Ayer llegó La sirenita a los cines de todo el mundo, y como no es que la remesa de remakes de Disney donde se enmarca tenga una reputación muy prominente parte de la conversación suscitada ha salido de la presencia del veterano Alan Menken y Lin-Manuel Miranda en la banda sonora, y de Rob Marshall dirigiendo.
Este cineasta, llegado directamente de Broadway, debutó con Chicago y ha firmado varios musicales a lo largo de su carrera, pero también ha probado suerte con el melodrama más lujoso. Quizá sea hora de comprobar qué tal le fue.
Memorias de una geisha (Netflix)
Marshall adaptó el bestseller de Arthur Golden, apartándose de los ampulosos números musicales para sumergirse en el drama de época más arrebatado, poniendo en pie la turbulenta historia de Chiyo, vendida de los nueve años a una casa de geishas en Japón. El reparto, encabezado por Zhang Ziyi, Gong Li y Ken Watanabe, logró la credibilidad necesaria como para que el film ganara 3 de los 6 Oscar a los que fue nominado.
Ex Machina (HBO Max)
Si te ha picado el gusanillo descubrir cómo empezaron en esto de las películas algunos de los directores que ahora mismo encabezan la conversación cinéfila, quizá sea interesante bucear en la filmografía de Alex Garland. El director de Men empezó como guionista de títulos tan impactantes como Sunshine o 28 días después, y por fin se animó a ponerse tras las cámaras en esta sombría pieza de ciencia ficción, donde Oscar Isaac y Domhnall Gleeson lidian con el revulsivo feminismo cibernético que abandera el rostro de Alicia Vikander.
Jack Ryan (Amazon Prime Video)
O quizá prefieras ver alguna serie, y recuerdes lo bien que te lo pasaste junto a Jack Ryan en películas como La caza del Octubre rojo o Juego de patriotas. En el cine este avispado analista de la CIA creado por Tom Clancy tuvo el rostro de Alec Baldwin, Harrison Ford o Ben Affleck, hasta que llegado el momento Amazon pensó que sería muy socorrido darle una serie propia, y recurrió al protagonismo de John Krasinski.
Malditos bastardos (Netflix)
Quizá, como todo el mundo, estés inquieto por lo que trama Quentin Tarantino para su última película. Tras Érase una vez en Hollywood quiere seguir sacando rédito de su cinefilia (se va a centrar en la historia de un crítico de cine), así que lo mismo tiene sentido recordar cuando, desplazándose a la II Guerra Mundial, imaginó una venganza judía de la mano de Mélanie Laurent y, precisamente, una sala de cine. Una sala de cine con el poder de aniquilar nazis y cambiar la historia.
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