¿Se puede escribir un guión con un manual?

¿Se puede aprender a escribir cine con un libro? En Adaptation (El ladrón de orquídeas) Charlie Kaufman, su guionista, escribe tajante: “El que diga que tiene la respuesta atrae a los desesperados. No hay reglas, no hay pautas. Los profesores son peligrosos si quieres hacer algo nuevo. Ése debería ser siempre el objetivo. Escribir es un viaje a lo desconocido. No es construir una maqueta. Hay que encontrar eso que te apasione y escribir sobre ello”.

No todo el mundo es tan categórico. En CINEMANÍA hemos entrevistado a guionistas para que nos recomienden sus libros de cabecera. Dos autores se han repetido especialmente: Robert McKee y Syd Field. Jaime Marques Olarreaga, guionista de Intruders, es el primero que nos recomienda El guión, de Robert McKee. También Cómo se escribe un guión, de Michel Chion, Artesanía del guión, de Pablo Alvort, Salva al gato, de Blake Snyder, El oficio de guionista, de John Brady, La semilla inmortal, de Jordi Balló y Xavier Pérez y La escritura dramática, de José Luis Alonso de Santos.

Escrito por, el entretenidísimo blog de TCM, tampoco olvida a McKee y recomienda Los tres usos del cuchillo, de David Mamet, y Cuéntalo bien, de Ana Sanz Magallón. También reivindica los manuales de Field porque “todo el mundo los ha leído y luego ha renegado públicamente de ellos porque son básicos”. En esa misma línea recomienda Cómo escribir un bestseller, de Albert Zuckerman. “Una de las cosas que enseña es que TE JODES, PERO HAY QUE REESCRIBIR”. Alicia Luna, directora de la Escuela de Guión de Madrid, coincide también en Mackee y en Salva al Gato, igual que Pablo Fernández Vázquez, guionista de El sueño de Iván y ¿Estás ahí?. Él también invita a leer a McKee y a Field y aconseja, además, El viaje del escritor, de Christopher Vogler y el libro de un director: Así se hacen las películas, de Sidney Lumet.

Estibaliz Burgaleta, guionista de series como Un golpe de suerte o SMS, coincide en el valor de los libros de Seger y Field para empezar y aconseja leer otros libros de directores (Buñuel por Buñuel o El cine según Hitchcock, de Francois Truffaut) y también uno de actores: Actuando para la cámara, de Tony Barr.

Pablo Remón, guionista de Cinco metros cuadrados y Casual Day no olvida la importancia de los libros de escritores: Working Days, diario de trabajo de John Steinbeck, Mientras escribo, de Stephen King, Suspense, de Patricia Highsmith y el diario de Joyce Carol Oates. Tampoco deja de lado a uno de los grandes popes del oficio al citar Conversaciones con David Mamet.

Ángela Armero, guionista de series como MIR u Hospital Central y autora de un interesante blog en la web de escritores Hotel Kafka, cita los manuales de Field (“Despiden cierto tufillo a coaching barato, pero son muy didácticos, sencillos y amenos”), a Mc Kee, a Ana Sanz Magallón y a Snyder (“ayuda si te encuentras en un atasco creativo”). Y coincide en lo ventajoso de acercarse a libros de directores como Conversaciones con Billy Wilder, de Cameron Crowe.

Antonio Campoy, periodista y licenciado en Comunicación Audiovisual, también cree conveniente en empezar por Field (“en el fondo no hace más que repetir lo que dijo Aristóteles en la Poética, hace más de dos mil años”) y por McKee (“aunque a veces no es más que un libro de autoayuda”). Su favorito es Aventuras de un guionista en Hollywood, de William Goldman, guionista de entre otras Dos hombres y un destino.

Y acabamos con Daniel Sánchez Arévalo, director pero también guionista de largometrajes como Primos o Azuloscurocasinegro y de series como Lobos, Hospital Central o Farmacia de guardia. Aunque destaca a McKee sobre todos los especialistas, Sánchez Arévalo es tan tajante como Charlie Kaufman: “¡No recomiendo ninguno! No creo en los libros de guión. Creo en escribir, vivir y ver muchas películas como única manera de aprender. Que se lean Moteros tranquilos, toros salvajes, de Peter Biskind. Eso sí que es el manual del cineasta”.