Sigourney Weaver no sabe decir que no

[OPINIÓN] La mujer que mató aliens acumula este año secundarios insustanciales en películas de medio pelo. Por MANUEL PIÑÓN
Sigourney Weaver no sabe decir que no
Sigourney Weaver no sabe decir que no
Sigourney Weaver no sabe decir que no

Hace no mucho Sigourney Weaver era la estrella femenina por excelencia de Hollywood. Aunque nunca le fue sencillo encontrar películas, encadenaba un taquillazo con otro entre entre 1982 y 1992. Sin ir más lejos, en 1988 estuvo nominada a los Oscar como mejor actriz (Gorilas en la niebla) y mejor actriz secundaria (Armas de mujer). Cobró por interpretar al clon de Ripley en Alien Resurrección más de lo que costaba la cuarta entrega de la saga.

Capaz de hacer comedia gansa (Las seductoras, Cazafantasmas) y sutil (Dave, presidente por un día), de convertirse en la primera y casi única mujer del cine de acción con saga propia, de darle nuevos bríos al genero del psychothriller con la infravalorada Copycat, y de liderar proyectos independientes como Mi mapa del mundo, sin embargo el fenómeno Weaver se ha deshinchado. ¿No hay películas para una actriz de 62 años en Hollywood? Protagonistas parece que no, aunque el problema al que se enfrenta no es de falta de trabajo. Más bien todo lo contrario. En los últimos cinco años ha intervenido en 17 películas. Sólo en 2011 ha aparecido en cinco títulos. Todos los personajes, eso sí, secundarios que en algunas ocasiones podrían considerarse cameos.

Pese a todo, lo más alarmante no es la escasa entidad de sus últimos personajes, sino la falta de criterio a la hora de asociarse a algunos proyectos. Da la sensación de que Sigourney Weaver no sabe decir que no a una película. En este año ha aparecido haciendo de bizarra maestra-amante de Ed Helms en Convención en Cedar Rapids, una comedia bastante flojita a mayor gloria del protagonista de Resacón en Las Vegas; haciéndose un homenaje a sí misma en Paul, la peor película del dúo formado por Simon Pegg y Nick Frost, que hasta ahora habían acariciado la excelencia con Zombies Party y Arma fatal; también en Rampart, una de los mayores despropósitos que se proyectaron en el pasado Festival de San Sebastián, por la que se paseaba con más pena que gloria; está en el reparto de Vamps, lo nuevo de la directora de Mira quién habla, con Alicia Silverstone de protagonista; y hace unos días volvió a la cartelera española en Sin salida, el filme de espías adolescentes protagonizado por Taylor Lautner con el título menos original de la historia.

Puede que Rodrigo Cortés lo solucione con Luces rojas –en la que Weaver además recupera protagonismo compartido con Robert de Niro y Cillian Murphy–, pero ninguno de estos títulos parece que vayan a proporcionarle nominaciones o resuciten su carrera. ¿A qué espera Sigourney para cambiar de agente? ¿Y Hollywood para ofrecerle una película en condiciones a una de sus grandes estrellas? ¿No se lo debe por momentos memorables como el de abajo?

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