Pasado imperfecto: las peores precuelas jamás rodadas

¿Sabía George Lucas lo que estaba haciendo cuando inventó la palabra que empieza por "p"? Vista esta relación de truños retrospectivos, preferimos no preguntárnoslo. Por CINEMANÍA
Pasado imperfecto: las peores precuelas jamás rodadas
Pasado imperfecto: las peores precuelas jamás rodadas
Pasado imperfecto: las peores precuelas jamás rodadas

¿Sabía George Lucas lo que estaba haciendo cuando inventó el término precuela para definir Indiana Jones y el templo maldito? ¿Tenía Francis Ford Coppola conciencia de lo que iba a provocar su decisión de contarnos la juventud de Vito Corleone durante la mitad de El Padrino II? No tenemos ni idea (bueno, en el caso de Lucas, preferimos no tenerla), pero sí sabemos una cosa: las precuelas son la mayor fábrica de truños de la industria de Hollywood. Ahora que Ridley Scott parece capaz de dignificar el término gracias a Prometheus, una película que ha recibido buenas -si bien irregulares- críticas, recordamos 10 razones por las cuales la palabra que empieza por "p" nos causa escalofríos. ¿Crees que están todas las que son, o nos hemos dejado alguna?

Hannibal: el origen del mal (2007)

La saga: Con El silencio de los corderos (bueno, en realidad con Manhunter, de Michael Mann, pero eso es otra historia) conocimos a Hannibal Lecter, de profesión psiquiatra y de afición caníbal. Encarnado por Anthony Hopkins, el personaje contagió su magnetismo tanto al primer filme como a la secuela Hannibal y a una precuela bastante decente, El dragón rojo. Pero entonces…

¿Qué salió mal? A fin de exprimir aún más a su creación más famosa, el escritor Thomas Harris firmó el guión de esta floja historia de origen dirigida por Peter Webber, que tomaba fragmentos de la novela Hannibal no llevados al cine. La idea de un Lecter estudiante de medicina y gourmet en ciernes que devora criminales de guerra no estaba demasiado mal, pero admitámoslo: Gaspard Ulliel nos cayó demasiado bien en Largo domingo de noviazgo como para que aprendiésemos a tenerle miedo. Por favor, que no la fastidien con la serie

El exorcista: el comienzo (2005)

La saga: Todo comenzó con las palabras “Has visto lo que hace la cochina de tu hija” y con un vómito de puré de guisantes. En ese momento, muchos descubrimos que El exorcista (1974) era uno de los filmes de terror más escalofriantes jamás realizados… Y que ninguna secuela le haría justicia, máxime si las continuaciones eran tan flojas como El exorcista II: El hereje y El exorcista III.

¿Qué salió mal? La idea de conocer las mocedades del Padre Merrin, dirigidas por Paul Schrader (el guionista de Taxi Driver) resultaba prometedora, pero si de algo sabe Satán, es de promesas incumplidas. Schrader, que entró en el proyecto sustituyendo al fallecido John Frankenheimer, trató de aplicar sus paranoias autorales sobre el pecado y la culpa, lo que le granjeó un despido porque la película resultaba muy poco sangrienta. Los productores, sin duda inspirados por el Maligno, encargaron una segunda versión a un profesional del sinfuste como Renny Harlin, que entregó un bodrio. ¿Lo más irritante? Que Dominion, la versión firmada por Schrader, llegó a estrenarse y resultó mucho mejor que este aquelarre de despropósitos.

Los primeros golpes de Butch Cassidy y Sundance Kid (1979)

El original: Lectores, entonemos Raindrops Keep Fallin’ On My Head y quitémonos el sombrero, porque hablamos de Dos hombres y un destino, una de las obras maestras del western crepuscular (y musical).

¿Qué salió mal? Entendemos que Paul Newman y Robert Redford no estaban por la labor de repetir como forajidos, pero… ¿De verdad hacía falta sustituirles por Tom Berenger y por William Katt, el futuro protagonista de El gran héroe americano y superhortera en Carrie? Con semejantes mimbres, poco se podía hacer, pero es que además el director Richard Lester (que por entonces parecía en forma) nos adelantó su futura condición de hacedor de bodrios, tales que El regreso de los mosqueteros.

El rey escorpión (2002)

La saga: Está claro que no le llegaban a la suela de las botas a las películas de Indiana Jones, pero las dos entregas de La momia resultaron un aceptable placebo en una época huérfana de aventuras arqueológicas. Bueno, la segunda bastante menos. Y de aquellos polvos surgieron estos lodos (del Nilo).

¿Qué salió mal? Al director Chuck Russell (La máscara, y futuro responsable de Arabian Nights) le ‘debemos’ la introducción en un papel protagonista de… ¡Dwayne Johnson! Efectivamente: tras encarnar al personaje homónimo en El regreso de la momia, el luchador de pressing catch que por entonces aún se hacía llamar The Rock tuvo su primer rol principal en El rey escorpión. Así que, además de ser bastante aburrido, este remedo de Conan con pirámides es la película responsable de Rompedientes y otras gemas por el estilo.

Carlito’s Way: Rise to Power (2005)

El original: Con Al Pacino y Brian De Palma revisando paisajes ya recorridos en El precio del poder, con un Sean Penn luciendo ricitos y villanía y con una BSO llena de clásicos de la salsa, Atrapado por su pasado fue uno de los mejores thrillers de los 90.

