¿Qué hay que ver en el Festival de San Sebastián?

Es temporada ya de paseos apresurados por la Concha, entrevistas en idiomas varios y maratones de películas aderezadas con algún que otro pintxo y txakoli.  El Festival de San Sebastián, el particular "Volver a empezar" de los cinéfilos, llega a su 63 edición con un cartel bizarro –las cosas como son– y un puñado de títulos desperdigados por sus diferentes secciones que tienen toda nuestra atención. Desde dramas que ladran hasta cineastas metidos a taxistas, apóstatas y versiones libres de Lorca, harás bien en no perderte ninguno de ellos.

El mejor Cesc Gay, que no volvía a la Sección Oficial de San Sebastián desde En la ciudad (2003), se alía con Javier Cámara y Ricardo Darín –hagan sus apuestas sobre merecidísimas Conchas de plata– para hablarnos de la muerte y de lo que importa en la vida. Difrutablemente triste.

Un treintañero bautizado y con la Primera Comunión hecha (Álvaro Ogalla) se empeña en apostatar de la Iglesia mientras le tira los trastos a su prima. Federico Veiroj da el salto a la Sección Oficial de Zinemaldia –en 2008, su ópera prima Acné concursó en Horizontes Latinos– con esta brillante alegoría de la importancia de renunciar.

Premio del jurado en el Festival de Venecia, donde cosechó un éxito unánime, la vuelta a la dirección del rizomático Charlie Kaufman, guionista de ¡Olvídate de mí! o Cómo ser John Malkovich, es una historia de amor y soledad. Cómo no. Pero esta vez, en stop-motion.

Es un habitual del Festival, que en 2008 le homenajeó con una retrospectiva y en 2011 programó The Deep Blue Sea en su Sección Oficial. Ahora, Terence Davis regresa con la adaptación de la novela de Lewis Grassic Gibbon, escrita en 1932, sobre una niña que se hace mayor en una comunidad rural escocesa mientras estalla la Primera Guerra Mundial .

Cuando ni Moretti es capaz de pasar por alto los amargores de la edad adulta, apaga y vámonos. Su Mia Madre, de nuevo altamente autobiográfica aunque ahora camuflada bajo las dotes interpretativas de Margherita Buy, convenció en el pasado Festival de Cannes pero llega a Perlas de San Sebastian con una mala noticia: su director no acudirá con ella.

Qué mejor que Woody Allen, portada del número de septiembre de CINEMANÍA y Premio Donostia en 2004, para desengrasar el ritmo festivalero de deglución guipuzcoana. Su Irrational Man nos presenta a Joaquin Phoenix como un profesor de filosofía en crisis para el que los juveniles encantos de Emma Stone resultan más curativos que Schopenhauer o Kant.

Paula Ortiz pone la poesía de esta 63 edición del Festival de San Sebastián con La novia. Asier Etxeandía, Álex García e Inma Cuesta compiten en Zabaltegui con esta adaptación libre de Bodas de sangre, de Federico García Lorca. Emoción asegurada.

 Jafar Panahi abandona su cautiverio iraní –el de Esto no es una película– para subirse a un taxi y recorrer las calles de Teherán. Autorretrato de un nefasto taxista pero genial cineasta, Taxi Teherán llega a Donosti –y a las pantallas del resto de España, el 9 de octubre– con el sello de calidad de la Berlinale, que premió a Panahi con el Oso de oro en su última edición.

Esperamos que esta colaboración con el intensísimo Tom Hiddleston sirva para dar a conocer la inédita obra del británico Ben Wheatley, cineasta singular del que sólo se ha visto en España Turistas, su tercera película. Con High Rise, la sexta, sube el tono desquiciado de la Sección Oficial adaptando la novela homónima de J. G. Ballard.

Este peculiar retrato de los pecados sin confesar de la Iglesia católica inaugura Horizontes Latinos en San Sebastián y representará a Chile en los Oscar, esperamos que con más suerte que No, la anterior película de Pablo Larraín. No confundir con El Clan, en Perlas tras su éxito en el Festival de Venecia (León de Plata para Pablo Trapero).