Los 10 romances más musicales del cine

Amoríos reales o de ficción que tienen algo (o todo) que ver con locales de ensayo, estudios de grabación y salas de conciertos.
Los 10 romances más musicales del cine
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Los 10 romances más musicales del cine

Ella es una de las artistas pop más importantes del mundo, él es un actor en alza al que además le encanta bailar. Efectivamente hablamos de la pareja del verano, Tom Hiddleston y Taylor Swift. Este nuevo amor estival nos ha dado para recordar algunos de los romances más musicales. Tanto en la vida como en el cine, los locales de ensayo, los estudios de grabación y las salas de conciertos son campo abonado para los amoríos más grandes que la vida, sin importar géneros o números. Aquí te ofrecemos unos ejemplos selectos.

En la cuerda floja (James Mangold, 2005)

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Los amantes musicales: Johnny Cash (Joaquin Phoenix), el macarra más ilustre de la música country, y la muy religiosa June Carter (Reese Witherspoon).

¿Realidad, o ficción? Realidad. Él era un adicto a las anfetaminas que se carteaba con Bob Dylan, y ella una señorita muy recatada descendiente, para colmo, de una de las dinastías más renombradas (y conservadoras) de la música tradicional estadounidense. Pero su historia de amor y canciones camperas cuajó tanto en nuestro mundo como en la pantalla: Whiterspoon (ganadora del Oscar) y Phoenix (nominado) supieron transmitirla muy bien en una película que echaba tierra sobre algunos de los mayores excesos del 'Hombre de Negro'.

Una maravilla con clase (Howard Deutch, 1987)

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Los amantes musicales: Watts (Mary Stuart Masterson), baterista vocacional, y Keith (Eric Stoltz), ese compañero de clase por el que suspira desde pequeñita.

¿Realidad, o ficción? Ficción teen y ochentera, como no podía ser de otra manera andando de por medio John Hughes (aquí, productor). Después de que la actriz Molly Ringwald presionara para cambiar a traición el final de La chica de rosa, Hughes y el director Deutch se desquitaron con este filme, que le da una vuelta de tuerca social a las premisas de su obra anterior: aquí es el obrero Stoltz quien suspira por una niña pija (Lea Thompson, futura esposa del director) mientras que la pobre y pelicorta Masterson se debate entre sufrir en silencio o ceder ante las asechanzas de Craig Sheffer y su Chevrolet Corvette.

Control (Anton Corbijn, 2007)

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Los amantes musicales: Ian Curtis (Sam Riley), el depresivo y epiléptico cantante de los Joy Division, y Annik Honoré (Alexandra Maria Lara), periodista musical.

¿Realidad, o ficción? Realidad, y de las que duelen. Tal vez Curtis y su banda fuesen el grupo británico más influyente después de los Sex Pistols, pero si nos atenemos a las memorias de su viuda Deborah Curtis (aquí, una sufridora Samantha Morton) también era un grandísimo egocéntrico al que sus enfermedades, por un lado, y su propensión a meterse en líos adulterinos, por otro, condujeron al suicidio. Si pasas de melodramas y te interesa más la faceta sónica del asunto, te aconsejamos el documental Joy Division (Grant Gee, 2007).

Dreamgirls (Bill Condon, 2006)

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Los amantes musicales: Deena Jones (Beyoncé Knowles), cantante ambiciosa, y Curtis Taylor Jr. (Jamie Foxx), empresario musical de escasos escrúpulos.

¿Realidad, o ficción? Ficción... según se mire. Dreamgirls viene a ser un relato en clave de las andanzas de Diana Ross, su grupo The Supremes y la discográfica Tamla Motown. Y, dado que la Ross fue amante (primero) y esposa (después) de su jefe Berry Gordy Jr., y que se quitó de encima sibilinamente a su compañera de banda Florence Ballard (con la cual, a diferencia de Beyoncé y Jennifer Hudson en el filme, no se reconcilió jamás), pues como que todo resulta de lo más evidente.

Sid y Nancy (Alex Cox, 1986)

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Los amantes musicales: Sid Vicious (Gary Oldman), bajista (o así) de los Sex Pistols, y Nancy Spungen (Chloe Webb), groupie, camello y esquizofrénica.

