Prohíben las palomitas en los cines vascos para asegurar el uso de las mascarillas

La segunda ola del coronavirus en España está siendo particularmente dramática, y ante el aumento de las cifras de sus víctimas el sector cultural va a quedar, inevitablemente, aún más dañado. En consonancia a medidas como el cierre de los cines en Cataluña, el gobierno de País Vasco ha resuelto aplicar una serie de llamativas restricciones a sus salas, según se hacen eco medios como El Correo.

Estas no solo contemplan las ya conocidas limitaciones de aforo, sino que se amplían a una disminución de las sesiones (a partir de ahora cada cine deberá detener su actividad antes de las 21:00, siendo los últimos pases los programados a las 19:00) y a la prohibición de la venta y consumo de palomitas y refrescos. "Se prohíbe la venta y consumo de golosinas, refrescos o similares en las instalaciones asociadas a este tipo de actividades", proclamaba el decreto.

El propósito de esta prohibición es reforzar el uso de mascarillas, que hasta ahora los espectadores podían quitarse brevemente para comer y beber durante cada sesión (y, de hecho, siguen pudiendo hacer en los cines fuera del País Vasco, aunque se recomiende lo contrario). Si bien tiene su lógica, esta medida supone otro duro golpe para el sector de la exhibición cinematográfica, puesto que la venta de estos productos supone una importante fuente de ingresos.

Uniendo a esta nueva medida las salas de cine, los aforos truncados y la escasez de grandes estrenos, el sector pasa el peor año de su historia. Alfonso Benegas, presidente de la Asociación de Salas de Cine de Euskadi, cree de hecho que la prohibición derivará en "que haya más gente en ERTE". "La salud es lo primero y hay que tomar medidas, pero deben ir acompañadas de ayudas económicas a los sectores afectados".

"Insisto en que entiendo que se tomen medidas, pero, ¿dónde está la otra parte?", prosigue Benegas, y compara el escaso apoyo que están recibiendo por parte del Estado con lo ocurrido en otros países. "En Francia a los empresarios de cine les pagan 0,66 euros por cada espectador que han perdido respecto a 2019, y en cuanto plantearon el toque de queda pusieron 30 millones más de ayudas a la exhibición. Aquí el sector servicios está en la UCI, y sin respirador".