‘‘Mi hijo se llama Elías por Querejeta’’

Hablamos con Thomas Bidegain, guionista de 'Un profeta' y 'De óxido y hueso', sobre el productor vasco, cowboys franceses y su ópera prima, 'Mi hija, mi hermana'
‘‘Mi hijo se llama Elías por Querejeta’’
‘‘Mi hijo se llama Elías por Querejeta’’
‘‘Mi hijo se llama Elías por Querejeta’’

Como en Centauros del desierto, en Mi hija, mi hermana un padre y su hijo buscan a su hermana desaparecida. ¿Era la película de John Ford una referencia para ti?

Por supuesto, aunque no soy el único. En los años 70 y 80 muchos directores se inspiraron en ella. Taxi Driver es un ejemplo.

¿Cuál fue el punto de partida de la película?

Empecé a investigar sobre la yihad para otro proyecto y descubrí que hubo un primer grupo yihadista en el norte de Francia durante la guerra de Yugoslavia. Cuando comenzamos a escribir Mi hija, mi hermana la yihad era una cosa del pasado, pero según fuimos avanzando en el proyecto se convirtió en algo súper presente hasta el punto de que la realidad iba por detrás de la película. Sucedían cosas que ya habíamos escrito. Para que te hagas una idea, cuando rodamos en Rajastán (simulando Pakistán) ocurrió lo de Charlie Hebdo, y el estreno de la película en París coincidió con los atentados.

La historia la protagonizan dos cowboys franceses.

Hay muchas comunidades de cowboys en Francia. Hacen fiestas casi todos los fines de semana y la gente baila line dance, monta a caballo, se viste de vaquero… Inscribir la película en este mundo nos permitía hablar de la comunidad y no sólo de una familia. Al final, los protagonistas son un reflejo del mundo occidental, los que nos vestimos de “americanos”.

Uno de los aspectos más interesantes de la narración es el uso de las elipsis…

Desde el principio quisimos reflejar el desequilibrio que sufre Occidente ante el Islam y que hacen falta varias generaciones para que se encuentre ese equilibrio de nuevo. Por eso transcurre tanto tiempo en la película. Además, las elipsis nos permitieron dividirla en capítulos. Como una serie. Yo quería contar cuatro historias distintas. La primera es la chica que desaparece y el padre que la busca. La segunda es una película de familia, el hijo que se convierte en el padre de su padre. Luego pasa a ser de aventuras y, finalmente, es una historia de amor.

Es también una película sobre lo que pasa cuando tus hijos se hacen mayores.

Es el tema principal, qué hace un hombre cuando sus hijos crecen. No es una peli sobre la yihad, ni sobre los que se van, sino sobre los que se quedan.

¿Por qué elegiste a François Damiens (La familia Bélier) como protagonista? En España estamos más acostumbrados a verlo en comedias.

En Francia también. Porque el padre no es un personaje simpático, es duro, no escucha a su mujer…  François aportaba al personaje algo muy viril, nadie le había ofrecido un papel así. Pero también tiene una humanidad gigante. Nosotros queríamos que el espectador sintiese empatía con su personaje.

Después de una trayectoria tan larga como guionista, ¿qué fue lo que más te sorprendió del oficio de director?

Yo lo que quería era trabajar con actores. Puedes escribir cosas, pero luego lo dices a la oreja del actor y todo cambia. Para mí, escribir es un trabajo y ser director es un estado mental.

¿Se aprende algo del oficio al estar cerca de directores excepcionales como Audiard?

Sí, he tenido mucha suerte, he aprendido muchísimo de todos los directores para los que he trabajado como guionista, pero sobre todo de Audiard. Es que hace mucho tiempo que trabajamos juntos… Así que, no sé, igual él ha acabo aprendiendo algo de mí también.

En Mi hija, mi hermana utilizaste con tu coguionista (Noé Debré) un método similar al que Jacques Audiard ha utilizado contigo en películas como De óxido y hueso o Un profeta.

Así es. Cada día le pedía que tomase notas durante el rodaje sobre los diálogos de los personajes para incorporarlos a las escenas que se rodarían después. Eso hace que la peli permanezca viva.

¿Es verdad que Elías Querejeta fue tu primer jefe?

Tuve ese inmenso honor. De hecho, llamé a uno de mis hijos Elías por él. Trabajé en una distribuidora que había comprado en EE UU. Aprendí mucho de él. Sobre cine y sobre la vida.

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