Nuestros 'aliens' favoritos de la saga 'Men In Black'

Hace 12 años, Will Smith y Tommy Lee Jones vivieron su última aventura cazando extraterrestres. La última hasta la fecha, queremos decir, porque el poder de la secuelitis es mayor que la de cualquier potencia de otro mundo: este viernes llega a los cines Men In Black III, una secuela algo demorada, pero que nos permitirá ver a la estrella afroamericana viajando en el tiempo para encontrarse con una versión juvenil del borde de su jefe (encarnado por Josh Brolin). Como los protagonistas humanos de la saga siempre chupan cámara, en CINEMANÍA queremos rendir un tributo a esas criaturas que curran tanto o más que ellos en el plató, pero que nunca se llevan el reconocimiento que merecen. Hablamos, por supuesto, de los aliens: aquí tenéis una selección de nuestras criaturas favoritas.

¿Por qué nos gusta? Vale, tiene un carácter de perros (homicidas) y quiere infiltrarse en la Tierra con vete a saber tú qué intenciones. Pero fue la primera criatura que conocimos en Men In Black, y en el fondo nos da un poco de lástima. Aviso para aliens sin papeles: si quieres entrar en nuestro planeta, recuerda que Tommy Lee Jones habla un español estupendo.

¿Por qué nos gusta? En EE UU (bueno, y un poco en todas partes), los funcionarios de correos tienen fama de ser antipáticos y bordes. Sin embargo, este ente extraterrestre tan escuchimizado parece feliz de trabajar en la estafeta del agente K, y no le importa pasarse la jornada laboral encerrado en una máquina. Con esa cara que se gasta, tampoco nos extraña tanto.

¿Por qué nos gusta? La primera vez que vimos Men In Black caímos en la trampa, y pensamos que el verdadero alien no podía ser ese amable ancianito. Cuando descubrimos la sorpresa, primero nos llevamos un susto, y después sentimos mucha pena. No sólo por lo simpático que parecía, sino también porque el felino perdía un dueño muy cariñoso.

¿Por qué nos gusta? Bueno, eso de "gustar" es un eufemismo, porque estamos ante uno de los alienígenas más desagradables de la saga. Pero su aparición es el pretexto para un gag cuyo solo recuerdo nos provoca la risa floja: las patadas en la entrepierna no sirven de nada con él.

¿Por qué nos gustan? En la primera Men In Black, las diferencias de escala y las ideas sobre el universo eran premisas fundamentales. Y, pese a renunciar a ellas, la segunda entrega les dedicó un guiño presentándonos a estas criaturas de gran imaginación filosófica. Nadie hubiera dicho que tomar una tarjeta de videoclub como texto sagrado tuviera tanto fuste.

¿Por qué nos gusta? Adicto al azúcar, de higiene cuestionable, con ideas difusas sobre el vestir (nunca se aclara sobre el modo correcto de colocarse un pellejo humano), insectoide en el fondo... Cada vez que vemos a Vincent D'Onofrio en la primera entrega de Men In Black, nos preguntamos si nosotros no seremos también un poco alienígenas.

¿Por qué nos gustan? De presencia anecdótica en la primera entrega, estas criaturas de aspecto asqueroso, modales cuestionables y tremenda adicción al café pasaron a ser secundarios de lujo en la segunda entrega. La verdad es que, cuando pensamos en ese ascenso, a nosotros se nos suben las esperanzas sobre nuestro futuro laboral.

¿Por qué nos gusta? Sí, lo sabemos, es la villana de Men In Black II, y si por ella fuera la Tierra sería un puñado de polvo cósmico. Pero estamos hablando de una de las extraterrestres más espectaculares de la historia del cine (no en vano tiene la percha de Lara Flynn Boyle) y además es una chica con mucha vida interior. Muchísima.

¿Por qué nos gusta? Elegante, inteligente y siempre con los pies (o las patas) en la Tierra, Frank sólo tiene dos problemas: su carácter es algo difícil, y su apariencia es la de un perro carlino particularmente feo. Pese a ello, como dice el agente J, si estás dispuesto a aceptar consejos sentimentales de alguien que se huele el trasero, no dudes en escucharle.

¿Por qué nos gusta? No hace falta que os lo expliquemos, ¿verdad? Cada vez que revisamos Men In Black II, con su cameo de lujo, recordamos que el 'Rey del Pop' es como Elvis: en realidad no murió, sino que volvió a su planeta.