Para morirse de risa: las 10 mejores parodias de terror

Aprovechamos el aniversario de 'El jovencito Frankenstein' para recordar películas que combinan sabiamente el 'yuyu' con las carcajadas. Por YAGO GARCÍA
Para morirse de risa: las 10 mejores parodias de terror
Para morirse de risa: las 10 mejores parodias de terror
Para morirse de risa: las 10 mejores parodias de terror

Este fin de semana va de monstruos, lectores: si ayer celebrábamos el cumpleaños de Eduardo Manostijeras, hoy toca recordar que, un 15 de diciembre de 1974, Mel Brooks presentó ante el mundo a una criatura irrepetible. Ayudado por el mad doctor Gene Wilder y el jorobado Marty Feldman, el autor de Los productores y Sillas de montar calientes rescató viejos artefactos del laboratorio de la Universal (su creador, el diseñador de producción Ken Strickfaden, los había salvado almacenándolos en su garaje) y, tras el robar el cerebro de un tal A. Normal, los puso a funcionar en la noche tormentosa de rigor. El resultado, que se parecía mucho al actor Peter Boyle, fue bautizado como El jovencito Frankenstein. Y, aún hoy, queda como la mejor parodia de terror jamás rodada.

Ya que hoy celebramos este aniversario, nos ha dado por recordar otras películas en la misma onda. Esas que, partiendo de premisas que dan miedo, acaban haciéndonos reír (voluntariamente). Y que, muchas veces, cuando son buenas de verdad, consiguen combinar el yuyu con las carcajadas. Aquí tenéis una selección, ordenada por géneros y subgéneros.

De monstruos recosidos... El jovencito Frankenstein (Mel Brooks, 1974)

Nos gusta porque... ¿Qué podemos añadir sobre ella que no hayamos puesto ya en nuestra introducción? Pues, por ejemplo, que todavía no tenemos claro si se dice "Frankenstein" o "Frónkonstin", de la misma manera que nos sentimos confusos sobre si pronunciar "Igor" o "Aigor". Lo mejor de esta parodia es que está realizada con tanto amor al original (desde los decorados a la cuidadísima fotografía en blanco y negro) como ánimo irreverente: la mera mención de Frau Blücher (relincho) o de los protagonistas bailando Puttin' on the Ritz en el congreso científico puede provocar agudos ataques de hilaridad en espectadores de todas las edades. En suma, El jovencito Frankenstein sigue haciéndonos cantar aquello de "Oh, dulce misterio de la vida, por fin te he encontrado".

De vampiros... El baile de los vampiros (R. Polanski, 1967)

Nos gusta porque... Sharon Tate aún estaba viva, EE UU era todavía la tierra de las oportunidades y un joven director polaco recién llegado a Hollywood podía permitirse combinar la negrura con el humor sin que la misantropía le poseyera del todo. Pisándole los talones a la Hammer Film en cuanto a exceso y barroquismo (el conde vampiro de Ferdy Mayne podría compartir unos chupitos de hemoglobina con Christopher Lee), un Polanski que hace doblete como actor y director se permite sus propias aportaciones al subgénero, tales que un vampiro gay eemplazando a la arquetípica chupasangres lésbica. Y, además, nos lega un consejo impagable: si algúna vez te enfrentas a un nosferatu judío, no malgastes tu tiempo enseñándole una cruz.

De zombies... Zombies Party (Edgar Wright, 2004)

Nos gusta porque... Quienes no habíamos tenido la suerte de apreciar el trabajo de Wright, Simon Pegg y Nick Frost en la serie Spaced nos llevamos una sorpresa de órdago con esta película. La primera entrega de la 'Trilogía del Cornetto' (rematada este año con Bienvenidos al fin del mundo) se chotea de todo un género con cariño y desparpajo, alternando los gags memorables con los alardes técnicos y poniendo en primer plano la sátira social, según las enseñanzas de George A. Romero. En realidad, más allá de su retrato del varón cervecero y en crisis, el auténtico horror de Zombies Party no reside en escenas concretas, sino en lo que subyace tras el conjunto: el mundo de los cadáveres ambulantes, insinúa Wright, no resulta tan diferente del de los vivos. Y ahora, si nos disculpáis, vamos a tomarnos unas pintas al Winchester.

De fantasmas... Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984)

Nos gusta porque... Aunque parezca mentira, Bill Murray se embarcó en esta película a regañadientes: él lo que quería era obtener financiación para la muy seria (y muy sosa) El filo de la navaja, así que se embarcó junto a Dan Aykroyd y Harold Ramis, coguionistas y compañeros del Saturday Night Live, en un blockbuster de temporada que no le hacía ninguna gracia. Pero eso, a estas alturas, da igual. El legado de Los cazafantasmas pesa tanto sobre la comedia como sobre el terror, y si nos apuran sobre el cine fantástico en general. Diálogos para la historia, efectos especiales de relumbrón y secundarios impagables (Sigourney Weaver, Rick Moranis) conforman una de las mejores películas de los 80, y nos hacen olvidar tanto la flojera de la secuela (1989) como los avatares de esa tercera parte que nunca acaba de llegar. Eso por no hablar de la soltura con la que Murray lleva, aún hoy, la mochila protónica del doctor Peter Venkman.

