Los festivales de cine, en jaque por la crisis

Animadrid y la Mostra de Valencia han sido suspendidos. Punto de Vista y otros pequeños encuentros se tambalean, e incluso los certámenes grandes como Gijón y la SEMINCI sufren recortes. ¿Cuál es el futuro de nuestras citas de cine? Por YAGO GARCÍA
Los festivales de cine, en jaque por la crisis
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Los festivales de cine, en jaque por la crisis

La noticia llegó el pasado 28 de septiembre: la Mostra de Valencia, un veterano festival de cine con 32 ediciones a cuestas, cerraba sus puertas por decisión del ayuntamiento. La alcaldesa de la ciudad levantina, Rita Barberá (PP), anunciaba la cancelación del certamen a fin de destinar los 1,7 millones de euros de su presupuesto a “otras cosas que también son necesarias”. Todo ello aliñado por las declaraciones del director de la Mostra, Salomón Castiel, quien afirmó el pasado verano, durante el Festival de Málaga, que dedicaba al certamen valenciano “sus ratos libres, en casa y por las noches”. El contrato de Castiel había sido rescindido en julio.

La Mostra de Valencia no ha sido el único certamen de cine en caer este año: las ediciones de 2011 y 2012 de Animadrid, el festival capitalino de cine de animación, han sido también canceladas, y en la web de CINEMANÍA nos hemos hecho eco de la situación del certamen Punto de Vista de Pamplona, que sorteaba una difícil situación económica convirtiéndose en bienal. Si en 2009, según datos del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA) España albergaba aproximadamente 233 festivales de cine, ese número puede verse drásticamente reducido en fechas venideras. Todo ello pese al aumento del 20% en el presupuesto del Ministerio de Cultura para apoyar las citas cinematográficas: una suma que en 2010 ascendió a los 3 millones de euros, y que durante la primera mitad de este año habría beneficiado a 78 festivales con 594.000 euros de subvenciones, además de a eventos como la gala de los Goya.

¿Cuándo y cómo comenzó la crisis de los festivales? Según el ex director del ICAA Ignasi Guardans, “esto no es algo que afecte sólo al cine, sino que toca a todas las actividades culturales”. Desde Suiza, Guardans niega de forma tajante que, durante su permanencia al frente de la institución, afirmase que en España “sobran” festivales. “Cada uno tiene su propio espacio, y en muchas ciudades (o incluso en comunidades autónomas enteras) son la única forma de ver un cine menos comercial”. “Lo que pasa con los festivales”, ha avisado antes, “tiene que ver con un desequilibrio presupuestario: tenemos una parte muy importante de certámenes que viven del erario público, sin patrocinio o con muy poco acceso a capital privado, que muchas veces viene de las cajas de ahorros”. Dejando claro, además, que el ICAA “da dinero a la mayoría de los festivales, aunque para aspirar a su ayuda estos tienen que haber celebrado un mínimo de cinco ediciones”.

LOS GRANDES RECORTAN…

La crisis de los festivales no significa necesariamente cancelaciones, eso sí. También puede suponer cambios de periodicidad, o esos recortes presupuestarios de los que últimamente nadie se libra. “Para hacer el festival, y hacerlo bien, necesitamos 3 millones de euros”, explica Javier Angulo, director de la SEMINCI de Valladolid y ex director de esta revista. “Este año contamos con 2,5 millones, más de la mitad de los cuales vienen del Ayuntamiento y el resto de la Junta de Castilla y León, el Ministerio y otras entidades públicas”. Sólo en tercer lugar, explica, llegaría el apoyo privado de entidades como Caja Duero: esta caja de ahorros, de hecho, estuvo a punto de suspender su aportación a la SEMINCI 2011, algo que no llegó a suceder. “Primero anunciaron que no darían nada, y después lo dejaron en 80.000 euros”, apunta Angulo. “Nos reunimos con ellos y les explicamos que la SEMINCI es un tesoro, que lleva en esta ciudad 56 años y que ha traído a Ken Loach, Robert Guediguian o Ingmar Bergman, además de servir de plataforma a directores españoles como la propia Ángeles González Sinde o Fernando León de Aranoa”.

