¿Se basa 'Scream' en la historia real de un asesino en serie?

¿Se basa 'Scream' en la historia real de un asesino en serie?

La nostalgia. Curiosa compañera que en los últimos tiempos está haciendo que multitud de películas de nuestra juventud regresen a la gran pantalla en diversos formatos. La misma que hace un par de años traía de vuelta la saga de Scream, uno de los slasher más queridos de los 90. El retorno en forma de serie recuperaba la historia del maníaco oculto por una careta, que podría ser cualquiera de los personajes presentes. Con sus más y sus menos, la producción se ha mantenido en la televisión, que este verano estrenaba su tercera temporada con un cambio de cadena (de MTV a VH1) y nuevas tramas renovadas en Scream: Resurection.

El éxito inexorable de la saga sigue muy presente en nuestros días. Cabe destacar el carácter marcadamente icónico y mitificado que rodea a Ghostface en la actualidad, el cual ha influenciado a multitud de producciones posteriores.

La primera película nacía en 1996 de la mano de Wes Craven, que nos ha regalado  grandes joyas del cine de terror como Las colinas tienen ojos, Pesadilla en Elm Street o La maldición (Cursed). Su éxito permitiría que Scream tuviera tres secuelas posteriores, pese a lo cual Craven nunca firmó el libreto de ninguna cinta, siendo la responsabilidad en todos los casos de Kevin Williamson (Crónicas vampíricas, The Following).

El guion de Williamson 

El filme original de Craven fue titulado inicialmente como Scary Movie (que daría nombre a la serie de películas cómicas posteriores), para cambiar su designación más adelante. Williamson centró la escena principal en la narración de una fémina (Drew Barrymore) atrapada en su hogar, mientras que un psicópata le acosa por teléfono. Seguida de esta secuencia de inicio, la historia continuaba con la vida de Sidney Prescott (Neve Campbell), la cual es perseguida por un asesino cubierto por una careta y un disfraz. Nacía un leyenda.

Muchos se han preguntado a lo largo de los años la fuente de inspiración de Williamson, lo que pocos conocen es que el guionista tenía una referencia real. La película se basaba en gran parte en la historia de un famoso asesino en serie, que atemorizó en los 90 a los habitantes de Florida (EE UU): el destripador de Gainesville (Gainesville Ripper).

La verdadera historia

Danny Harold Rolling violó y asesinó a cinco estudiantes  de Gainesville (Florida) durante varias jornadas en agosto de 1990. No contento con ello, tras su captura también se descubrió que fue el responsable de un triple asesinato en la localidad de Shreveport (Louisina) e incluso de un intento de asesinato a su propio padre.

Lo más curioso es que Rolling se había criado en un entorno donde la justicia era su núcleo familiar. Su progenitor fue oficial de policía en Shreveport. Sin embargo, la aparente tranquilidad y fuerte moral escondía detrás un largo historial de violencia de género, con el que se crió de niño en su casa. Su padre maltrataba a  la matriarca de la casa, Claudia, y a su hermano Kevin, pero ella nunca pudo abandonarle.

Esto provocó que su infancia en una familia desestructurada se trasladara a una adolescencia y madurez conflictivas, caracterizadas por múltiples arrestos por robos y una denuncia por espiar a una a mujer en unos vestuarios. Todo esto llevo a que Rolling iniciara una largo periplo por el camino de la violencia, que se tradujo en una serie de iracundas muertes. Unos asesinatos en los que no tuvo el más mínimo reparo en mutilar y decapitar a sus víctimas, y situarlas frente a espejos con distintas posiciones insinuantes.

Los hechos cronológicos

La mañana del 24 de agosto,  Sonja Larson y Christina Powell fueron las primeras en sufrir la ira del carnicero. Ambas eran asesinadas a manos de Rolling tras haberse colado en su vivienda. Después de forzar a una de ellas y matar a las dos a cuchilladas, colocó sus cuerpos en posturas provocativas y se dio una ducha con toda la tranquilidad del mundo. No sería un caso aislado. Al día siguiente se coló en casa de la joven de 18 años, Christa Hoyt. La chica no se encontraba en el lugar, por lo que la esperó sentado en el salón hasta que llegó y repitió el mismo modus operandi que con sus anteriores víctimas.

