

En ese momento en la caja no había casi nada, y lo que vino después, encerrados con empleados y clientes como rehenes, y la policía y el FBI esperándoles fuera, se convirtió en carnaza para los medios de comunicación. Un circo mediático en el que uno de los principales titulares fue que el "cerebro" del golpe había planeado el robo por amor. Era gay y quería, con su parte, pagarle la operación de cambio de sexo a su hombre. Lo que debía haber durado no más de diez minutos se alargó hasta más de 14 horas.

Sidney Lumet firmó uno de los thrillers (y dramas) fundamentales de la década de los 70. Al Pacino una de sus mejores interpretaciones (lo que ya es decir). La fuente de inspiración fue un caso real y un artículo publicado en la revista Life (The Boys in the Bank de P.F. Kluge) en torno a un frustrado robo la tarde del 22 de agosto de 1972.

"Nadie había hecho nunca nada parecido. Nadie había atracado un banco para que se la cortaran a alguien y le hicieran un cambio de sexo. Por eso hicieron la película". Así lo resumía un orgulloso John Wojtowicz, su protagonista real, el tipo que inspiró semejante historia, cuando fue entrevistado tres décadas después para el documental The Dog (que empezó a gestarse en 2002 y no pudo terminarse y estrenarse hasta 2013), realizado por Allison Berg y Frank Keraudren. Aunque por entonces, Wotjowicz estaba enfermo terminal de cáncer. Le quedaba al menos el consuelo de saber que su nombre y la historia de su fallida tentativa había pasado a la posteridad.

Disponible en streaming en Movistar+ (y en compra o alquiler en Rakuten TV, Apple iTunes y Google Play Movies).

'Atrapado por su pasado' (Carlito's Way, 1993)

Atrapado por su pasado

Maestro del suspense, con Hitchcock como director de cabecera, y de las tramas retorcidas quién diría que una de las mejores escenas de la filmografía de Brian De Palma nos la proporciona el ver a Carlito Brigante de noche y bajo la lluvia, con su gabardina negra y resguardándose del agua con un simple cubo de basura mientras contempla desde una azotea a Gail (Penelope Ann Miller), una bailarina que es aquí también el amor de su vida.

En una conmemoración involuntaria, diez años después de El precio del poder, Al Pacino y De Palma volvieron a colaborar en esta adaptación de la novela escrita por el juez Edwin Torres (y que en un principio debía dirigir precisamente Sidney Lumet) sobre la fatalidad y lo que condiciona haber crecido en suburbios marginales, rodeado de maleantes, narcotraficantes, asesinos y otra gente de muy mal vivir. Puede que el personaje de Carlito Brigante hubiera saldado su cuenta con la sociedad por trapicheo de drogas después de haber pasados varios años entre rejas, pero no con sus amistades peligrosas de antaño, entre las que se encuentra su mejor amigo, el abogado corrupto que interpretó Sean Penn.

El título en español es desde luego mucho más explícito que el original, pero tampoco hace ningún destripe. Sus primeras imágenes (en blanco y negro ) ya nos introducen en una situación crítica para su protagonista. Luego pasaremos a un largo flashback que nos narrará ese regreso a los infiernos de las malas calles de Manhattan.

Son casi dos horas y cuarto de metraje que nos traen a un de Palma en plena forma, y a un Al Pacino que consigue engancharnos en su odisea personal hacia un final en el que siempre quedará su sueño. Una imagen perfecta que nada ni nadie podrá destruir, la de Gail danzando, no en su apartamento de Manhattan sino en el bello atardecer de una playa paradisíaca.

Disponible en streaming en Filmin (y de compra o en alquiler en Apple iTunes, Microsoft Store y Google Play Movies).

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