Angulo remacha afirmando que “el espectador no notará la merma en el presupuesto”, pero sí faltarán en la SEMINCI “los eventos que rodean al festival, y que le dan glamour y vida”, como conciertos o exposiciones. El director de la SEMINCI recuerda haber vivido el fin de la Mostra de Valencia “como una conmoción”. Y avisa de que “vamos a ver cosas muy gordas, con un panorama de ayuntamientos endeudados y presupuestos a la baja”.

“Esto [la crisis de los festivales] se veía venir desde hace tres años por lo menos”, nos cuenta el director del Festival de Gijón, José Luis Cienfuegos. Otro de los certámenes más prestigiosos de España, Gijón también ha padecido recortes presupuestarios, lo cual afecta a unas cifras que (recuerda su máximo responsable) no se van en frivolidades, precisamente: “El presupuesto nominal [de Gijón] se queda en unos 858.000 euros, pero si se valoran los gastos reales del festival nos quedamos en un millón y medio”. Todo eso, añade, “ajustando los presupuestos hasta el límite” y dejando claro que “todo se va en infraestructura”. “Tenemos la suerte de que la hostelería local se implica: los restaurantes y los hoteles de la ciudad colaboran, porque para ellos el festival también es ventajoso”, apunta.

Consultado sobre una posible sobrepoblación de festivales de cine en España, Cienfuegos admite que puede haber habido “una cierta burbuja”, indicando que “hay algunos más prescindibles que otros” y que en algunos casos las programaciones “se fotocopian”. En su opinión, lo que más ha perjudicado a algunos certámenes es una tendencia a sobredimensionar los premios en metálico. “Hubo un momento en el que surgieron festivales con premios muy cuantiosos, lo cual arrastró a otros, pequeños y grandes, a hacer lo mismo”. Y, claro, “los premios hurtan un porcentaje del presupuesto”. Entre unos factores y otros, el director del festival asturiano apunta que “cada uno recorta de donde puede y donde quiere”.

…Y LOS PEQUEÑOS SUFREN

A Koldo Lasa, director de la Fundación INAAC, se le nota a la vez muy cansado y con muchas ganas de hablar. No es para menos: la entidad que dirige es la responsable del Festival Punto de Vista de Pamplona, un certamen de cine documental que, pese a haber obtenido un alto reconocimiento en todo el mundo, ha estado a punto de desaparecer este año tras su sexta edición. “El Gobierno de Navarra hace un ajuste presupuestario que reduce nuestro presupuesto al mínimo, prácticamente”, explica. “Entonces nosotros, que organizamos el festival durante todo el año, tenemos que parar nuestra actividad porque no hay ingresos. Nuestro director artístico publicó una carta abierta alertando de la situación mientras negociábamos con las instituciones”. Según prosigue Lasa, las opciones barajadas en la negociación fueron tres: “O el festival se suspendía, o lo aplazábamos sine die, o lo convertíamos en bienal mientras durase la crisis”.

punto_de_vista_apoyo_pamplonaAfortunadamente, se tomó la tercera opción, y Punto de Vista no ha muerto: aunque su edición 2011 no se celebrará, la organización del festival lleva a cabo eventos junto a la Filmoteca de Navarra en la programación Foco Punto de Vista. “Nuestro festival es pequeño: su presupuesto no llega a los 300.000 euros”, nos informa Lasa, indicando además que “estando tan cerca del País Vasco, ni nos planteamos el competir con Donosti o Bilbao”. El director de INAAC no cree tener “autoridad” para evaluar la población de festivales en España, pero sí admite haber visto “una hiperinflación de festivales de cortometrajes”. Además, prosigue, “cuando un festival está muy especializado tienes que ver a qué ámbito corresponde y qué puede aportar, porque el festival, te guste o no, es parte de una industria cultural”. Sin olvidar los dimes y diretes políticos: “A mí me han llamado para preguntarme por Punto de Vista, porque en según qué medios queda bien decir: ‘¡Lo ha liquidado el Gobierno de Navarra!”.