¿Qué salió mal? Reemplácese al genial De Palma por Michael Bregman, director que consiguió su puesto gracias a ser el hermano del productor, y en cuyo currículum anterior (lejos de la cámara, por suerte) estaban los megadesastres Pluto Nash y La sombra. Sustitúyase a Pacino por el galán latino de serie B Jay Hernandez. Y, finalmente, cámbiese la triste historia de amor y redención del original por un cuento de ascensión mafiosa según el esquema de El Padrino. Esta es la receta para que una gran película degenere en una cutreprecuela directa a vídeo.

X-Men Orígenes: Lobezno (2009)

La saga: Tras una primera entrega muy disfrutable y una continuación prodigiosa (las dos a cargo de Bryan Singer) y una tercera algo más discutida, aunque con sus fans, la saga X-Men nos devolvió la fe en el cine de superhéroes. Lo malo fue que, debido a ello, olvidamos lo gafes que son los mutantes.

¿Qué salió mal? Dice Hugh Jackman que hizo lo posible por salvar al filme del desastre, y como nos cae bien nos lo creemos. Dice el guionista David Benioff que su intención era adaptar el cómic Arma-X, una de las historias más brutales del héroe de las garras, y como es uno de los cerebros de Juego de tronos, damos por buenas sus palabras. Pero lo cierto es que Lobezno no fue un bodrio, sino algo mucho peor: una película que no supo ser ni chicha (un buen filme de acción) ni limoná (desperdiciando en cameos brevísimos su atractivo para los mutantófilos). Cruzamos los dedos para que The Wolverine no siga sus pasos.

Halloween: el origen (2007)

La saga: Hacía falta el talento de John Carpenter, y también su tacañería, para conseguir una obra fundacional del slasher como La noche de Halloween. Como suele ocurrir con los seriales de terror de los 80, la primera parte es la única que realmente merece la pena, pero su poder para asustar sigue incólume.

¿Qué salió mal? Vamos a ver, Rob Zombie, ¿qué es lo que más nos acongoja de Michael Myers, el asesino de la máscara? Que mata mucho y de formas muy brutales, vale, pero también que, pese a la sucesión de secuelas (a cuál peor) siguió siendo un perfecto desconocido: sólo sabemos de él que no tiene escrúpulos, que lleva una careta del Capitán Kirk y que odia a Jamie Lee Curtis sobre todas las cosas. Así pues, ¿por qué tuviste que tirar toda la magia por la borda explicándonos el origen del asesino en la primera media hora de tu precuela?

Dos tontos muy tontos: cuando Harry encontró a Lloyd (2003)

El original: Desde luego, no es la mejor película de la historia, pero Dos tontos muy tontos sigue haciéndonos reír gracias a un Jim Carrey y un Jeff Daniels en plena posesión de su estupidez. Y al ingenio de los hermanos Farrelly, claro.

¿Qué salió mal? Al igual que en tantas otras precuelas, aquí experimentamos un caso de la ‘ley de la no conservación del reparto’. Porque sólo con mencionar a Carrey y, en menor medida, a Daniels, se nos escapa la risa floja. Pero si decimos que los protagonistas de Cuando Harry encontró a Lloyd eran Derek Richardson y Erick Christian Olsen, seguramente soltarás: “Pues vale, el tipo de Hostel y uno que salía en Cinco hermanos”. Y, claro, así no se puede.

La matanza de Texas: el origen (2006)

El original: Aquí podríamos hablar del filme con el cual Tobe Hooper revolucionó el género de terror en 1974, y de sus secuelas. Pero no ha lugar, porque La matanza de Texas: el origen es… ¡Una precuela de un reboot! Exacto, lectores, así de bajo ha caído Hollywood.

¿Qué salió mal? Entre las muchas virtudes de La matanza de Texas original, y de su primera secuela, estaba la sátira brutal del garrulismo estadounidense que latía bajo sus atrocidades. Si el remake firmado por Marcus Nispel en 2003 olvidaba dicho punto para ofrecer una rutinaria colección de descuartizamientos, Jonathan Liebesman recayó aquí en el mismo defecto, sólo que de forma más previsible y peor. Ah, que el responsable último de la cosa fue Michael Bay, a través de su productora remakeadora Platinum Dunes… Vale, eso explica muchas cosas.

Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma (1999)

El original: A ver, cómo lo decimos sin sonar trillados: gracias a las tres entregas originales de Star Wars, en especial a El Imperio contraataca, muchos aprendimos a adorar el cine, la ciencia-ficción y a Harrison Ford, no necesariamente por ese orden.

¿Qué salió mal? Íbamos a resumir el atentado contra nuestros recuerdos de infancia que supuso La amenaza fantasma en tres palabras: “Jar Jar Binks”. Pero, tras pensárnoslo, creemos que con dos es suficiente. Y esas palabras son: “George Lucas”. Porque disponer de Ewan McGregor, Liam Neeson, un presupuesto casi ilimitado y unos efectos especiales pioneros en la técnica digital, para entregar una película con la misma pasión y el mismo espíritu de aventura que un percebe gallego tiene muchísimo delito. De los grititos de Jake Lloyd, de los midiclorianos y demás espantos, mejor hablamos otro día: sólo decir que Kathleen Kennedy tendrá que trabajar muy duro para remediar sus consecuencias. Y, no, en 3D no mejora.

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