Mads Mikkelsen: "El miedo a la muerte es estúpido; la muerte siempre llega"

Hablamos con el actor de 'Hannibal' sobre su pasado de bailarín, su paso por Hollywood y la nueva película de Thomas Vinterberg, 'Otra ronda', una celebración de la vida que deja resaca
Mads Mikkelsen en Otra ronda
Mads Mikkelsen en Otra ronda
Henrik Ohsten
Mads Mikkelsen en Otra ronda

Hace casi 10 años desde que rodaste La caza con Thomas Vinterberg, pero al parecer él llevaba años dándole vueltas a la historia de Otra ronda.

Sí, creo que fue alrededor de 2013 cuando me habló por primera vez de esta historia. Eran ideas sueltas sobre el alcohol, el efecto que tenía sobre la gente. Me habló de Churchill, de Hemingway. Pero luego cambió y cuando leí el guion resultó ser todo lo que habría esperado. No iba del alcohol, iba de abrazar la vida, de no vivir celoso con el pasado o el futuro, de estar en paz con el presente. Me encantó.

La película encuentra a estos personajes en un momento de estancamiento, en plena crisis de mediana edad. ¿Un sentimiento familiar?

Supongo que, por mi trabajo, la gente pensará que no lo es: conoces gente nueva todo el rato, viajas. Pero sí, cada cierto tiempo te paras y te preguntas: “¿Estoy haciendo lo que quiero hacer?”. En mi caso, creo que tengo suerte porque soy bueno siguiendo mis intuiciones. Si siento que algo no funciona, me planteo qué puedo hacer, cómo puedo cambiarlo.

Otra ronda no va sobre alcohol, pero es una premisa interesante. ¿Cuál es tu relación personal con el alcohol?

Probablemente, tenía unos 13 años cuando bebí por primera vez. Tengo un hermano dos años mayor que yo y, aunque no tengas la edad legal, siempre hay alguien que consigue comprar alcohol. Pero el alcohol es parte de mi cultura y de cualquier cultura del mundo desde hace cientos de años.

Hacerse el borracho no parece fácil.

Es una prueba para cualquier actor. Pero algunos llevamos 35 años ensayando [risas]. Supongo que es más fácil lo que hacemos en la mayor parte de la película: cuando estás borracho, pero intentas ocultarlo. Y después, está el otro extremo, que es casi slapstick. Probamos todos esos niveles de borrachera estando sobrios.

Otra ronda, de Thomas Vinterberg
Otra ronda, de Thomas Vinterberg
Henrik Ohsten

¿No necesitaste alcohol para la escena final del baile? Hacía mucho que no bailabas, ¿fue divertido o fue un reto por no estar ya en plena forma?

[Risas] Thomas quería que esa escena estuviera en la película, sí o sí, aunque yo no estaba de acuerdo. No fue divertido, fue mucha presión para mí, ¿cómo lo hacíamos para que no pareciera forzado o pretencioso? Pero lo importante no era el baile, Thomas no quería una escena de Bollywood, lo importante es por qué estalla así, después de todo lo bueno y lo malo que ha pasado en las últimas semanas. Esos movimientos son de alguien que quiere abrazar la vida y también quiere ahogarse en ella.

¿Fue improvisado?

[Se ríe] No, no, trabajé con un coreógrafo. Yo tenía algunas ideas previas y a partir de ahí creamos lo que se ve, adaptado al lugar donde rodamos.

Pero tú eras bailarín antes que actor. ¿Ya no bailas?

Yo nunca soñé con ser bailarín. Disfruté mucho esos 10 años de mi vida bailando y los agradezco porque me abrieron las puertas del teatro, me enseñaron otra forma de expresarme. Pero ya no bailo.

Otra ronda, de Thomas Vinterberg
Otra ronda, de Thomas Vinterberg
Henrik Ohsten

Tu carrera siempre ha ido de lo pequeño a lo grande y al revés. De Torremolinos 73 a Casino Royale, de La caza a Rogue One o la serie Hannibal. ¿Te sientes más cómodo en películas más cerca de casa como Otra ronda?

Creo que siempre he tenido la suerte de poder trabajar por todo el mundo, de cambiar mucho de registro, de poder modular las ambiciones. Me siento muy satisfecho en ambos mundos. Crecí, como tantos, viendo películas de Hollywood y, de pronto, formar parte de esa industria me encanta. Pero no podría hacer solo eso o solo este tipo de dramas. A veces te apetece también tener una espada en tus manos.

Pero es verdad que en estas grandes producciones parece que te ven más como el villano. Aunque haya excepciones.

Sí, he hecho unos cuantos villanos en Hollywood, pero también gente normal y locos. Además, creo que los villanos de hoy no son los del cine de hace 40 años, malos, malísimos, que dan miedo. Ahora pueden llegar a tener algo de razón incluso. Y en esa variedad de villanos encuentras papeles muy distintos.

¿Y por qué te ven en esos papeles?

Porque tengo un acento gracioso, supongo. [Se ríe].

Sin embargo, en el otro extremo, Vinterberg te ha dado papeles de hombres normales, de mediana edad, hasta aburridos como este de Otra ronda o el de La caza.

Sí, es verdad. Si algo tienen en común estos dos profesores es que son gente completamente normal, no esconden nada. Es lo interesante del cine de Thomas, en esa normalidad que todos podemos reconocernos de repente encuentra un giro dramático que te revuelve todo.

La película celebra la vida, pero enfrentando la mortalidad.

Sí, es parte del proceso. Lo más decepcionante, incluso deprimente de cumplir años es que deja de ser solo un número, porque cada vez te va quedando menos y si te gusta la vida, es terrible. Mis padres murieron los dos el año pasado y, además de ser muy doloroso, te da una bofetada de realidad: esto es la vida. Pero tampoco puedes vivir con el miedo a la muerte, es estúpido porque la muerte siempre llega. Como la película dice: “Yo solía ser buen profesor, ¿qué ha pasado?”. Si estás mal, tienes que encontrar de nuevo tu amor por el trabajo, por la vida, por tu familia… por eso la película es muy intensa.

Otra ronda se estrena el 9 de abril.

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