Regreso a la madriguera de conejo: así es 'Matrix Resurrections'

Lana Wachowski vuelve en solitario al universo creado junto a su hermana Lilly. Lo hace envuelta en secretismo, aroma a reinicio y la intención de volver a subvertir el blockbuster de acción y ciencia-ficción.
Descubre el tráiler de Matrix Resurrections
Matrix Resurrections
Descubre el tráiler de Matrix Resurrections

22 años después de la película original, y 18 años desde el final de la trilogía, llega simultáneamente a las pantallas de todo el mundo Matrix Resurrections. Una cinta en la que se adentra en solitario Lana Wachowski, acompañada en la escritura del guion por David Mitchell y Aleksandar Hemon. 

Una producción envuelta en el secretismo más absoluto, filmada antes y después de la pandemia en San Francisco y Berlín, y de la que una de sus protagonistas, la actriz Jessica Henwick, que interpreta a Bugs, dijo que la propia Lana Wachowski, tras paralizarse el rodaje por culpa de la COVID-19, se planteó dejarla inacabada. 

No es de extrañar, cuando el germen de este nuevo proyecto nace fruto del dolor: la pérdida de los progenitores de ambas hermanas en un breve espacio de tiempo. Si para Lana esa experiencia de duelo le sirvió para querer adentrarse en un universo de confort donde ella podía decidir la vida y muerte de sus personajes, para Lilly, terminada su transición y exhausta tras encadenar El atlas de las nubes, El destino de Júpiter y Sense8, fue el impulso para abandonar el barco.

'The Matrix Resurrections (The Matrix 4)', tráiler

Una nueva mirada

Para Lana Wachowski, el regreso al universo creado junto a su hermana no solo vino provocado por el fallecimiento de sus progenitores, sino por dos experiencias que la marcaron artísticamente: El atlas de las nubes y, sobre todo, el serial Sense8, que ella misma considera su trabajo más autobiográfico.

Muchas de sus formas, tono y estilo se introducen en esta nueva Matrix. Una entrega donde Lana Wachowski quería introducir ese corazón que bullía en el interior de Sense8 y su evolución como cineasta, en el pasado más centrada en una suerte de rigidez y control que partían de la reproducción de los storyboards surgidos de la preproducción, y va hacia un tipo de realización más libre y menos encorsetada a los aspectos técnicos de la realización cinematográfica. 

Un cambio que muchos integrantes del casting de la película mencionan sorprendidos. Neil Patrick Harris está impactado por cómo la cineasta conseguía crear un clima tan íntimo en una producción tan gigantesca y de cómo muchas de esas secuencias no estaban planteadas a partir de storyboards. Chad Stahelski, el coordinador de especialistas de la trilogía original y director de la saga John Wick, alaba el riesgo y la habilidad de Lana Wachowski de no hacer uso de la segunda unidad para rodar ella personalmente las secuencias de acción. O los recuerdos que tiene del rodaje Jessica Henwick: Wachowski ha rodado set pieces de hasta veinte minutos de duración sin un solo corte.

Dichos cambios en el estilo y el tono de la cinta vienen provocados por un relevo en el equipo técnico y artístico de este regreso al universo de Matrix. Bill Pope, el director de fotografía de la trilogía original, es sustituido por los colaboradores de Lana en Sense8, John Toll y Daniele Massaccesi, aunque manteniendo a su director de segunda unidad, James McTeigue. 

Entre los cuatro han conformado una nueva paleta visual y formal, donde las tonalidades esmeraldas han dado paso al uso de la luz natural, en especial la del sol. Una luz solar diferente, en palabras de Lana Wachowski: “En un principio me aterrorizaba, porque no sabía como se iba a comportar. Entonces conocí a John Toll, que me enseñó a amar el sol. Y, amando el sol, me llevó a amar la incertidumbre”. 

Fotograma de 'Matrix Resurrections'
Fotograma de 'Matrix Resurrections'
Warner Bros.

