¿Por qué ‘Dune’ se ha estrenado con tanta antelación en España?

Estamos de enhorabuena: Dune se estrenó ayer a los cines españoles, dos días después de que lo hiciera en Francia y paralelamente a un desembarco en toda Europa, extendido a localizaciones como Alemania, Italia y, en total, más de 24 mercados del continente. Que la nueva película de Denis Villeneuve haya llegado a estas salas no resulta sorprendente dada la cercanía en el tiempo con su proyección en el Festival de Venecia, pero la cosa cambia si lo comparamos con su andadura fuera de los cines europeos. En EE.UU., país de origen, aún queda para que se estrene más de un mes: llegará el 22 de octubre conjuntamente a Canadá y poco después de extenderse unos cuantos mercados de Asia, destacando Japón y Corea del Sur. La pregunta es inevitable: ¿por qué?

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¿Por qué Dune se estrena tan tarde en EE.UU.? ¿Por qué en Europa hemos contado con este privilegio? Warner Bros. no ha emitido un comunicado oficial al respecto, pero puede ser comprensible según el contexto internacional, que IndieWire ha estudiado con cierta profundidad. Dune es un estreno complicadísimo: no es ya solo que se base en una novela considerada fría y exigente, y que en su modulación sea inevitable recordar la Blade Runner 2049 que dirigió el mismo Villeneuve topándose con un sonoro fracaso en taquilla: es que se dan otros elementos tan problemáticos como el carácter de primera parte (solo contemplado en su integridad una vez vista la película, y siendo capaz de afectar al boca oreja) o, sobre todo, la mezcla de pandemia con modelo híbrido.

Dune ha costado alrededor de 165 millones de dólares sin contar márketing, y depende de las cifras en taquilla para que Warner dé luz verde a la secuela. Si ya de por sí esto bastaría para preocupar a cualquiera, se da el caso de que la película viene incluida en el plan de Warner para estrenarse simultáneamente en cines y en HBO Max: el mismo plan que Villeneuve, en cuanto supo de su existencia, declaró que podía “matar a Dune” y eliminar sus posibilidades franquiciables. Tanto por los espectadores que la verán en casa en vez de en el cine, como por la piratería: el estreno híbrido significará que haya copias a buena calidad de Dune circulando por Internet en cuestión de horas.

¿Cuál ha sido la solución de las distribuidoras a lo largo del mundo? Conceder preponderancia a Europa, antes de que pase a estar disponible en streaming, y garantizar una buena recaudación de cara al lanzamiento definitivo en el mercado doméstico. Hay que decir que la cosa no pinta mal: a su primer día en Francia las cifras fueron de lo más encomiables, y se prevé que la película llegue al término del fin de semana con 25 millones de dólares en su haber. Si se mantiene el entusiasmo del público durante las semanas siguientes, para cuando llegue el 22 de octubre Dune podría ser considerado un éxito en taquilla.

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A la preocupación por el streaming hay que añadir las propias particularidades del calendario de estrenos: si Dune se estrenara antes, por ejemplo a principios del mes de octubre, tendría que enfrentarse en taquilla con Sin tiempo para morir, que llegaría el día 1 y disputaría con firmeza el dominio de la taquilla. Dune supone un estreno demasiado delicado para afrontar esta competencia, de modo que ha acabado relegado a finales de ese mes en espera de que para entonces Warner ya haya podido asegurar un estreno en China. En este codiciado mercado la ciencia ficción suele funcionar muy bien, pero Hollywood se enfrenta actualmente a un incremento de las políticas autárquicas que hacen aún más difícil la importación de estrenos estadounidenses.

Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos no lo consiguió, y es posible que Dune tampoco lo haga. Más allá de esta confluencia de factores, esperemos que la jugada dé resultado y Warner acceda a producir Dune. Parte II.

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