Ronan Farrow: "Actuar para Woody Allen es herir a mi hermana"

El hecho de que el director de 'Café Society' siga libre y haciendo películas ofende a todas las víctimas del cineasta, afirma su hijo en un artículo.
Ronan Farrow: "Actuar para Woody Allen es herir a mi hermana"
Ronan Farrow: "Actuar para Woody Allen es herir a mi hermana"
Ronan Farrow: "Actuar para Woody Allen es herir a mi hermana"

El asunto ha hecho correr ríos de tinta a lo largo de dos décadas. Y, por lo que se ve, seguirá haciéndolo durante mucho más tiempo: el tiempo de vida que le quede a Woody Allen, y el tiempo durante el cual Ronan Farrow siga aprovechando la menor oportunidad para lanzar invectivas contra su padre biológico. Con ocasión del estreno en Cannes de Café Societyla nueva película del director de Manhattan (con Kristen Stewart Jesse Eisenberg al frente del reparto), Farrow ha escrito un artículo en The Hollywood Reporter trayendo a colación, una vez más, la acusación de abusos sexuales que cayó sobre Allen en 1991. A resultas de ese escándalo, y del revuelo provocado por el comienzo de su relación con Soon Yi Previn (la hija adoptiva de Mia Farrow, entonces su pareja), el cineasta perdió para siempre el contacto con Ronan y con su hija mayor Dylan, presunta víctima de las agresiones.

Además de abogado y analista político, Ronan Farrow es periodista, a punto de estrenar una serie de reportajes de investigación en NBC. Él mismo recuerda eso al comienzo de su artículo, titulado Mi padre, Woody Allen, y el peligro de no hacer preguntas: según refiere en el texto, Farrow fue objeto de presiones tanto por parte de agentes de prensa como de sus propios jefes cuando preparaba una entrevista con Bill Cosby en 1994. Y, ahora que los testimonios que señalan a Cosby como un violador en serie suman 60, se arrepiente de haber cedido a dichas presiones: "Me avergüenzo de haber hecho esa entrevista", señala, para después explicar el 'asunto Woody Allen' desde un ángulo que pocos han adoptado, pero que tal vez sea uno de los más importantes: el de la asimetría de poder.

Para empezar, Farrow señala que su padre dispone de "una poderosa agente de relaciones públicas", como corresponde a un famoso director de cine. Y acusa a dicha publicista de haber orquestado la defensa de Woody Allen, "tachando de desquiciada, manipulada o vengativa a una joven enfrentada a un hombre poderoso ". No sólo eso: según insinúa el artículo, no ceder a esas directrices le habría costado a algunos periodistas perder el acceso a los clientes de esa misma publicista entre los que figuran nombres del 'todo Hollywood' como Meryl Streep Will Smith. "Cuando mi hermana quiso contar su versión de la historia [a principios de 2014], se dirigió a muchos periódicos importantes, pero ninguno quiso contar con ella", prosigue Farrow, mencionando ejemplos concretos de censura por parte del Los Angeles Times, así como el doble rasero del que (en su opinión) fue objeto el texto publicado por Dylan en The New York Times.

"Tal vez yo cayese también bajo esas presiones", reconoce Farrow, afirmando que ahora se arrepiente de no haberle prestado a Dylan todo el apoyo necesario. "Al principio, le supliqué que no hablase del tema en público", afirma, para después señalar que "en los casos de abusos sexuales, cualquier cosa es más fácil que asumirlos por completo, hablar alto y claro y afrontar las consecuencias". De hecho, prosigue, si su hermana pasó por el trance de hablar de nuevo sobre el hecho más traumático de su vida fue para "evitar que otras niñas se vieran expuestas a un depredador". Un depredador, recordemos, llamado Woody Allen.

"Yo creo a mi hermana", sentencia Ronan Farrow, para después arrojar una larga lista de hechos que ha analizado "tanto desde la óptica del abogado como desde la del periodista", y que vendrían a anular defensas de Allen como la formulada por su amigo Robert D. Weide en un artículo para The Daily Beast. Dejando aparte los detalles sobre "el grotesco circo mediático" padecido entonces por Mia Farrow y su familia, Farrow recuerda que "aquello que hace a hombres poderosos como Cosby o Allen tan difíciles de llevar ante la justicia: las acusaciones contra ellos raras veces van acompañadas de demandas judiciales. Eso es importante. Eso debe constar en las noticias. Pero eso no es una excusa para que la prensa silencie a las víctimas". 

¿Por qué, en su momento, Mia Farrow no puso a Woody Allen ante un tribunal? Según Ronan Farrow, para así ahorrarles a Ronan y Dylan el calvario de una vista pública: "[mi madre] aún piensa que era lo mejor que podía hacer para proteger a su hija". Ante este estado de cosas, Farrow elogia a aquellos periodistas (señalando ejemplos en medios como Buzzfeed y Gawker) que, libres de los reparos de la prensa mainstream, no se cortan en dar eco a las acusaciones "formuladas por mujeres y niños" aunque eso les condene a enfrentarse contra "esas reuniones tan duras en la mesa de redacción, ese riesgo de cortar relaciones con figuras importantes, esos ataques por parte de fans y publicistas iracundos". 

Todo lo cual, insiste Farrow, no le quita gravedad al hecho de que Woody Allen sigue en libertad y dirigiendo películas gracias a "una cultura de la impunidad y el silencio". "Amazon ha pagado millones para producir su serie y su nueva película. Muchos actores, incluyendo algunos a los que admiro mucho, siguen actuando en sus películas. Uno de ellos me dijo en una ocasión que no era nada personal. Pero cada vez que mi hermana ve a un actor al que admira, como Louis C. K., o a una estrella de su misma edad, como Miley Cyrus, trabajando con Woody Allen, eso le hace daño". Eso, concluye Farrow, sí es personal, tanto para él como "para todas las mujeres cuyas acusaciones por abusos sexuales no han sido respaldadas por una sentencia firme".

El artículo prosigue recordando que muchas víctimas de violación y abusos se enfrentan a una cultura que no sólo les obliga a guardar silencio, sino que a veces incluso las culpabiliza. "Ha llegado el momento de construir una cultura en la que las mujeres como mi hermana no sean tratadas como si fueran invisibles", concluye. Y, tras leer el artículo, nosotros sólo estamos seguros de una cosa: sean o no ciertas las acusaciones contra Woody Allen, nadie querría tener una familia como la suya.

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