“Estoy de acuerdo con que en España sobran festivales, muestras, semanas de cine…”. Son palabras de Piluca Barquero, directora del Festival de Cine Político de Ronda, un certamen que estuvo a punto de acabarse tras celebrar una sola edición. “Pero tienen sentido los más específicos como el nuestro, que es prácticamente único en Europa”. Los problemas del Festival de Ronda estuvieron aliñados, además, con los problemas legales del ex alcalde José Antonio Marín Lara (PSOE), detenido el 28 de septiembre por corrupción. “Se nos ha intentado vincular con ello, pero el festival no fue iniciativa del alcalde sino del equipo que lo organiza”, comenta Barquero. Sin embargo, la directora sí admite que el cambio consistorial tras las elecciones de 2010 fue “una primera alarma, porque te planteas cuáles serán los intereses de la nueva corporación”.

Tras una reunión con la actual alcaldesa de Ronda, María de la Paz Fernández, quedó dicho que el Festival de Cine Político continuaría entregando su Goyesca de Oro, aunque es probable que lo haga cada dos años en vez de anualmente. “Ha habido un agujero en las cuentas del ayuntamiento, no se ha hablado de cancelación”, explica Piluca Barquero. “Recortaremos gastos en directores invitados, por ejemplo [el huésped de honor de Ronda 2010 fue Ken Loach] y esperaremos que no se convierta en bienal”.

LA SOLUCIÓN, ¿LA ALFOMBRA ROJA?

“Un festival son cinco cosas: un acto de amor, un evento donde se exhiben películas, un punto de encuentro para el público, un bien para la ciudad y una plataforma para los cineastas”. Son palabras de Javier Angulo, de la SEMINCI de Valladolid. Y el propio Angulo admite que, para llevar a cabo ese quinteto, hace falta una cosa: dinero. Un dinero que, en plena crisis de las instituciones, cada vez cuesta más encontrar. Con una larguísima trayectoria y 60.000 espectadores en su última edición, Angulo confía en que las instituciones sigan apoyando el certamen pucelano “no por cuestión de ideología, sino de sensibilidad”. Ahora bien: esas instituciones están cada vez más endeudadas, y aunque “un patrocinio se hace por prestigio, y el prestigio vende”, en España no sobra la cultura del mecenazgo salvo en el caso de las cajas de ahorros. “La empresa privada”, dice, “tiene que pensar en la cultura en estos términos, y no sólo para desgravar a Hacienda”.

Hablando con otros responsables de festivales, se nota la diferencia de criterios a la hora de hablar de la rentabilidad. “¿Cómo se mide la rentabilidad de un festival?”, se pregunta Koldo Lasa, de Punto de Vista. “¿Hacemos una división entre lo que cuesta y el número de espectadores? ¿O un estudio de medios para ver si mejora la imagen de Navarra?”. Son preguntas retóricas, claro: Lasa se muestra orgulloso de la entidad del certamen pamplonés, que ofrece “la posibilidad de disfrutar del cine y ver de cerca a los directores”, algo que se mide en términos “no de rentabilidad económica, sino de rentabilidad cultural”. Pero también admite que “los festivales sólo salen en los medios si traen grandes nombres y una alfombra roja con celebrities, pero es importante que el gran público tenga libertad para elegir”. Piluca García Barquero (Ronda) y José Luis Cienfuegos, de Gijón, también reconocen esta falta de interés en la iniciativa privada: la primera afirma que “los festivales más recientes serán los primeros en caer, porque son los más pequeños y los menos conocidos”, comentando que “a lo mejor las cadenas de TV y similares pueden ayudar”. El segundo, por su parte, considera que buscar fórmulas alternativas de financiación “va a ser difícil”.

“Esto es un círculo vicioso, o virtuoso según se mire”, añade Ignasi Guardans. “Los patrocinadores necesitan un retorno a su inversión, en forma de beneficios fiscales, para no perder dinero. Eso se consigue con presencia mediática y glamour. Y traer a las estrellas para que den glamour a un festival cuesta dinero.”. A lo cual se añade, indica, que “la fiscalidad del mecenazgo al cine, en España, es muy cicatera, y más complicada que la dedicada a los museos, el teatro o la música”. José Luis Cienfuegos, por su parte, tiene algo más que añadir: “Cuando los festivales desaparecen, entonces se fijan en ellos medios que, normalmente, no se hacen eco ni de su palmarés. De repente ves eso y dices: ‘¿Tanta atención ahora que desaparecen?”.

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