'Misión: Imposible - Nación secreta'

'Misión: Imposible - Nación secreta'
'Misión: Imposible - Nación secreta'
'Misión: Imposible - Nación secreta'

Quinta entrega de la saga Misión imposible, que aguanta el tirón como octava cinta más taquillera del 2015 a pesar del inevitable agotamiento de una fórmula que vive del más difícil todavía. Misión: Imposible - Nación secreta es también el lanzamiento a vídeo más destacado de un mes de diciembre en el que han brillado por su ausencia los blockbusters. Edición sencilla y en caja metálica y pack recopilatorios de la saga al completo también en ambas versiones.

MI

Hace algo más de una década que Tom Cruise decidió que el lugar que ocuparía en la Historia del cine sería como héroe de acción. Más allá de algún puntual flirteo con la comedia (el último ese naufragio en toda regla titulado Rock of Ages) y de sus cada vez más escasas colaboraciones con cineastas de primerísima división (se cumple ya una década de su última colaboración con Spielberg en La guerra de los mundos) todos sus esfuerzos recientes se centran en thrillers de una tremenda exigencia física en general. Muy especialmente en las diferentes entregas de Misión Imposible. Parece como si en su particular lucha contra el paso del tiempo los desafíos físicos que le plantearan estas películas, cada vez mayores, sumaran puntos (esto es, restaran años) a un icono de nuestro tiempo que a sus 53 años se niega el derecho a dejar de ser ese sonriente adolescente que conocimos en Risky Business. Lo que en buena medida condiciona la manera de ser de películas que pertenecen a Cruise más que al director o al equipo de guionistas.

Lo dejan claro en el audiocomentario y los aproximadamente 45 minutos de extras divididos en 7 piezas cortadas por el mismo patrón y que se manejan entre los 5 y los 8 minutos. Esta última entrega de Misión: Imposible carecía de guión: Cruise, el director Christopher McQuarrie (al que previamente Cruise puso a prueba dirigiendo esa suerte de franquicia menor que es Jack Reacher) y los guionistas se reunieron para decidir cuáles serían las escenas de acción, ese más difícil todavía que se ha convertido en marca de la casa. Y a partir de ahí, cuando ya habían decidido que iban a colgar a la superestrella de un avión en pleno despegue o que le iban a sumergir durante un minuto en un tanque de agua, fue cuando comenzaron a montar una trama que sirviera de argamasa para los puntos fuertes del filme. Otras cuestiones, como el mayor protagonismo de Jeremy Renner o un Simon Pegg que se encarga de poner el punto cómico y aliviar la trascendencia que había rodeado a Protocolo fantasma, se decidieron a partir de ahí.

Así las cosas y en la era del efecto digital en la que todo es posible, casi sorprende más que la propia película revisar esos pequeños making of de las escenas clave del filme. Bien sea porque McQuarrie dota a Nación secreta de un aire de telefilme caro, bien porque los efectos especiales nos han acostumbrado a que todo lo que vemos en la gran/pequeña pantalla sólo ha sucedido realmente en la pantalla de un ordenador, impresiona mucho más asistir al desafío constante (se grabaron una decena de tomas) de un Cruise decidido a colgarse de la puerta de un avión mientras despega (con todos los peligros que ello implica: cualquier pequeña piedra, el golpe de un pájaro o los simples gases que salen de los motores podían haber acabado con su vida) que enfrentarse a esa misma escena tal y como se muestra en la película.

Cuando terminan esos 45 minutos largos de extras con Cruise jugándose la vida puede que Misión: Imposible - Nación secreta no te parezca mejor película de lo que realmente es, pero el respeto hacia el actor y productor, capaz de cualquier cosa para satisfacer a su público,  inevitablemente va a hacerse muy grande.

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