También son sustituidos el compositor Don Davis, por el compositor y cineasta Tom Tykwer, codirector junto a las hermanas de El atlas de las nube; y el supervisor de efectos visuales y creador de la tecnología ‘tiempo bala’, John Gaeta, por Dan Glass. Dicho efecto no tiene la preponderancia visual de sus precursoras, pero es introducido como elemento argumental y metanarrativo de Matrix Resurrections.

Entre el reboot, la secuela y lo meta

A primera vista, el regreso a la eterna lucha entre la humanidad y las máquinas podría traer al recuerdo otros ejercicios de nostalgia como la nueva trilogía de Star Wars o las recientes entregas de Terminator o Cazafantasmas. Pero, en un salto de trampolín sin red, Lana Wachowski consigue una obra que es, a su vez, reinicio nostálgico, continuación directa de Matrix Revolutions y ejercicio y ensayo metanarrativo acerca de la influencia de la saga original y la evolución del blockbuster y el cine de Hollywood de los últimos veinte años. 

Además, es un espejo distorsionado de una realidad contemporánea, hastiada y cínica, potenciada por el auge de unos canales de redes sociales e información digital que se han convertido en una suerte de simulaciones de lo real en sí mismos. Algo sobre todo vislumbrado en la primera mitad de la cinta, lugar donde se encuentran sus elementos más fascinantes e inesperados y donde Thomas Anderson y el espectador se situan a ambos lados del espejo/pantalla.

Dos caras de un espejo distorsionado, cuyo centro neurálgico es el regreso y reencuentro entre Keanu Reeves (Neo) y Carrie-Anne Moss (Trinity). Reeves recuerda la llamada de Lana Wachowski: “Lana me dijo que tenía otra historia que contar, centrada en Neo y Trinity y su historia de amor, algo que me pareció particularmente excitante”. 

Matrix Resurrections
Matrix Resurrections
Cinemanía

Carrie-Anne también recuerda perfectamente como recibió la noticia: “Recibí un mensaje de texto de Lana diciendo: ‘Soy Lana. Llámame cuando puedas’. La llamé desde el coche. Comenzamos a hablar y hablar y, de repente, me dijo: ‘No lo vas a creer, pero he escrito este guion’. Y me explicó de dónde le vino la inspiración para Matrix Resurrections. Llegué a casa, se lo conté a mi marido y creo que comencé a llorar”.

Hibridación de viejos y nuevos rostros

Otros personajes de la trilogía original vuelven a esta nueva iteración de Matrix, tales como Lambert Wilson y su Merovingio (un ‘Elegido’ pervertido por la ilusión del sistema) o Jada Pinkett Smith como Niobe (capitana de la Logos e interés amoroso de Morfeo). Un Morfeo que, en esta ocasión, regresa bajo el rostro de Yahya Abdul-Mateen II, en sustitución de Laurence Fishburne. Un recast que cobra todo el sentido una vez visto el largometraje y del que poco podemos decir para no estropear las múltiples sorpresas que atesora su guion y cuyo intérprete describe así: “Siendo honesto, hay algunos aspectos acerca de la complejidad de este Morfeo que no comprendo del todo”.

Pero quizá los personajes más enigmáticos de esta nueva versión de Matrix son los interpretados por Neil Patrick Harris y Jonathan Groff. El primero, el psiquiatra de un Thomas Anderson que vuelve a tener problemas para discernir la realidad. Sospechosamente le receta unas píldoras azules (a juego con sus gafas), acompañado de un gato negro, metáfora visual del déjà vu. 

El segundo, una suerte de socio empresarial de Thomas Anderson que casualmente replica soliloquios y frases que recuerdan al memorable Agente Smith interpretado por Hugo Weaving. Dos personajes clave, fundamentales para un regreso al universo Matrix que abre la puerta a una nueva y aún más profunda madriguera del conejo a desarrollar en futuras entregas. 

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