¿Realidad, o ficción? Pues, por desgracia, realidad. Puede que Vicious tuviese severos problemas cognitivos, y que andara escaso de talento musical, pero lo cierto es que una vez convertido en pareja de Spungen (quien se lanzó a por él tras ser rechazada por el cantante John Lydon) experimentó una fulminante conversión de chaval majo a piltrafa heroinómana. La película de Cox, sobrada de talento interpretativo pero baja en fidelidad a los hechos, acabó de cimentar el mito de una relación tan lamentable como autodestructiva.

Casi famosos (Cameron Crowe, 2000)

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Los amantes musicales: William Miller (Patrick Fugit), el colaborador más joven de la revista Rolling Stone, y Penny Lane (Kate Hudson), groupie legendaria donde las hubiera.

¿Realidad, o ficción? Una vez más, depende. Está claro que Crowe fue reportero de Rolling Stone, que el grupo Stillwater es un híbrido de la Allman Brothers Band y Led Zeppelin, y que los titanes del rock de los 70 se intercambiaban groupies habitualmente. Pero sólo el cineasta sabe si realmente vivió una historia de amor no correspondido como la que relata esta película. Por no hablar de ese desvirgamiento en grupo que es, en sí, un momento mítico.

Velvet Goldmine (Todd Haynes, 1998)

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Los amantes musicales: Brian Slade (Jonathan Rhys-Meyers), el rey del glam británico, y Curt Wild (Ewan McGregor), rockero americano aficionado al poder en crudo y los paseos por el lado salvaje.

¿Realidad, o ficción? Otro relato en clave, lectores, y van... El caso es que, siempre con la reivindicación gay por bandera, Todd Haynes cimentó este filme sobre las presuntas relaciones que David Bowie habría mantenido con Lou Reed e Iggy Pop. Si bien puede alegarse que el enfoque de Velvet Goldmine es sensacionalista con ganas, lo cierto es que Bowie se negó terminantemente a colaborar en la producción (lo cual obligó a reemplazar sus canciones por temas de Roxy Music). Y no es por nada, pero quien se pica...

The Runaways (Floria Sigismondi, 2010)

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Las amantes musicales: Joan Jett (Kristen Stewart), guitarrista aguerrida, y Cherie Currie (Dakota Fanning), cantante con la urgente necesidad de hacérselo mirar.

¿Realidad, o ficción? Fiel a su costumbre de hablar a las claras, Joan Jett nunca ha desmentido el hecho de que Currie y ella tuvieron escarceos amorosos durante el periplo de su banda: la madre de las riot grrrls sólo puntualiza que ambas nunca llegaron a formar una pareja como tal. Tal y como nos las presenta The Runaways, esas intimidades fueron una de las pocas cosas agradables que reportó la existencia del primer grupo de rock duro formado por mujeres.

Hedwig y the Angry Inch (John Cameron Mitchell, 2001)

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Los amantes musicales: Hedwig (J. C. Mitchell), cantante transexual a su pesar, y Tommy Gnosis (Michael Pitt), el niñato que le robó las ideas para convertirse en una estrella.

¿Realidad, o ficción? Pues, por una vez, ficción sin duda alguna: además de un musical inclasificable y muy divertido, Hedwig... es una empanada mental (dicho esto con cariño) en la que se dan cita reflexiones sobre los roles de género, la historia del rock y diversas consideraciones filosófico-religiosas resumidas en sketches de animación. Actualmente se prepara una versión para Broadway que protagonizará Neil Patrick Harris.

Once (John Carney, 2006)

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Los amantes musicales: Glen Hansard, músico escocés con muchos pájaros en la cabeza, y Marketá Irglová, inmigrante checa que será su pareja personal y artística ¿para siempre?

¿Realidad, o ficción? Realidad, pero con truco: mezcla de documental y ficción, Once llamó la atención sobre las canciones de Carney e Irglová (una de las cuales, Falling Slowly, se llevó el Oscar correspondiente), enamoró a los espectadores y lanzó al dúo en una gira multitudinaria... La cual, como revela el documental The Swell Season (2011), acabó distanciando a una pareja cuyos miembros, después de todo, nunca habían tenido demasiado que ver entre ellos.

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