Estos asesinatos se trasladaron de boca en boca a todos los estudiantes de la zona, que empezaron a tener precauciones extra. El pánico se extendía. Esto no impidió que Rolling se colará de nuevo en la habitación de Tracy Paules (23), que compartía piso con su compañero Manny Taboada, al cual asesinó primero. Ella finalmente corrió la misma suerte que todas las demás jóvenes.

Mientras tanto, las autoridades daban palos de ciego. Los policías ficharon a varios sospechosos. Entre estos destacaba la acusación a un estudiante con problemas mentales y cicatrices en la cara, lo que hizo que fuera detenido y su imagen se distribuyera por toda la prensa. En cambio, el verdadero asesino continuaba en la calle. Finalmente, en septiembre del mismo año apresaron a Rolling, el cual había grabado cintas con canciones contry compuestas por él mismo, donde aludía a los crímenes. Pura provocación.

Tras su arresto la policía vio similitudes con un caso ocurrido en Shreveport, donde William Grissom (55 años), su hija Julie (24) y su nieto Sean (8) habían sido atacados y asesinados mientras preparaban la cena. Una cruenta agresión en la que los cuerpos fueron mutilados, limpiados y puestos en posturas determinadas, como había ocurrido en todos los demás casos. Rolling confesaría todas las acusaciones y en 1994 sería juzgado a pena de muerte, lo que provocó que en 2006 fuera finalmente ejecutado por la justicia.

Cualquiera puede ser el asesino

Williamson utilizó la figura de este asesino en serie para crear una de las películas terror que más se mantienen en el imaginario colectivo cinéfilo. Un criminal que vigila a través de las ventanas y aterroriza a una pequeña población. Los paralelismos entre Ghostface y Ripper son bastante claros, puesto que ambos no necesitaban ningún motivo para hacerlo. Cuando Rolling fue apresado, este confesó que no tenía ningún motivo por el que llevar a cabo todos los asesinatos, una frase que el propio Billy decía a Sidney cuando esta descubría toda la verdad.

El guionista siempre quiso demostrar que cualquiera podría ser un asesino en potencia, independientemente del lugar. Además, se atrevía a hacer alusión hacia el papel responsable de los medios de comunicación en la fama y popularización de los asesinos en serie, lo que podría ser en gran medida un aliciente para continuar con sus fechorías.

No es la única trama que copiaba la realidad. El miedo entre la población de la zona, la desconfianza entre todos, los problemas de la policía para resolver el caso... Todo fue llevado al filme.

¿La influencia del cine?

El título de Craven ha sido muy polémico a lo largo de los años por la admiración de una saga de terror violenta, que fue acusada de influenciar a los delincuentes. Este es el presunto caso de los menores de edad mexicanos Mario Padilla (17) y Samuel Ramírez (15), que en 1999 mataron a la madre de Mario y la tía de Samuel con la excusa de estar influenciados por Scream 1 y Scream 2, coincidiendo con el rodaje de la tercera película.

No es el único caso sonado, ya que en 1999 Daniel Gill  (14) y Robert Fuller (15) asestaron 18 puñaladas a un amigo en la localidad británica de Harrogate. Su abogado afirmó que estos creían haber recibido mensajes sobrenaturales de Ghostface. Increíble pero cierto. Y estos son solo dos de los casos. Unos hechos que abrían el debate (absurdo) sobre el influjo de los productos audiovisuales sobre los espectadores. Algo que nunca se ha demostrado. Mientras tanto crucemos los dedos para que La Casa de la Pradera siga siendo la influencia de muchos, y celebremos que Scream ya tiene más de 20 años.

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