Del slasher... Scary Movie (K. I. Wayans, 2000)

Nos gusta porque... Vale, su humor es tan sutil como un rinoceronte en celo con sobredosis de esteroides. Y está claro que, trece años después de su estreno, es inevitable desconfiar de cualquier filme con la palabra "movie" en el título, empezando por esas cinco malhadadas secuelas. Pero las cosas como son: tomando como referencia una película (Scream) ya de por sí llena de ánimo satírico, la primera Scary Movie revitalizó el género spoof con una fuerza que no se veía desde Aterriza como puedas. Grosera, referencial, torpona y, en último extremo, descacharrante, esta película nos mantiene en una pura carcajada desde la aparición inicial de Carmen Electra (con recochineo a costa de Prince incluido) hasta esa última secuencia clavadita al final de Sospechosos habituales. Lástima que, con los años, recordáramos aquello de que los peores chistes son los que más se alargan.

Del gore... Braindead: tu madre se ha comido a mi perro (Peter Jackson, 1994)

Nos gusta porque... Antes de ponerse bucólico y mudarse a la Tierra Media, el neozelandés de los pies descalzos era conocido por filmes tan llenos de brutalidad excesiva como de humor bilioso. Algo que llegó a su máxima expresión (tanto comercial como cualitativa) en esta película, agraciada por la presencia de Diana Peñalver y sus muy ibéricas curvas. Las desmadradas y purulentas imágenes de Braindead pueden poner en un serio compromiso al espectador, sometido este al dilema de elegir si se parte de risa o se va discretamente al baño a regurgitar la cena. Y, como en tantas buenas películas de terror, y en tantas buenas comedias, el fondo de la historia apunta a lo plausible: la lucha de una joven pareja contra una madre (o suegra) posesiva hasta lo psicótico.

De momias... Bubba-Ho-Tep (Don Coscarelli, 2002)

Nos gusta porque... Para empezar, Bubba-Ho-Tep representa la unión de dos fuerzas primigenias: Don Coscarelli (El señor de las bestias), uno de esos guerrilleros de la serie B que tan bien caen en esta casa, y el inenarrable Bruce Campbell, que ofrece una de sus mejores interpretaciones encarnando al mismísimo Elvis. O eso dice él, porque este potaje de subgéneros (en el que tienen cabida desde las aberraciones cósmicas de H. P. Lovecraft hasta los clásicos de la Universal) contiene la sabiduría suficiente como para helarnos la sonrisa en los labios enfrentándonos a las realidades de la vejez y la muerte. Tras verla, la frase "Elvis ha dejado el edificio" te provocará un (pequeño) nudo en la garganta.

Del terror satánico... El día de la Bestia (Álex de la Iglesia, 1996)

Nos gusta porque... Tiene a un sacerdote corrompido (Álex Angulo) que busca al mismísimo Anticristo. Tiene la obligada conexión jevimetalera por cortesía de Santiago Segura, a un lóbrego hechicero (Armando de Razza) y a un macho cabrío negro, como mandan los cánones. Pero, de entre todos los monstruos que nos muestra el segundo largometraje del bilbaíno, los que más miedo dan son unos pijos discípulos de Patrick Bateman y una ciudad, Madrid, pocas veces presentada de forma más inhumana y asfixiante. Tras marcar a toda una generación (o a varias) de espectadores españoles, y de llamar la atención en el extranjero merced a su calidad innegable, esta odisea ocultista y barriobajera sigue tan fresca como el primer día.

Del terror clásico... Abbott y Costello contra los fantasmas (Charles Barton, 1948)

Nos gusta porque... Antes de que Mel Brooks y El jovencito Frankenstein llegasen para revivir a los viejos monstruos de la Universal, el propio estudio había hecho sus pinitos en la parodia terrorífica. Y muy bien, además: aparte del dúo cómico más famoso de la época en Hollywood (el estirado Bud, el orondo y quejica Lou), esta película cuenta con los mismísimos Bela Lugosi, Lon Chaney Jr. y Vincent Price, revisando los primeros sus papeles de Drácula y el Hombre Lobo, y poniéndole el segundo voz al Hombre Invisible. Toda una delicia con sabor añejo y denominación de origen.

De todo, en general... La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2012)

Nos gusta porque... Ya hemos insistido mucho en que la aventura de Goddard y de Joss Whedon es uno de los mejores filmes fantásticos de lo que llevamos de siglo. E incluso, pese a los avatares de su estreno en España, sostenemos que merece mucho la pena verla en pantalla grande. Pero nunca está demás recordar sus méritos: además de un filme realizado con precisión y excelencia, La cabaña en el bosque es un formidable sopapo a los modos y maneras del terror contemporáneo, tal y como lo entienden los estudios de Hollywood, y como tal está lleno de citas, guiños y cameos más o menos disimulados. Aquí, parecen decir los autores, hay que elegir entre jugar todos o romper la baraja.

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