'Steve Bannon, el gran manipulador': un programa sobre nada

Así es el documental sobre el exestratega jefe de la Casa Blanca en la administración de Trump.
'Steve Bannon, el gran manipulador': un programa sobre nada
'Steve Bannon, el gran manipulador': un programa sobre nada
'Steve Bannon, el gran manipulador': un programa sobre nada

Steve Bannon es un personaje del mundo del espectáculo. Tiene una trayectoria interesante. Estuvo en el ejército y en Goldman Sachs, fue uno de los patrocinadores de Seinfeld, antes de ser director de la web de noticias de la alt-right Breitbart. Participó en la campaña de Trump, fue nombrado estratega en jefe del presidente y luego cesado. Ha intentado crear una red nacionalpopulista en Europa, una especie de internacional nacionalista.

The Brink, traducida como El gran manipulador, sigue a Bannon cuando este ya ha sido despedido de la Casa Blanca y termina con la derrota republicana en las elecciones midterms. En ese tiempo, Bannon intenta tejer alianzas, habla en público (muchas veces con ingenio, como cuando recibe ataques de manifestantes o cuando se enfrenta al liberal-conservador David Frum), toma kambucha porque sigue una dieta para perder peso. Apoya a un candidato acusado de pedofilia (que es derrotado), celebra las victorias de políticos antiliberales en otros países e intenta aglutinar a correligionarios en Europa.

'Steve Bannon, el gran manipulador': un programa sobre nada

En la película aparecen líderes como Nigel Farage, miembros del Rassemblement Républicain de Marine Le Pen, asesores de Orbán, políticos de la Liga Norte (en una ausencia que puede herir varias sensibilidades patrióticas, no salen representantes españoles de Vox o del nacionalismo catalán, aunque sí figuran sus aliados del Vlaams Belang). Va a Venecia; hace una película de apoyo a Trump, que lo desprecia en Twitter. Como Wilder cuando se preguntaba cómo lo haría Lubitsch, se pregunta, un poco de broma, cómo lo haría Leni Riefenstahl.

En otro momento cita a Abraham Lincoln, y parece establecer cierto paralelismo entre los dos. Niega, ante un periodista del Guardian, que globalista sea una palabra para transmitir prejuicios antisemitas con disimulo; rechaza que su nacionalismo tenga un componente racial y a veces casi parece que lo crea de verdad. Dice que no tiene mejor aliado que la prensa convencional. Abronca a sus empleados por teléfono: las cosas van siempre más despacio de lo que desearía.

'Steve Bannon, el gran manipulador': un programa sobre nada

El retrato tiene interés, pero es incompleto y superficial. Aunque a ratos Bannon resulta algo menos desagradable que en otras visiones, hay una contradicción llamativa: por un lado se le presenta como alguien peligroso, inquietante, que surfea el Zeitgeist y a veces hace pensar que lo impulsa. 

Por otro, y aunque Bannon sea en ocasiones brillante, la película enseña a un propagandista de sí mismo que va buscando fondos y que encaja una derrota detrás de otra: presenta el proyecto de un programa sobre nada, como decían Jerry Seinfeld y Larry David cuando vendían su serie, y como repite Corey Robin en La mente reaccionaria. 

En la película, el gran manipulador es un poco como el Coyote, que intenta cazar a su presa y fracasa todo el tiempo. Al final, uno desearía saber mucho más de él y de lo que piensa. Y tiene la sensación de que tranquilizarnos por los reveses del ideólogo o temblar ante la amenaza que encarna pueden ser maneras de distraernos de los problemas que afronta la democracia liberal, personalizando, banalizando y simplificando los conflictos.

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