[(S8) 2019] '7 limbos': extravíos y misterios del sonido

Así es la propuesta más asombrosa de la décima edición de la Mostra de Cinema Periférico de A Coruña (S8).
[(S8) 2019] '7 limbos': extravíos y misterios del sonido
[(S8) 2019] '7 limbos': extravíos y misterios del sonido
[(S8) 2019] '7 limbos': extravíos y misterios del sonido

El viernes pasado arrancó en A Coruña la Mostra de Cinema Periférico (S8), cita anual imperdible para los amantes del cine de vanguardia, que celebra su décimo aniversario. Con la restauración y la preservación de cine experimental como ejes principales de esta edición, el festival trae de nuevo a algunos nombres destacados del panorama experimental como Malcolm Le Grice, Jeannette Muñoz, Bill Brand, Mark Toscano o Madi Piller, de quienes no solo pueden verse algunas de sus películas sino que también imparten talleres o clases magistrales. La insustituible pérdida de Jonas Mekas ha motivado también una sesión especial a través de la que Javier Trigales y Andrea Franco acercan a algunos de los cineastas a los que Mekas apoyó o inspiró.

La sección Sinais, que muestra trabajos recientes de cineastas gallegos, ha acogido el estreno mundial del largometraje 7 limbos, de Alexandre Cancelo y Berio Molina, una inclasificable pieza audiovisual que se desdobló también fuera de la pantalla por medio de dos acciones sonoras en distintos puntos de la ciudad. El filme, articulado como un trabajo colectivo, cuenta con la participación de los artistas Miguel Prado, Alejandra Pombo, Nick Papadimitriou, Alberto R. Samaniego, Ignacio Castro, Loreto Martínez e Isaac Cordal.

En un blanco y negro granuloso e inestable, las primeras imágenes del filme de Berio Molina y Alexandre Cancelo, antes de adentrarnos en el primer limbo, nos ubican en un espacio agreste. La imagen parece flirtear con perderse, con devenir interferencia, como si alguien lejano estuviera tratando de sintonizar una señal. Y es que 7 limbos tiene algo de interferencia: su sinopsis dice que se halla entre el cine y el arte contemporáneo, pero también podríamos evitar la etiqueta, el acotar la propuesta entre esas dos categorías tan amplias, y quedarnos con que es una película que exige otro tipo de mirada (y de escritura).

https://vimeo.com/331005050

Pronto descubriremos que uno de los protagonistas de la película es el sonido. Es más: las personas que en ella aparecen lo hacen en tanto que potenciales productores de sonido, ya sea andando, interactuando con objetos y superficies o entonando un canto como el que oímos en los primeros compases del viaje. Es como si la función de esos cuerpos fuera, literalmente, rasgar las imágenes, hacerlas vibrar para que nos conduzcan a otros lugares. Así sucede, de hecho, en un momento en el que penetrando en tres estancias tenuemente iluminadas en amarillo, verde y rojo, se nos muestran fugaces visiones de, quizá, otra dimensión.

Cada uno de los limbos está marcado con un símbolo negro sobre fondo blanco. Como flores extrañas. Veremos, en ocasiones, que las presencias humanas que aparecen llevan el símbolo correspondiente impreso en la vestimenta, ahora en color blanco sobre ropa negra. Nos indican que el de la película es un universo cerrado en sí mismo, sujeto a sus propias reglas, que podrían ser las de la búsqueda y el juego. Deambulamos por ruinas y bosques, espacios proclives al tránsito de fantasmas y proscritos, mientras otra banda de sonido hace su propio trayecto: la de nuestra propia cabeza, preguntándose sobre lo que estamos viendo y oyendo o, todavía mejor, dejándose llevar por la corriente.

Puede que el componente performático de la propuesta eche para atrás a algunos espectadores, pero lo cierto es que 7 limbos es una película bella y misteriosa, de un magnetismo singular.

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